Capítulo XXXIII (Muñeca)

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P.O.V. Alma: 

Los golpes se hacían más fuertes, no quería irme con ellos, sabía que debía defenderme. 

¡Y vaya que debía! Porque al no responder, la puerta se abrió con un golpe muy fuerte, dejando ver a esa mujer de traje blanco. 

―¡No voy a irme! ―grité y me paré firme, aunque por dentro estaba totalmente asustada.

―¿No vas a venir con tu familia? ―ella frunció el ceño y se acercó a mí, pero yo me puse en posición de ataque.

―No. ―dije seca y comencé a recordar todo lo que el señor Juliann me enseñó por si debía actuar.

―Son unos monstruos que solo quieren usarte. ―ella me miró y trató de calmarme ―Sea como sea, nuestro padre quiere conocerte.

Mi corazón saltó al escuchar "Nuestro padre". 

―Creo que la chica ya sabe quiénes son realmente su familia, y precisamente no son ustedes ―la voz de Joaquín resonó en la habitación, parecía molesto y sus ojos estaban oscurecidos. 

La mujer sacó un arma de su bolsillo y le apuntó. 

―¡NO! ―Grité enojada y me tiré sobre ella tirándola al suelo. 

Sí, la logré distraer, en menos de cinco segundos Joaquín me empujó a un lado y comenzó a pelear con la mujer. 

―Mierda, Anya ¡Por favor aparece! ―Pensé preocupada.

Me uní a la pelea apenas pude, aunque nada de esto era una batalla limpia, y lo supe cuando ella sacó un cuchillo lleno de un líquido verde. 

La mirada de Joaquín mostró algo de preocupación al ver el cuchillo, lo suficiente para que se distraiga un segundo, pero me interpuse y bloqueé el ataque con mi brazo. 

Un grito desgarrador brotó de mi garganta al sentir el filo atravesar una parte de mi muñeca, mientras el rostro de enojo de la cazadora se volvió demasiado evidente. 

―¡Mierda! ¡Se supone que es para vampiros! ―exclamó enojada. 

Ella aprovechó que mi brazo estaba herido para volver a la pelea, pero Joaquín me empujó lejos. 

―Vete de aquí, Alma ―gritó molesto Joaquín ―¡Ahora! ¡Corre y ni se te ocurra mirar hacia atrás!

Lo miré por unos segundos, y sentí ese "Gracias" con la mirada, pero entendí que mi mayor tarea ahora era correr. Me escapé de la habitación rápidamente, no sin antes escuchar a la mujer hablar : "No durarás mucho, chupasangre"

Algunos cazadores entraron al castillo y los nobles se encargaban de la situación, cada vez habían más. ¿Cómo en tan poco tiempo todo se descontroló? Mi mente no dejaba de pensar en quienes más quería...

Corrí por los pasillos buscando un lugar donde esconderme, aunque lo más probable es que me encuentren, así que me decidí por escapar. No tenía tiempo de pensar, debía salir de aquí cuanto antes. 

Llegué a una de las puertas de salida y salí inmediatamente para comenzar a correr, miré de reojo y pude alcanzar a ver al señor Juliann peleando contra muchos cazadores, muchos se retorcían en el suelo por el fuego que este largaba. Mi pecho dolió al saber que no podía ayudarlo, creo que no sería la mejor decisión en este momento. 

Logré llegar al principio del bosque, donde allí pude gritar entre llanto, me odiaba por estar escapando en vez de hacer algo. 

Miré la herida de mi brazo y apreté mi mandíbula ahogando más gritos de dolor. 

Mi vampiro favorito (EN EDICIÓN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora