Capitulo 49

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-¿De que sabor quieres hermoso? –Pregunto ella cuando ambos se asomaban a la entrada de la heladería.
-De chotolate mami –ella asintió y pidió dos conos de helado con sabor a chocolate.
-La señora Mery nos invito a cenar hoy con ella, dijo que prepararía tu cena favorita.
-¿Macaddones con queso? –ella asintió, llevándolo a una mesita alejada del resto, y empezaron a comerse su helado.
La señora Mery era la persona más buena del mundo. Era ella quien la había encontrado en el bosque inconsciente. Había sido la mujer que cuido de ella todos los meses que había pasado malherida y luchando por la vida de su bebe y ella. Cuando despertó y no recordaba nada, la señora Mery se hizo cargo de todo. Era una mujer solitaria que tenia dos hijos y algunos nietos, pero vivían en Nueva York y jamás visitaban o llamaban. Ella era la dueña de los bloques donde vivía, por ese dinero era que se mantenía. Aunque cuando James iba a nacer, ella le dio el bloque de arriba sin tener que pagar una mensualidad. Como Mery no sabia nada de quien era la muchacha y ella había perdido la memoria, Mery la bautizo con el nombre de Barbara, Barbara Polo. O como ella le decía por cariño: Barbi. Mery la había ayudado cuando ella no tenia ni un dólar para comprar leche y ropita para su bebe. Mery también la quería ayudar a buscar su verdadera identidad, cuando Barbara le dijo que ella no quería buscar su otra identidad, ella estaba bien como estaba. Lo que sea que le había pasado en su ‘vida anterior’ no lo quería devuelta y aun menos con James allí. La señora Mery la llevo donde una amiga suya, donde la evaluaron y estaba mas que acta para dar clases a niños de primaria, dándole un descuento este año al jardín de niños que empezó a asistir James y que también era propiedad de la escuela. Ella estaba feliz por sus logros, y porque ella y James habían salido adelantes solos.

-Mami ¿podemos id al padque? –Pregunto James, embarrado de chocolate.
-Si cielo, pero primero ven para limpiarte –Sonrió ella divertida. Con una servilleta limpio suavemente la cara de su hijo, y después le paso la gorra que llevaba en la mochila de la escuela.

-¿Jugamos con la pedota mami? –James saco una pelota también de la mochila.
- Si, corazón. –tomo la mochila de James y su mismo bolso. Camino hasta el pequeño y viejo parque y dejo las pertenencias en un banquito de cemento. Camino de nuevo hasta unos pasos más lejos de James y espero a que su hijo lanzara la pelota. Cuando lo hizo ella la atrapo en el aire, y la lanzo de vuelta.

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Había tenido que ir al noroeste de Los Ángeles para concretar un negocio. La próxima escuela se haría allí, no era que estaba muy emocionado por tener que ir allá, pero uno de sus socios pidió expresamente que él tenia que ir a ver donde edificarían en los próximos meses. Había pasado la hora del almuerzo y sus socios lo habían invitado a uno de lo restaurantes mas lujosos de San Fernando. Se había negado diciendo que ya tenía planes. Y había caminado desde donde había dejado su carro sin rumbo, hasta parar en una heladería pequeña y algo vieja. Al igual que el parque, pero no fue lo viejo o poco cuidado que estaba el parque lo que llamo su atención. Una muchacha joven de cabello marrón oscuro alzaba a un pequeño de unos tres años, a sus oídos llegaba la risa de los ambos, y el no podía quitar la vista de aquellas dos personas, la muchacha con la cara enterrada en el estomago del bebe provocando risas infantiles en el niño, cuyo cabello se parecía mucho a el de él cuando estaba de esa edad. No supo que hacia hasta que se detuvo a unos dos metros de distancia de aquellas dos menudas personitas.
Ahí estaba él, enfrente de SU familia, a pocos metros de distancia, sin saber realmente que ellos eran, pero con una corazonada en su pecho que lo hizo jadear.



                MARATON 2/3

AMOR CLANDESTINO ❤🚘🚘Donde viven las historias. Descúbrelo ahora