"El pedacito de cielo de un Ángel"

12

Mayita entra al comedor, y ahí se encuentra con la persona que menos esperaba ver en la vida.

Miles de emociones y recuerdos invaden en ese instante a la escritora, provocándole unas ganas inmensas de llorar y un terrible nudo en la garganta.

-¿Qué haces aquí? -cuestiona Mariela con lágrimas en los ojos, mientras Santi llega tras ella.
-¿Así me saludas? ¿Por qué no mejor me das un abrazo, mi amor? -responde Marcos, al acercarse y abrazarla.

De inmediato, Maya se aleja de él, y limpia sus ojos rápidamente.

-¡Alégrate, hermanita! ¿No te da gusto ver a papá aquí? -exclama Cecy, trayendo la cena.
-Sí, claro -responde Maya, pensando y sintiendo todo lo contrario.

Santiago sabe perfecto lo que su novia está sintiendo en ese momento, por eso se acerca a ella y la toma de la mano fuertemente, la mira a los ojos y con los labios le dice ¡Te amo!

-Cuñis, te llamó Vivi hace rato. Dice que te llamó al cel pero que jamás contestaste -comenta Jorge, y Cecy sirve la cena.
-Me quedé sin batería -dice Maya, y Sara vuelve al comedor.
-Con razón. Yo también te hablé mil veces y nada -señala la Morena.
-¿Qué querías? -pregunta Maya, sin poder creer lo que está pasando.
-Pues avisarte que había llegado mi papá -contesta Cecy.
-Me hubieras marcado a mí -dice Santiago.
-No se me ocurrió -exclama riendo Cecy.
-Mensa -interviene Ricardo, burlándose.
-¿Y dónde estabas, mi amor? -pregunta Marcos de pronto.
-Creo que no tengo por qué decirte eso a ti -contesta la escritora.
-Mariela, no seas grosera -ordena la hermana mayor.
-No te metas, Cecilia -responde Maya, furiosa.
-¡Tranquila, preciosa! -le dice Santiago, y seca sus lágrimas.
-Bueno, por lo menos preséntame a tu amigo -propone Marcos, de buena manera.
-Papá, él no es mi amigo. Es mi pareja y se llama Santiago -aclara Mariela enseguida.
-Santiago López, señor, a sus órdenes -exclama Santiago, durante la cena.
- Y ¿pareja de qué son? ¿o qué? -cuestiona Marcos, y Ricardo se ríe.
-Papá, obviamente son novios -responde Cecy, a pesar de que todo está muy claro.
-Ah, tú eres el que me contestó el teléfono la última vez que le hablé a Maya -supone Marcos, viendo a Santi de pies a cabeza.
-Exactamente -afirma Maya, bastante seria.
-Y ¿de dónde eres? -interroga Marcos al doctor.
-De aquí, de la ciudad -contesta Santiago, con educación.
-¿Qué edad tienes? -continúa con las preguntas Marcos.
-Treinta y cuatro años -responde Santiago.
-¿A qué te dedicas? -cuestiona Marcos, y Maya se molesta aún más.
-Soy médico, especialista en ortopedia -le dice Santi, mientras su teléfono suena-. ¿Me disculpan un momento? -exclama al levantarse de la mesa y contestar el celular.
-Bueno, pá, cuéntanos ¿por qué no avistaste que vendrías? -comenta Cecy, al seguir cenando.
-Quería darles una sorpresa -menciona Marcos sonriendo.
-Y vaya que lo hiciste -murmura Sara, en lo que su yerno vuelve a sentarse.
¿Todo bien, mi cielo? -dice Maya, a su pareja.
-Sí, les manda saludos Marijó -indica el doctor a la familia.
-Gracias -responden todos, excepto Marcos.
-Por cierto, cuñado, mañana no iré a la academia pero aún así pueden llevar a Marijó -señala la Morena.
-Ok, cuñis. Gracias -agrega el médico.
-¿Puedo saber quién es Marijó? -les dice Marcos, al no entender nada.
-Marijó es mi hija, señor -contesta Santiago sin tapujos, y lo ve a los ojos.
-¿Tu hija? ¿Eres casado? -cuestiona indignadamente Marcos.
-Papá, Santiago es viudo. ¡Y, por favor, ya déjalo en paz! Esto parece un interrogatorio policiaco, en lugar de una cena en ''familia'' -clama Mariela, cansada y harta de esa situación.
-Maya tiene razón, papá. Mejor cambiemos de tema -sugiere Cecy, entendiendo el enojo de su hermana.
-¿Saben qué? ¡Esta cena ya me revolvió el estómago! Me voy a dormir. ¡Buenas noches! -expresa la escritora, y de inmediato retira su silla de ruedas de la mesa-. Por cierto, hoy Santiago se queda conmigo. Espero queno les moleste -menciona, con firmeza y algo de rebeldía-. Te espero en la recámara, amor... Me llevas un vaso con agua, por favor -le dice a su novio, y todos se quedan en silencio.
-Sí, mi vida. Ahora voy -contesta Santiago, mientras ella sale del lugar.