Epílogo.

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Puede que al pasar de los años en nuestras vidas se formen lazos con ciertas personas, lazos que quizá nunca se podrán romper, pero por más fuerte que sea ese lazo puede que no terminemos con esa persona.

Puede que llegues a conocer a alguien más, una persona que nunca querrá apartarse de tu lado. Tienes que darte una nueva oportunidad, una oportunidad con esa persona que simplemente quiera invitarte a salir, esa que te quiere sacar de la rutina, esa con la que empiezas a disfrutar de las risas, de un simple paseo, de los comentarios, de las cenas, de las historias y de más, esa con la que tu cuerpo encaja de forma perfecta y sus pies se mueven de forma sincronizada en cada baile, esa persona con la cual sentiste que volvías a enamorarte, esa que empezaste a querer día y noche, esa por la que te levantas cada mañana agradeciendo de que él o ella también este teniendo un nuevo día, esa persona que se preocupa por sí mismo pero también por ti. Esa otra persona llegará o puede que haya estado ahí desde un principio y no lo hayas notado, sí, quizá sea esa persona que decidió quedarse a tu lado sin importar qué, esa persona que se no se rindió, esa persona que tuvo que dar amor para los dos pues tú aun no aprendías a amarlo del todo, pero esa persona ahora es quien lo recibirá todo de ti.

El mundo está en un constante cambio. Muchas cosas darán un giro que nunca llegó a cruzarse por nuestras mentes. Algunos no volverán a ser los mismo después de ciertos cambios, para otros, los cambios serán lo mejor. Muchos se irán, muchos vendrán y solo terminaremos siendo de quienes decidan permanecer a nuestro lado sin importar que tan difícil se vaya a poner el camino pues no podemos esperar toda una vida a que un viejo recuerdo decida regresar.

Cuando atravieses por el dolor aférrate a que después de los horribles días también vendrán los buenos, esos donde disfrutas del sol y de la lluvia, donde disfrutas de un brillante cielo y de uno nublado, donde disfrutas que simplemente tienes un nuevo día. Las cosas no siempre saldrán tal y como queremos, pero debemos poner nuestra mejor cara y brindar. Brindar con un vino, con cerveza, con agua, con té, con café, hasta con ese jugo de maracuyá. Brindar por lo que fue, por lo que es y por lo que será, solo por eso, nunca por el "lo que pudo haber sido" Brindar porque no todo siempre será igual. Brindar por las heridas que nos hicieron aprender. Brindar por esas risas. Brindar por los que tenemos a nuestro lado y por los que ya no. Brindar por los recuerdos. Brindar por las veces en las que nos sentimos vacíos, solos y perdidos, pero llenar la copa y brindar con mayor felicidad cuando esos sentimientos acaben. Brindar porque todo estará bien, en un futuro muy cercano o quizá en uno que parece algo lejos todo estará bien. Brindar porque nuestros corazones aun laten y si aún laten tenemos la vida por delante para disfrutarla.

En el segundo sábado de junio ahí estaba yo, en el Hotel Plaza de New York mirando como las personas corrían de un lado a otro con emoción. Yo estaba paralizada, seguía sin creerme lo que pasaba. Cuando la chica que habían contratado para peinarme y maquillarme me liberó entré al cuarto que había sido reservado para la novia.

─Ugh ─ resoplé.

Seguramente estaba más nerviosa por no caer en el pasillo que por dar el sí. No podía negar que lo que no me animaba a confesarle a otros si me ponía algo nerviosa. Muchos quizá se casaran por completo amor y era lo que yo esperaba hacer en un futuro. Casarme con el hombre que me acariciaba hasta el alma. Cien por ciento enamorada no me encontraba en ese momento pues nunca esperé terminar casándome a mis veinte años y menos después de todo lo que había pasado. Si les soy sincera, me casaría mas por una estabilidad lo cual no estaba del todo mal, pero anhela llegar a amar a mi prometido tal y como él se lo merecía.

El sol inundaba la habitación y sus rayos les daban más brillo a mis desnudos hombros. Los pasos y voces del pasillo se mezclaban con la melodía de la orquesta que se encontraba en el cuarto donde se daría inicio a la ceremonia, cuarto en el que tendría que estar en pocos minutos.

La promesa de AlyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora