No le dirigí la palabra a Luke el resto de la tarde.
Tampoco se molestó en dirigírmela de vuelta en el palacio. Thomas y la asesora política de mi madre se quedaron despiertos hasta tarde organizando el siguiente evento que tomaría lugar en Maredale, mientras que Az, Lidia y yo jugábamos con Denis y Kai. Luke no había dado señales de vida en toda la noche.
Pensé que el asunto continuaría de la misma forma, hasta que nos encontramos cara a cara en el pasillo de mi habitación. Él salía de la biblioteca frente a mi puerta con dos libros y un pergamino enrollado en sus manos. Habíamos notado nuestra presencia mutuamente, el contacto visual había durado más de cinco segundos y era muy tarde para pretender que no nos habíamos visto sin ser terriblemente descorteses. Respiré hondo y tomé la iniciativa:
—Buen día.
¿En serio? ¿"Buen día"?
Me vio de arriba a abajo con apatía. Ser terriblemente descortés sonaba más atractivo ahora...
—Lo era —espetó Luke, dejándome sola en el pasillo.
Seguí con mis tareas normales e incluso me añadí algunas con el propósito de distraerme de sentirme culpable. Pero las tareas se terminaron pronto, no había mucho que hacer más que esperar el día de mañana. Visité a Mer en el establo y salimos a dar un paseo por la Bahía en un intento de poner mis sentimientos en orden.
Luke había sido insoportable desde el primer segundo en el que nos conocimos, cuando aún creía que me casaría con su hermano y la vida no era nada más que el dilema sobre si sería feliz con él. Luego Ashton sucedió, tan encantador como mentiroso entró a mi vida para darle un giro sin piedad alguna, haciendo que todo lo que creí ser verdad resultara ser una enorme y cuidadosamente tejida mentira, dejándome entre la espada y la pared. Lo único que me unía a Luke -además del matrimonio, claro- era la necesidad por la posición que teníamos como Rey y Reina y todas las ventajas a nuestro favor. No quería que eso cambiara, no necesitaba que cambiara, pero tal vez ya lo había hecho y tal vez no había vuelta atrás. Corrijo lo anterior: No había vuelta atrás, todo había cambiado y, a pesar de eso, Luke seguía aquí. Quizá esto que quería ignorar había estado ahí siempre y solo estaba siendo pulido cuál diamante; linda era la ironía, porque a mí me estaba carcomiendo el no prestarle atención.
Frustrada de encontrarme varada en un tablero de un juego, cabalgué de vuelta al palacio y guardé a Mer de nuevo en los establos. Ajusté mi capa azul atada a mi cuello y rogué al Mar que Lidia no me viera llegar de los establos con el vestido azul fuerte de dos piezas que me había dado.
Mis preocupaciones se esfumaron al ver a Luke en las puertas del palacio mantener una conversación con alguien que subía a su limusina. Bastó una mirada rápida a la bandera que se ondeaba arriba de la limusina, una edición especial de la bandera Maredana que solo los nobles podían portar.
Apresuré mi paso y llegué a la puerta cuando la limusina se retiró. Luke aprovechó mi falta de aliento para hablar:
—Lady Alexa de Orwell manda saludos —dijo, sin emoción a demostrar—. Preguntó por ti al apenas llegar. Le dije que estabas con el duque Math.
—¿Cómo salió eso? —pregunté soltando una risa corta—. Odia a ese hombre- más importante: ¿Qué hacía la duquesa aquí?
Con su boca apenas formando un puchero, se encogió de hombros. Luke había hecho algo que podía no agradar me, y lo sabía, pero no sería tan fácil sacar la modestia.
—Vino para tratar un asunto real-
—Ahórratelo. ¿Qué hiciste?
Elevó un pergamino a la altura de mi cara, apenas dándome oportunidad de ver que se trataba del mapa de Maredale.
ESTÁS LEYENDO
Regnum. ✔️[DISPONIBLE EN FÍSICO]
Teen FictionEn un futuro distópico, una tragedia lleva al príncipe Luke a convertirse en Rey de Gardenstone. De su reino vecino Maredale, nuestra protagonista Amberly deberá elegir entre el Rey Luke y el Rey Ashton de Lauxwell para cerrar la alianza a la que lo...