Capítulo XXV (En contra de mi sangre)

19.1K 1.4K 365
                                    

P.O.V. Alma:

El momento llegó, y creo que mi cuerpo estaba tan tenso y ansioso que no podía reaccionar ante la situación. 

Una parte de mí quería saltar encima de mi madre a abrazarla y llorar de alegría, pero la figura de Víctor a su lado, me provocaba un contraste de emociones, dejándome inmóvil.

—Hola, porquería —me saludó Víctor Valt de manera despectiva.

Rompió el silencio, de manera burlona y soberbia, cosa que ya me veía venir.

Por más grosero que sea, él siempre quería una reverencia, porque sino terminaba mal.

Suspiré tratando de no hacer ningún gesto molesto e hice una reverencia de mala gana.

—Sigues igual de obediente —dijo mirándome de arriba a abajo, provocándome asco. 

Mi madre aún seguía agarrada por él, pero sus ojos ya lagrimeaban al verme. Creo que se aproximaba una catarata de emociones que ni yo me imaginaba. 

El rey Víctor Valt jamás cambió, sus ojos carmesí siempre oscurecidos y su rostro serio y enojado, como si cada ser a su alrededor fuera una molestia. Tenía un muy leve parecido al señor Juliann por su nariz, ¿Pero luego? era un viejo totalmente desagradable. Agradezco que él no tiene el poder de leer una mente, porque sino estaría a metros bajo tierra por todo lo que he maldecido frente a su rostro. 

Cuando él estaba en el castillo, el señor Juliann me pedía que no salga, porque si Víctor se enojaba conmigo, él no podría hacer nada. Bah, podrían pelear, pero no terminaría bien. 

La situación se volvía más incontrolable, y creo que el viejo vampiro notó que la distancia nos torturaba mutuamente, por lo que decidió actuar. 

—Ve, tienes unos minutos. —Víctor soltó a mi madre, e inmediatamente ella corrió hasta abrazarme.

Comencé a llorar apenas abrazarla, derramando todas las lágrimas que contuve todos estos años, mientras me acurrucaba en sus hombros y percibía su aroma tan característico, como si un recuerdo se hubiese desbloqueado en mi mente. 

La escuché llorar de igual manera, mientras sus brazos me contenían fuertemente.

—Mi niña... —susurró entre llanto —¡Estás tan preciosa! Has crecido tanto...

Sonreí asintiendo mientras las lágrimas seguían cayendo sin control. Estuvimos así un par de minutos, y yo me mantuve callada, porque el llanto no me permitía articular ni una palabra.

Luego de esto, nos separamos. 

El señor Juliann llegó a la sala, esta vez tenía un traje negro y su cabello algo despeinado. Controlé ese impulso de morder mis labios y sonreír como boba al verlo. 

—Buenos días, Irene. —el señor Juliann miró a mi madre y ella no respondió.

—Me imagino que habrás cuidado bien de ella. —lo miró seria y él alzó una ceja.

—No me gusta que cuestionen mis formas —dijo serio —sea cual sea su opinión de cómo cuidar a una persona, ella está bien.

Ella suspiró y volvió a mirarme. 

El señor Juliann se acercó a su padre y le dijo algo en voz baja, cosa que no pude escuchar. 

—Mamá, tengo muchas preguntas, y quiero aprovechar este momento... —la miré y ella asintió —pero quiero hablar contigo en privado.

—Nada de charlas privadas. —Víctor nos miró amenazante.

—Déjalas hablar  a solas. —el señor Juliann miró a su padre y este achinó los ojos. 

Mi vampiro favorito (EN EDICIÓN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora