Capítulo 32

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LIDIA.

Desperté con el sonido usual de los pájaros al lado de mi ventana, el usual rayo de sol amenazando con ingresar a la habitación y el impaciente caminar de mis compañeros que se habían levantado antes que yo para organizar los últimos detalles del Equinoccio de Otoño.

Me estiré un par de veces antes de salir de la cama. No llevaba ni un minuto despierta cuando mi mente comenzó a planear el vestido que le daría a Amberly para esta noche. Había trabajado en el diseño desde que fue nombrada Reina. "Debe de ser perfecto", pensé abriendo la puerta, topándome con dos chicas que reconocía de los jardines.

—...el duque y la doncella de la reina —bufó una, pretendiendo hablar en voz baja.

Les doy semanas —le respondió la otra.

—¿No tienen trabajo que hacer, señoritas? —dije, parando mi paso en el pasillo y retomándolo cuando las escuché irse.

Ya estaba acostumbrada a esos comentarios, en realidad, estaba a acostumbrada a todo tipo de comentarios al trabajar en el palacio. Pero nunca dejaban de doler...

Llegué a la cocina donde me encontré con las chicas y dos de sus ayudantes que eran chicos jóvenes.

—... bien, asegúrense de que el pastel de calabaza esté decorado antes de enviarlo y podrán disfrutar del Equinoccio —indicó Bev, la jefa de la cocina, para después encontrarme tomar una manzana—. ¡Oh, Lidia! Buenos días y feliz Equinoccio de Otoño.

...Ella es la que pretende subir de puesto usando la cama del Duque como transporte —escuché una chica decir al salir de la cocina.

—Buen día, Bev. Igualmente —sonreí pasando las palabras desapercibidas, sirviendo dos tazas de té para darle una a Bev—. ¿Cómo van los preparativos?

—Con el Rey y la Reina dejando al Asesor a cargo, creo que el desorden supera el caos del año pasado, —se quejó tomando la taza de té—, pero no pasa nada. Es usual cuando hay este tipo de cambios y es totalmente comprensible que ellos no quieran organizarlo después de lo que le sucedió a la Reina. A propósito, ¿cómo se encuentra?, tú pasas la mayoría del tiempo con ella.

Jamás creí encariñarme tanto con una patrona de la manera en la que estaba con Amberly. Recordé la primera vez que la vi, la princesa a la que todos temían por ser de Maredale y tener una de las educaciones más intensas. Era tan despistada y nueva a lo que era Gardenstone que despertó un instinto protector en mí en el mismo instante que la había visto. Pensar en lo que tuvo que vivir me rompía el corazón de siquiera imaginarlo.

—Ella es fuerte —dije automáticamente—. No hay nada de qué preocuparse, puede superar lo que sea. Piensa en el dolor más intenso, vacío y profundo, ella puede con eso y más. No hay que dudar de la Reina Amberly.

—Lidia tiene razón, Bev —Vi, del cabaret, se unió a la plática al entrar por la puerta trasera—. He visto a la Reina en situaciones no tan favorables, puede con lo que sea. Aunque por más que me gustaría discutir su increíble reinado, me interesa más saber lo que ha sucedido con cierto duque, Lidia.

Bev, con el té aún en la boca, hizo un sonido como si se fuera a atragantar. Con los ojos muy abiertos al igual que su mandíbula me miró impresionada.

—¿Lidia? ¿Duque? ¡Por el Bosque! —exclamó—. ¡Detalles ahora mismo!

—Es... yo... —dije con nervios por el volumen de su voz—. No es la gran cosa, realmente. No hay necesidad de... ya saben, gritarlo y que más gente se entere.

—Por favor, no me digas que no quieres que el resto de las chicas que están claramente interesadas en el Lord Merlot sepan que ustedes ya tienen algo —dijo Vi, haciendo un gesto con las manos—. Debes de reclamar tu territorio.

Regnum. ✔️[DISPONIBLE EN FÍSICO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora