Encuentros.

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– ¿Saldrás? – Preguntó mientras veía a su esposo sentarse en la mesa, inmediatamente le sirvió el desayuno.

– Debo atender algunos asuntos en la empresa de mi padre – Respondió sin mayor interés.

Sungmin sabía que su esposo era un ser frío y que nunca mostraba sus sentimientos, pero le molestaba que ya ni siquiera intentará fingir que su matrimonio estaba bien.

– Pensé que habías dicho que sólo querías pasar unos días lejos del trabajo – Le rebatio al recordar las palabras que él menor había dicho cuando llegaron a Seúl.

– Así es, pero también debo verificar que los demás estén haciendo bien su trabajo. Ya sabes que no soy de confiar en nadie.

– Ni siquiera confías en mi – Le reprochó.

– No deberías quejarte – Le dirigió una dura mirada – Siempre haces lo que quieres sin importar nada más.

Bien, terminarían discutiendo cómo siempre si no paraban en ese momento.

– Supongo que tienes razón – Le sonrió – Deberías traerme un regalo cuando regreses a casa.

– Ya pensé en uno – Le dio un sorbo a su café.

– ¿Ah si? – Preguntó emocionado – ¿Y qué es?

– Un perro.

– ¿Un perro? – Soltó con desagrado, nunca le habían agradado los perros.

– Correcto, saldré a comprar un perro.

– ¿No podrías comprar algo más lindo y útil? – Intento persuadir al menor.

– No, y ya no insistas – Le empujó levemente.

– Qué mal esposo eres – Hizo un exagerado puchero – Creo que hasta Siwon podría ser mejor que tú.

– ¿Siwon? – Preguntó divertido – Pero sí es un bueno para nada.

– Claro que no – Se apresuró a defenderlo – El único bueno para nada es su esposo.

– ¿JongHoon? – Trató de disimular su interes ante la mención de este.

– Así es, con un trabajo tan mediocre y unos padres buenos para nada, dudo mucho que pueda igualarse a Siwon.

– Al menos él parece ser independiente, deberías aprender un poco de eso.

– Y tú deberías de dejar de compararme con él – Ataco con molestia.

– No lo hago, con todos tus berrinches de niño grande no logras darte cuenta de que eres tú quien se la pasa tratando de igualarlo.

El rubio trato de defenderse, pero no era capaz de decir nada. ¿Acaso era verdad lo que su esposo decía? ¿Su odio lo estaba llevando a eso?

– Mejor me voy – El castaño tomó sus cosas y se retiro de la mesa – Contigo nunca se puede hablar.

– KyuHyun, espera – Se apresuró a seguirle – ¡Amor!

Demasido tarde, el menor se había marchado, ¿porque siempre que sacan a JongHoon como tema de conversación terminaban discutiendo? Eso en verdad lo tenía asqueado.

– Maldito Kim – Golpeó la puerta – Siempre metiéndose en mi vida.

°°°

– No creo que sea necesario que me abraces cuando estamos en casa – Alejo al menor de su lado.

– Pero sí es algo completamente normal en las parejas – Le dirigió una triste mirada – ¿Al menos podrías fingir que me quieres?

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