Por otro lado Sebas estaba sacando su chequera; había hecho un trato con el señor Jaime y estaba más que satisfecho. Es que simplemente era una mente maestra, ¿a quién se le ocurriría pagar para que la sesión de fotos sea sugerente? Solo a él, y estaba orgulloso.
-Ya sabes Jaime –sonrió mientras se colocaba los vaqueros- las fotos las quiero muy, pero muy cerca de ella.
-Hecho –le tendió la mano.
-Ya lo sabes, quiero tocar todo su cuerpo si es posible –le dijo sin una pizca de vergüenza. Jaime asintió y se dio media vuelta.
-Tienes que salir.
Diez minutos después estaban arreglando el maquillaje de Martina pues se había corrido un poco, el fotógrafo los llamo y ella sin prestar atención a la mirada penetrante de Yatra se paro en medio del pequeño cuadro negro que sería su tortura durante las últimas dos horas.
-¡Manos a la obra muchachos! –grito el fotógrafo dando aplausos fuertes, nada comparado a los del estilista gay.
-Señor Yatra, al centro por favor –sin que se dieran cuenta le guiño el ojo con complicidad.
-¿Qué tenemos que hacer? –pregunto ladeando el labio en lo que parecía una sonrisa socarrona.
-A ver, señorita Stoessel por favor quítese la bata –muy lentamente ella se quito la bata avergonzada, llevaba unos shorts blancos ajustados a la cintura, tacones de unos siete centímetros, una diminuta franelilla por dentro, casi transparente que dejaba el sujetador de encaje color rojo fuego; Sebas dejo de coquetear con la maquilladora y abrió los ojos de par en par para ver a la belleza que tenía en frente- Han hecho un buen trabajo señores –este la observo de arriba abajo al igual que todos los hombres del estudio, a excepción del estilista gay que estaba sonriente- Ahora señor Yatra, al frente y desabróchese la camisa –este al desabrocharla dejo a la vista unos fuertes y trabajados músculos, que hacían a Martina caérsele la mandíbula- excelente, por favor el aire artificial –se acomodo de cuclillas para empezar la sesión- Martina hazle una mirada de desprecio a Sebas y Sebas toma a Martina de la cintura –Ambos lo hicieron, pues no parecía algo fuera de lo normal a palabra de Martina, se vieron varios flashes como el de los paparazzi que siempre la seguían- Sebas, colocado tus manos en el trasero de Martina- este lo hizo rápidamente, los ojos de Martina se abrieron como platos y no le peso la mano al estamparle la fuerte bofetada.
-¡¿Qué mierda es esto?! –pregunto furiosa.
-Quedo excelente esa. –sonrió el director de edición a ver las fotos reproducidas en una pantalla.
-¡EH! Les juro que me vuelve a tocar ese mal nacido de nuevo y le doy en las bolas –se giro furiosa.
-Que suave trasero tienes Martina -sonrió Sebas socarrón, tocándose la mejilla- aunque deberías cambiar tu forma de golpear nena, pareces una machorra.
-Silencio por favor, a sus puestos otra vez –llamo el director sin importarle las miradas de odio de Martina- Sebas, coge a Martina por el cabello y haz como si le dieras un beso en el cuello –este hací lo hizo, pero en realidad le dio un chupón en el cuello, no le importo las uñas clavadas en su torso- Excelente, Ahora Martina haz los mismo –ella lo hizo, claro Sebas se tuvo que agachar un poco, pero en vez de darle un beso, le dio un fuerte mordisco en la oreja- Excelente Martina, te adaptas rápido linda. Ahora haremos algo más sensual ¿sí? Sebas acuéstate en el piso y Martina, tu arriba de él, rosaras tus labios en el torso de el –esta abrió los ojos grandes, pero ya pensaba en una buena venganza para Sebas, quien sonreía de lado a lado –Sebas, quítate la camisa y tómale el cabello a Martina con tu mano derecha –luego de varios flashes el señor Jaime dijo que pararan un momento, le dijo algo a el fotógrafo y este asintió - Martina, necesito que te quites la camisa y quedes solo en sujetador, así invertirán las poses.
-¿Qué demonios? –pregunto atónita, no lo podía creer, ¿en qué pensaba su padre cuando acepto el contrato?
-Si linda, es parte de la sesión –sonrió disimuladamente
-¿Cuál será la próxima parte de la sesión? ¿Qué quede desnuda?
-No sería mala idea –susurro Sebas pero luego se arrepintió cuando sintió el punta pie que le dio Martina en la pierna.
-Hagamos algo, Sebas tú le quitaras la camisa a Martina y así será mucho mejor –roja de la ira Martina, quedo en frente de Sebas y ambos viéndose a los ojos quedaron prendidos. Martina alzo sus brazos y Sebas empezó a desvestirla sin recordarse que era una sesión de fotos, estaba prendido en los ojos color olivos de Martina y ella en los acaramelados de él, sin importarle lo mucho que lo odiaba- Han quedado excelente –hablo el fotógrafo, pero ninguno de los dos los escuchaba, sin darse cuenta Sebas agarro la cara de Martina y apego su frente a la de ella, cuando estaba por besarla una campana empezó a sonar- Excelente Chicos, me encantaron las ultimas tomas. Tendrán un receso de treinta minutos, y se cambiaran con la siguiente colección.Media hora más tarde, a Martina le estaban colocando las sandalias, de cuero romanas, vestida con un vestido griego antiguo, escotado de hombro que caía en U, llevaba el cabello lizo, suelto que llegaba hasta los codos, una trenza de derecha a izquierda adornaba su cabeza y brillantes sus ojos.
Sebas solo llevaba unos pantalones blancos no ajustados, y dos ligas en cada brazo.
-Esta es la última parte chicos, y quiero que queden divinos- se escucharon unos ruidos y las campanas de incendio empezaron a sonar.
-¿QUE PASA? –grito Sebas, al ver que empezaba a caer el agua de emergencia para apagar incendios.
-¡Parece que el edificio esta prendido en fuego! ¡EVACUEN, POR FAVOR EVACUEN! –todos empezaron a correr, Sebas sin importarle nadie más, salió de primero por las escaleras de emergencia.
No quedaba casi nadie, todos los documentos y papeles, no eran más que cenizas negras y mal olientes, le humo se esparcía por todo el edificio; y las llamas estaban sobrepasando al quinto piso ya.
No muy lejos en el quinto piso estaba Martina, quien había quedado encerrada en el camerín, había tratado de abrir la puerta un millón de veces, y gritado hasta más no poder. Ya no quedaba oxigeno limpio por lo que se empezaba a ahogar.
-¡YA NO QUEDA NADIE! ¡TERMINEN DE EVACUAR POR FAVOR! –los bomberos llegaron de emergencia y sacaron las mangueras para apagar el agua desde afuera.
-¡ESPEREN! –Sebastian Yatra acababa de bajarse de su camioneta al ver que la de Martina todavía seguía allí. Recordó que no la había visto en ningún lado, se bajo del auto corriendo y no le importo traspasar las líneas de seguridad que habían puesto.