9 - El Colegio Possum

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Una noche, cuando Iván ya marchaba a su cuarto para ver Lucha Sin Fin, su tía le cerro el camino:

_Iván, tenemos que hablar.

Iván temió que hubiera descubierto el televisor. Pero era algo peor.

_Durante los últimos meses tus estudios fueron desastrosos. Por eso estuve pensando en cambiarte al colegio Possum, el más prestigioso de nuestro barrio. Tu madre y yo estudiamos allí.

Y a continuación conto una serie de anécdotas a las que les faltaba el final. Iván no sabía si lo que fallaba era la memoria de su tía, o si las cosas ocurrían así en el colegio Possum.

Su tía aprovecho las vacaciones de invierno para comprarle el uniforme –pantalón gris, blazer y corbata azul- y los útiles que necesitaría. Cuando las vacaciones terminaron, lo llevo de la mano hasta el antiguo edificio, que estaba rodeado por un jardín un poco descuidado. El edificio tenía algo fuera de lo común, e Iván no tardó en darse cuenta de cual era esa rareza.

_El colegio está hundido en la tierra- dijo al odio de su tía.

_ ¿Ya lo notaste? Es una autentica curiosidad arquitectónica. En sus comienzos el edificio tenía diez pisos. Debido al terreno pantanoso donde fue construido y también a causa del saber acumulado durante tantos años, se ha ido hundiendo de poco. Como ves, ahora solo quedan seis pisos.

_ ¿Y no hay peligro de que se hunda del todo?

-Venecia se hunde hace siglos y todavía está allí- respondió Elena

En la primera clase, el profesor de matemáticas pidió que el alumno nuevo levantara la mano. Iván había pensado mantener oculto el tatuaje tanto tiempo como fuera posible, para no llamar la atención. Pero no había transcurrido ni diez minutos desde su llegada al colegio y allí estaba su brazo levantado, con la palma abierta, mostrando su secreto. Un susurro de admiración recorrió la sala.

Antes de que el profesor pudiera preguntarle a Iván por el tatuaje, un alumno alto y desgarbado señalo con odio la mano levantada.

_Es el tatuaje más falso que he visto en mi vida. Seguro que sale con un poco de jabón

_Cállese, señor Krebs –dijo el profesor.

_Además... ¿A quién se le ocurre tatuarse una pieza de rompecabezas? Águilas, espadas, calaveras: eso es lo que vale.

_Si sigue hablando tiene un uno, señor Krebs.

Cuando salieron al recreo, Krebs y sus amigos rodearon a Iván.

_ ¿De dónde sacaste eso? –pregunto Krebs mientras le abría la mano

_Lo tengo desde hace años. Me lo hizo un tatuador chino.

_ ¿Dolió mucho? –pregunto Gayado, que siempre iba con Krebs adonde fuera.

_Perdí un cuarto litro de sangre.

Krebs nunca había conseguido un permiso para tatuarse, a pesar de que aquello era el sueño de su vida. Ya había elegido que dibujo hacerse en cada centímetro de su cuerpo, incluido el cuero cabelludo. Lo único que podía enseñarle ante sus compañeros era una cicatriz que tenía en el codo izquierdo, atribuida por el a la navaja de algún enemigo, y por el resto del mundo a una caída por la escalera de su casa. Frente al relato del tatuador chino, su herida había quedado reducida a nada.

Su lugarteniente, Gayado, al verlo un poco apagado, intento darle animo:

_No te preocupes, Krebs. Seguro es un tatuaje falso. Mañana desaparece, y le vamos a pegar por habernos mentido. No puede competir contra tu raspón.

_Mi <<raspón>> Voy a enseñarte que es un raspón.

Y comenzó a patear las delgadas rodillas de Gayado.













Bueno... este es el capitulo en el que llega el libro mas largo pero sin terminar, el proximo capitulo lo publicare hoy a la noche. Bye.

El Inventor De Juegos (Libro 1/Completo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora