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Las horas transcurren en aquella recámara. Una y otra copa de vino acompañan la íntima y larga conversación entre esa pareja de novios.

Mariela, se siente dichosa por vivir ese momento con Santi, dado que al estar separados casi un mes, tienen mucho que contar y disfrutar juntos.

Sin darse cuenta, la botella de vino llega a su fin y a decir verdad, Santiago ya quiere pasar a la siguiente parte de esa noche.

-No, amor, ¡esperemos otro ratito! -exclama ella sonriendo.
-¿Otro ratito? Mi cielo, ya cenamos, ya no hay vino, ya platicamos, ¿qué más quieres? -responde Santi, algo impaciente.
-¡Quiero bailar! -señala Maya alegremente.
-¿Bailar? ¿Aquí? -cuestiona el doctor, sin entender nada.
-Sí, quiero bailar contigo aquí, en nuestro espacio, sin que nadie nos vea o nos moleste -expresa ella, al tomarlo de la mano.

Ella le sonríe tiernamente, ante lo cual él no puede resistirse y termina aceptando todo.

-De acuerdo. ¡Bailemos, mi princesa! -dice Santiago con amor.
-Ponle play al disco que está dentro del estéreo -indica la escritora.
-¡¿O sea, que también esto lo planeaste?! -comenta él, al hacer lo que ella le ha pedido.
-¡Por supuesto que sí! -responde Maya, esperando que se acerque a ella.

La joven se pone de pie con apoyo de su novio. Ambos sonríen en silencio, se miran a los ojos y se abrazan para bailar juntos la canción que relata su hermosa y especial historia de amor.

-Fue un día como cualquiera, nunca olvidaré la fecha, ¡coincidimos sin pensar en tiempo y en lugar! ¡Algo mágico pasó, tu sonrisa me atrapó! ¡Sin permiso me robaste el corazón! Y así sin decirnos nada, ¡con una simple mirada comenzaba nuestro amor!

Se canta al oído esta pareja de novios, al mismo tiempo en que bailan y sienten lo hermoso que es tenerse uno al otro.

-¡Eres el sol que ilumina todo mi existir! Eres un sueño perfecto, ¡todo lo encuentro en ti! -expresa con lágrimas Maya, acariciando el rostro de su novio.
-Tú me cambiaste la vida, ¡por ti es que he vuelto a creer! Ahora sólo tus labios encienden mi piel -responde Santi, besándola lentamente.

Lágrimas, besos y palabras a oído se presentan hasta que la canción llega a su fin.

Una nueva balada romántica comienza a escucharse, y los novios siguen bailando y disfrutando de su amor.

-Quiero que esta noche sea especial como ninguna otra. Quiero olvidarme de todo y de todos y pensar que sólo existimos tú y yo... ¡Quiero sentir tu cuerpo, tus manos, tus labios, tu piel, tu calor! Quiero besarte, abrazarte, tocarte... ¡que entres en mí como nunca antes!... ¡Quiero hacer el amor! -expresa Maya, mientras besa a su pareja con pasión y caminan hasta llegar a la cama.

Ahí, la escritora se despoja del vestido y la lencería que lleva puesta. Luego ayuda a su novio a quitarse la playera y desabrochar la hebilla de su pantalón.

Santiago, contempla la belleza de la desnudez de su mujer, recorre su piel muy despacio en forma de caricias, mientras se preparan para el acto que a continuación vivirán.

Sin palabras y con una linda música de fondo, comienzan a hacer el amor de una manera extraordinaria y distinta a todas las demás.

Cada beso y cada caricia estremecen profundamente a Maya, haciéndola vibrar y sentirse una mujer plena.

"El pedacito de cielo de un Ángel"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora