19

197 8 5
                                    

El martes por la mañana, las hermanas Valencia se van de compras.

Por más de dos horas estas chicas recorren tienda tras tienda en busca de los zapatos y accesorios que lucirá Mayita el día de su boda.

Cerca de las dos de la tarde vuelven a casa.

-¡Listo! Yo contigo no tengo nada más que hacer. Puedo irme a bailar libremente -expresa Cecy feliz, al dejar a su hermana en casa.
-Sí, claro. Adiós -responde con tristeza Maya, mientras la ve salir.

La escritora cree que pasará la tarde sola en casa, siendo su nana su única compañía. Sin embargo, cerca de las cinco recibe una visita totalmente inesperada.

-¿Qué hacen aquí? -expresa muy emocionada, teniendo frente a ella a Yair y Adrián.
-Venimos a secuestrarte un par de horas -contesta Adrián.
-¡Me encanta! Me encanta que estén aquí, me encanta que de nuevo estemos los tres juntos -expresa y los abraza fuertemente.
-Es verdad, tenía casi diez años que no estábamos los tres -menciona Adrián, sonriendo.
-¿Entonces sí nos aceptas invitarte un café? -pregunta Yair.
-¡Obviamente! -confirma Maya, más que feliz.

Enseguida anuncia a su nana que saldrá con sus amigos y que probablemente, no llegue a cenar.

En las horas siguientes, la joven disfruta de una larga y divertida charla con esos dos chicos que en los últimos años a pesar de la distancia, han sido parte fundamental de su vida.

Cada uno cuenta con lujo de detalles lo que le ha sucedido en los últimos meses. Además de compartir la gran alegría que representa para todos la futura boda de Mariela.

El tiempo pasa sin que se den cuenta y la hora de cenar llega. Es por eso que deciden quedarse en aquel restaurante y deleitarse el paladar con una deliciosa pasta.

Después de esto, Adrián les propone continuar la fiesta en uno de sus antros preferidos.

-Sería algo así como tu pre-despedida de soltera -señala Yair, y se carcajean los tres.

Mayita agradece con el alma tal invitación, pero también la rechaza argumentando que esta noche no tiene ánimos para tomar.

Al volver a casa, Maya se siente un tanto extraña. A pesar de estar bastante contenta de haber visto a sus amigos; una molestia en el estómago, náuseas y un leve dolor de cabeza son los que aquejan a la joven, tanto que lo único que desea es descansar.

Es por eso que pide a su nana llevarla a su habitación para ponerse la pijama y acostarse a dormir cuanto antes.

Llega un nuevo miércoles, y esta vez es Ricardo quien de muy buena manera acompaña a su hermana al hospital del doctor Morales para la sesión de terapia física.

Posteriormente los jóvenes regresan a casa, donde Ricky se apresura a bañarse y arreglarse para irse con los amigos a pasear y luego a la universidad.

Sara y Cecilia también salen de casa antes de la comida, dejando solas a Maya y a Carmen nuevamente.

Sintiéndose triste, Mayita se sienta a la mesa para comer, aunque siendo sinceros no tiene ni tantita hambre.

Por la tarde, Santiago llama a su mujer como todos estos días para contarle lo bien que le ha ido en el congreso y lo mucho que ha aprendido en las conferencias.

Ella lo escucha con atención y utiliza esos minutos para distraerse y sentir a su pareja cerca, aunque haya entre ellos miles de kilómetros.

Santiago está seguro de que su novia no la está pasando nada bien, pues a pesar de que no se lo ha dicho abiertamente, él sabe que nunca le ha gustado quedarse sola en casa.

"El pedacito de cielo de un Ángel"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora