Entre lágrimas y risas había pasado el día con su familia, todos aun se preguntaban como había sobrevivido, pero nadie se atrevía a preguntarlo en voz alta. Su padre no dejaba de derramar lágrimas y pronunciar que era un milagro, dándole las gracias a la fotografía que había de la madre de Martina. Sus hermanos la habían abrazado más de una vez, y todos ya habían tomado a James como el príncipe de la casa. Martina conoció a su sobrina, mayor que James por unos meses, quien era la replica exacta de ella cuando era pequeña, y, que, no dejaba de abrazar a James y integrarlo a sus juegos de muñecas, cosa que a James no le agradaba. Ya pasada la tarde ella pregunto como iban las cosas con los Yatra, ninguno respondió, Mercedes se atrevió a decir que él ya para esa hora estaría celebrando su boda. Ella solo sonrió, sonrisa que no le llego a los ojos, y les dijo que ya lo sabía, que necesitaba ir a donde se celebraría, y que ninguno fuera capaz de interponerse en sus planes.
Todos sonrieron con nostalgia, ahí estaba su hermanita pequeña, menuda pero con un carácter de los mil demonios.
Martina, James y Mercedes subieron las escaleras de la casa. Martina se detuvo en su puerta, dio un gran suspiro y entro, encontrándola como la había dejado antes de irse a Roma.-Luego de tu accidente, nadie entro nuevamente a esa habitación, a todos le traían malos recuerdos.
-Lo se, así paso cuando mamá murió –Suspiró. Fue al cuarto de baño, lleno la tina con el jabón de baño de James, y lo dejo viendo una película mientras se bañaba.-Todos sufrieron tu muerte Martina, y, aunque no lo creas, Sebastián fue uno de los que mas la sufrió.
-Ya se que para ti siempre será tu amigo, Mercedes, pero lo que me hizo no tiene perdón –Se sentó en la cama y se quito la camisa que llevaba puesta.
-Pero ahora tienen un hijo, un hijo que él no sabe que existe.
-Sí lo sabe –No dejo que Mercedes preguntara –Yo recordé todo gracias a él, Mechi. No sé cómo me encontró, o cómo supo que era yo, pero lo hizo. Me beso en la puerta de mi casa, y antes de eso estaba acuclillado mirando a James, como si el mundo se le fuera en ello. Él inconscientemen
te sabía que era su hijo. –la boca de Mechi, formaba una perfecta ´´O´´-Ahora préstame algo de ropa, si voy a arruinar la boda del amor de mi vida tengo que verme algo bien, ¿No crees? –Preguntó con picardía, pero con un dejo de tristeza.
-Eres una… -No siguió, ambas soltaron una carcajada que les recordó a los viejos tiempos. James llamó desde el baño y Mercedes salió de la habitación.Martina, término de bañar a James, lo vistió, y trato de peinarlo, pero con aquellos cabellos la tarea era casi imposible. Lo examinó, su hijo era hermoso. Era piel blanquecina, con los cachetes regordetes y sonrosados, los ojos era eran una extraña mezcla de verde con manchas doradas. Ahora que recordaba todo, se daba cuenta de que James era igual a Sebas. Su perfilada nariz, y la forma en la que se mordía los labios le recordaban a la época del Sebastián mas joven.
Se fue a bañar, recordando como era ahora Sebas. Aunque aun conservaba rasgos del Sebas de veinte, ahora era todo un hombre. Su cuerpo había cambiado, sus hombros estaban más anchos y su pecho mas desarrollado, lo había sentido al intentar apartarlo de ella. Aunque su traje, le decía lo mucho que lo había hecho, su mirada pizpireta le decía que aun quedaba algo del Sebastián de antes.
Se puso la ropa interior, cuando Mercedes llego con algunos trajes, unos mas cortos que otros, que no parecían nada mas que pedazos de tela, para vestir muñecas. Ambas pelearon hasta que Martina decidió que quería el Blue jean de vestir pegado, que le hacían resaltar las piernas y el trasero, con la camiseta blanca debajo de una cazadora de cuero que la hacían ver mas madura, pero a la ves demasiado sexy. Se maquillo como hace mucho no lo hacia, marcando sus parpados con un negro mate, que le hacían resaltar los ojos, y un lápiz labial rojo fuego. Pasadas las 4:30 ya estaba lista, se calzo los tacones de plataforma color negros, que la hicieron más alta. Se coloco los lentes de sol y tomo a James en brazos y ambos bajaron las escaleras junto a Mechi. Sus hermanos quedaron boquiabiertos y su padre sonrió, todos le murmuraron un ‘ve a destrozar matrimonios, hermanita’, le pasaron las llaves de la Hummer que nadie utilizaba, y ella salió de la casa respirando con fuerza. Se toco el anillo que llevaba en el cuello y murmuro una plegaria para su madre y todos los dioses, pidiéndole por favor que les dieran fuerza y sabiduría, para poder sobrellevar aquello. Montó a James en la parte trasera y le abrocho el cinturón. Como ya sabia donde se celebraría su boda, no le costo llegar tan rápido. Todos estaban adentro, en el salón, así que nadie se percataba de su llegada, excepto los paparazzi, que querían algunas fotos del lindo casamiento. Cuando se bajo ella y luego bajo a James, los paparazzi ya empezaban a murmuran cosas como ‘’¿En realidad es ella? ¿No había muerto? ¿Qué hace aquí?’’ Paso caminando con paso decidido llevando a James, quien se sentía inquieto por todas aquellas personas que habían empezado a lanzar luces blancas a su dirección, apoyo la cabecita en el hombro de su mamá y la abrazó por el cuello.
Cuando Martina entró, estaba temblando, una puerta la separaba de lo que seria un desastre. Le envió un mensaje a Mercedes, diciéndole que ella no podría hacer eso sola, la necesitaba urgente, pero que no dijera a donde iba. Bajo a James, se subió los lentes hasta la cabeza y se acuclillo a la altura de su niño.
-Cuando entremos allá dentro, diré algunas cosas no agradables, y ellos no serán agradables tampoco, así que quiero que te quedes conmigo en todo momento, no dejes intimidarte por nadie.
-Yo te tuidade mami –Murmuró el niño abrazándola.
-Allá adentro hay una persona, que aunque yo no lo quiera, quiero que tú lo conozcas, mi vida, ¿bien? –El niño asintió, y le tomó la mano. Caminaron por el pasillo, ella tomó un gran suspiró y empujó la puerta cristalina.
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