Un paso atrás, dos hacía adelante.

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– No están llegando a ningún lado con todo esto – Bufo exasperado el mayor.

– Él es quien está creando un caos en mi cabeza y tú eres quien parece quejarse – Renego.

– Eso es porque tengo que ser yo quien aguante tus arranques de locura cada vez que te sucede algo nuevo con él.

JongHoon había decidido visitar a su hermano en busca de algo de paz para los problemas que estaba teniendo en eso días, pero el mayor más bien parecía generarle más estrés del que ya llevaba consigo.

– Ambos dejamos en claro que no pensamos separarnos de nuestros esposos – Se recostó suavemente en la amplia cama del mayor – Pero de mi mente no puede salir la pasión y el desenfreno con el que me beso, como si...

– ¿Cómo si...? – Le alentó a seguir el mayor.

– Como si realmente me deseara.

Heechul no dijo nada y observó en silencio al menor, entendía la inseguridad que este tenía por la relación tan dudosa que llevaba con el castaño, pero si ese sujeto estaba haciendo las cosas de la manera en que el moreno le contaba, las estaba haciendo bien.

– ¿No te gusta sentirte deseado por él?

– Me encanta y a la vez me asusta – Se sincero el moreno.

– Una peligrosa combinación – Susurro pensativo.

Pasaron un par de hora más charlando sobre cosas banales y de vez en cuando salía algún tema que los hacía ponerse más serios que de costumbre. Rápidamente la noche se hizo presente y JongHoon debía volver a casa; su esposo aún no regresaba, pero siempre se enteraba de lo que hacía.

– Debo volver – Se puso de pie y se dirigió a la salida con el mayor detrás de él.

– ¿Estás seguro de que no quieres que te lleve? – Preguntó por segunda ocasión.

– No es necesario, hyung. Puedo caminar de regreso a casa.

– Pero ya es de noche y puede resultar peligro – Se podía notar la preocupación en la voz de Heechul.

– Estaré bien – Se acercó a abrazarlo – Te recuerdo que se cuidarme sólo.

– Me llamas en cuanto llegues.

El menor no respondió y sólo atinó a salir de la vivienda. Caminar le vendría bien en esos momentos. A paso lento se dispuso a recorrer el camino que lo llevaría a su casa.

– Una noche solitaria para alguien tan solitario – Musito mientras pateaba pequeñas piedras en el camino.

A medida que avanzaba podía sentir sus pies cansarse, debía admitir que había sido un poco tonto salir sin su auto, pero era algo con lo que podía lidear. La noche parecía volverse más fría y él ni abrigo llevaba ese día.

– Estás cosas sólo me pueden pasar a mí – Se quejo para después meter sus manos dentro de su camisa y frotar su barriga en busca de calor.

Entre pasos y quejas, decidió que sería bueno pedir un taxi. Quizás el frío había puesto a trabajar a su cerebro y por eso había tenido tan brillante idea. Avanzó un poco más hasta llegar a una banqueta donde se sentó a esperar a que un taxi milagrosamente pasara frente a él. Pero cuando pensó en algo milagroso no se refería precisamente a lo que sus ojos estaban viendo.

Producto de su imaginación, deseo o realidad, logró dislumbrar el auto de KyuHyun acercándose. Quiso pararse e irse de ahí ante el eminente nerviosos que le embargo, pero lo único que pudo hacer fue apretar con fuerza sus piernas intentando desaparecer.

El auto se estacionó frente a él y vio como bajaba la ventanilla, sintió su pulso elevarse al ver como la melena castaña comenzaba a asomar y luego esos ojos marrones lo penetraban por completo.

– KyuHyun... – Susurro, preso de sus emociones.

– ¿Qué haces aquí? – Preguntó al ver que el mayor no se movía del lugar – Te congeladas si te quedas ahí. Anda, sube.

JongHoon se quiso negar ante tal invitación, pero se vio siendo traicionado por su propio cuerpo. Subió al auto del menor y espero a que fuera el más alto quien dijera algo para alivianar el ambiente.

– Tu y yo debemos dejar de encontrarnos de esta manera – Hablo el castaño con la mirada fija en la carretera.

– No es mi culpa terminar en los mismos lugares donde tu estas.

El castaño le dirigió una breve mirada y pudo notar una pequeña sonrisa que si bien podía no significar nada, para él lo era todo.

– ¿Estara bien que te lleve a tu casa?

El pelinegro sólo asintió con una sonrisa radiante, ese tipo de cosas lograban desestabilizarlo y dejarlo más idiota de lo que ya era.

– Así que... ¿Saliste sin tu esposo? – Preguntó con voz neutra el mayor.

El rostro del moreno podía no reflejar ningún sentimiento en ese momento, pero por dentro se estaba muriendo.

– No suelo salir con él – Aseguro sin girar a verle siquiera.

– ¿Bromeas? – Preguntó con asombro.

– No lo hago – Respondió – Solo no me parece bien fingir algo que no existe.

Puros golpes bajos eran los que el menor soltaba hacia su persona. Cuando parecía que las cosas iban bien, un golpe de realidad puro lo azotaba. Era como avanzar y retroceder a la vez.

Se mantuvo en silencio esperando a que el menor lo dejara cerca de su casa, pero grata fue su sorpresa al ver que habían tomado otra camino.

– Creo que te has desviado del camino. Mi casa está en otra dirección.

– Lo sé – Respondió con voz rasposa – Pero no vamos a tu casa.

– ¿Qué? ¿Me llevaras con tu esposo? – Preguntó con molestia.

La dura mirada que le dirigió el menor le hizo callarse y mantenerse quieto. Las cosas entre ellos siempre parecían estar en un sube y baja, era agotador estar de esa manera.

Tan perdido iba en sus pensamientos que no noto cuando llegaron a lo que parecía ser una plaza. Con cuidado se bajó del uto y siguió al menor. No entendía como es que KyuHyun lo llevaba a lugares tan hermosos que hacían latir a su corazón con locura. Se abrazo a sí mismo intentando controlar el temblor de su cuerpo debido al frío.

– Te ayudará un poco con el clima – Coloco la chaqueta sobre los hombros del mayor.

– Gracias – Susurro con un leve sonrojo.

– No suelo ser detallista, así que no se si lo estoy haciendo bien.

El mayor observó maravillado el toque tan cálido que daban las luces en el lugar. Se sentía atrapado en una burbuja mágica. Sintió la mano del menor sujetar la suya y giro a verle, este le dedicaba una cálida sonrisa mientras inclinaba su rostro.

– ¿Te apetece caminar un poco?

– Me apetece hacer de todo contigo – Respondió con voz melosa mientras sujeta con fuerza la mano del más alto.

Quizás y estaba cayendo en el encanto de Cho KyuHyun.

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