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Nuevamente Jorge va a dejar a su esposa a la academia de danza árabe, ya que la More está preparando a las chicas para un concurso más.

-¿Qué harás ahorita, cuñis? -cuestiona Jorge, luego de dejar a Cecy.
-Nada, ¿por qué? -contesta la escritora.
-¡Te invito al cine! -exclama él sonriendo.
-¿Es en serio? -pregunta sorprendida ella.
-Por supuesto que sí -asegura Jorge, mientras conduce.
-Me encanta la idea, cuñado, pero ¿te sientes bien? -exclama Maya y los dos se carcajean.
-Claro que sí. Mira, tu hermana va a salir de la academia casi a las diez de la noche y sinceramente, no quiero encerrarme en la casa hasta que eso pase -explica Jorge, y ella se le queda viendo.
-Claro, y no tienes mejor opción que salir conmigo -concluye Mayita y ríe.
-Cuñis, no digas eso. Yo sé que a veces me pongo un poco sangrón para salir contigo porque da un poquitito de flojera andarte subiendo y bajando del carro, pero ya cuando estamos en ambiente la pasamos bien, ¿o no? -comenta Jorge y ríen los dos.
-Eso sí -agrega ella.

Después de atravesar de norte a sur la ciudad, los cuñados entran a ver una nueva y divertida película en el cine.

Durante la función, Maya y Jorge conversan y comparten un enorme tazón de palomitas de maíz.

La película llega a su fin casi a las ocho de la noche, por lo que al salir del cine dan un paseo por la plaza y finalmente deciden cenar en un restaurante cerca de la academia de Cecy.

Mientras tanto en Cancún, Santiago ya llegó y se registró en el hotel. Se instaló en su habitación y posteriormente bajó a saludar y reencontrarse con viejos y muy buenos colegas y amigos.

En punto de las diez, Jorge y Maya llegan a la escuela de baile y se encuentran con la Morena en la entrada del lugar.

-¡Siguen juntos ustedes dos! -les dice al verlos, sorprendida Cecy.
-Sí, hermanita. ¡Fuimos al cine y a cenar! -contesta Maya, en lo que ella sube al auto.
-¿O sea que ya cenaron? -cuestiona Cecilia.
-Ya, mi amor, y cenamos bien sabroso -afirma Jorge, y enciende el auto de nuevo.
-¡Qué chistosos me salieron! Yo aquí trabajando mientras ustedes se divierten -protesta ella y ríen los tres.

Los jóvenes siguen el camino a casa al mismo tiempo en que platican y escuchan música.

De pronto, el celular de Mayita comienza a sonar y al sacarlo de la bolsa, Cecy alcanza a ver que es una llamada de Santiago.

-¡Hola, mi amor! -responde Mariela, con el manos libres.
-Hola, preciosa, ¿dónde estás? Te marqué a la casa y me dijo tu mamá que no habías llegado desde que me fueron a dejar al aeropuerto -comenta Santiago.
-Es que Jorge me invitó al cine y luego fuimos a cenar -explica ella.
-¿Jorge? ¿Es en serio? -pregunta él, muy sorprendido.
-Sí, mi vida. Aunque no lo creas -contesta la escritora riendo.
-¿Y ahora? ¿Qué mosca le picó? -inquiere Santiago.
-No tenía nada mejor que hacer -contesta Maya, y ambos se carcajean-. ¿Y tú cómo estás? ¿Qué tal el viaje, mi cielo? -le pregunta con amor.
-Bien, ya me instalé en mi cuarto, me bañé y salí a saludar a unos amigos que vinieron también al congreso. Estuvimos platicando un largo rato y luego cenamos... Me invitaron a seguir con ellos en el bar pero no acepté -le cuenta él.
-¿Y eso? ¿Te sientes bien? -contesta ella, burlándose.
-¡Graciosa! Sí, me siento perfectamente bien pero no tengo ganas de tomar -señala el doctor-. ¿Tú qué vas a hacer? -añade interesado.
-Vamos camino a la casa. Voy a llegar, me voy a cambiar y me voy a acostar porque francamente estoy muy cansada, amor -exclama con un profundo respiro ella.
-¿Te duele la cadera? -cuestiona preocupado.
-Un poquito -dice ella, mientras su cuñado conduce.
-Te extraño, Maya. Haría lo que fuera porque estuvieras aquí para poder platicar, jugar, hacerte el amor... -expresa Santi, al recostarse en la cama y suspirar.
-Yo también, mi cielo -asegura Maya, con baja voz.
-Pronto estaremos juntos, amor. Ya lo verás -menciona sonriendo él.
-Claro que sí, amor. Así será -exclama ella.
-Descansa, hermosa. Te llamo mañana -comenta Santiago.
-Cuídate, por favor. ¡Te amo muchísimo! -expresa Mariela.
-Y yo te amo a ti. Bye -responde él, y concluye la llamada.
-¿Todo bien, cuñis? -pregunta Jorge.
-Sí, cuñado -contesta ella.

"El pedacito de cielo de un Ángel"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora