Capítulo 27.

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Mi padre siempre trató de que nunca me faltase algo, aunque su compañía era lo que yo más necesitaba. Por su trabajo pasaba mucho tiempo fuera de casa, por ello cuando tenía la oportunidad de que pasáramos algo de tiempo juntos me gustaba que me entrenara o me enseñara cosas de su trabajo pues sentía que era lo que más feliz lo hacía, eso me hacia sentir mas cercana a él.

Al inicio solo entrenaba por él, pero después le tomé gusto, tanto fue que le dije que algún día una placa tendría el apellido Mendes y no sería por él o sus hermanos, ese Mendes seria por su hija. Recuerdo que se ilusionó tanto que no paraba de decirle a sus colegas que su pequeña algún día recorrería sus pasos. Lo llenaba de completo orgullo el verme desear llegar a vestir aquel uniforme, pero aquella ilusión se desvaneció cuando mi corazón empezó a fallar, todos los planes hechos se derrumbaron y sentí que no volvería a ver a mi padre orgulloso por mí. 

Papá dejó de lado su puesto de contraalmirante con la excusa de que ya era el tiempo para dejarlo, pero yo mejor que nadie sabía que eso no era cierto, tuvo que verse obligado a dejar su trabajo porque mi madre necesitaba a alguien a su lado ayudándola y de una u otra manera mi padre sintió que le debía eso, le debía el estar en casa, le debía tiempo a su familia. 

Al pasar por tantos exámenes y meses en los que sentía que ya no valía la pena el continuar, me alejé de ellos y me sumergí en la melancolía para luego creer que las fiestas y el trago me darían un pequeño escape a una vida feliz, pero eso solo hacía que empeorara. 

Tiempo después, cuando había mejorado, cuando la cirugía había sido un éxito y cuando los doctores no dejaban de sorprenderse al ver mi mejoraría, la excelente forma en la que mi cuerpo había aceptado el corazón y como mi cuerpo respondía ante todo de buena manera como si nunca hubiese estado enferma puede mirar a mi padre a los ojos y decirle que su pequeña niña, su única hija y la que lo había llenado de ilusión tiempo atrás le prometía que nunca volvería a rendirse, que se llenaría de valor cada día y que seguiría sus pasos, lo llenaría de orgullo y un día se le llenaría el pecho de infinita alegría al ver como su hija continuó su vida y le hizo frente a cualquier dificultad, porque su hija no se rendiría, nunca.

Aún tengo mucho por dar.

Sé que me han dado un corazón muy fuerte, lo sé...

Un movimiento más, por favor.

Cuando mi vista logró aclarase vi a un casi molido Connor abalanzándose sobre mí, él también parecía querer dar un último movimiento. Cuando quiso tomarme por el cuello aproveche que su cuerpo vendría sobre el mío así que aseguré mis piernas detrás de su espalda, rápidamente puse las palmas de sus manos en el piso, clave mis uñas en la parte trasera de su cuello para atraerlo a un costado de mi torso, en esta posición pude tomarlo por la camisa, cruce mis brazos en equis y luego lleve los codos al piso para que la fuerza que ejercía se viera reflejada en la tela que rodeaba su cuello y esta lograra asfixiarlo. Connor trató de zafarse y empezó a golpear el suelo con fuerza, esto me hizo saber que ya no le estaba pasando circulación. En cuestión de poco menos de treinta segundos él se desmayó. Me lo quite de encima y me quede quieta tratando de tranquilizarme, era como si la vida hubiese vuelto a mí. Casi arrastras me acerque a la silla donde Matt se encontraba para desatarlo. Él pudo quitarse la mordaza cuando lo liberé.

—A-Aly... —por su tono de voz pareció que fuese a sollozar— ¿Cómo puedo ayudarte? —me miró por un momento y me abrazó— Prácticamente me salvaste la vida. —su voz se entrecortó— Mira cómo te dejó —fijó su vista en mi rostro y después vio con desagrado a Connor quien aún estaba inconsciente.

—Debemos salir de aquí —dije casi sin aliento.

Matt asintió y me tomo en sus brazos. Salimos de la habitación y el bajó las escaleras con el cuidado de que no fuéramos a caer. Cuando llegamos a la primera planta escuchamos un forcejeo en la puerta, Matt dio un paso atrás al pensar que podrían ser los hombres de Bobby.

La promesa de AlyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora