Sentir

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Cuando Flavio abrió la puerta la última persona que pensaba encontrarse era Samantha, pero ahí estaba ella, con una coleta desarmada, los ojos rojos, probablemente de llorar, pero no podía afirmarlo. No le dio tiempo de analizar la situación cuando la chica se abalanzó a sus brazos y rompió a llorar. ¿Qué estaba pasando? No entendía que pasaba, lo único que pudo hacer responderle el abrazo y envolverla en sus brazos, tratando de calmar esas lágrimas.

La chica lloraba y él no entendía por qué. No entendía que había pasado, ni si quiera entendía por qué había ido a buscarlo a él. ¿Por qué estaba ahí? No lo entendía, pero de lo único que estaba seguro es que no podía verla de esa forma. Se volvía tan pequeña, tan frágil, aunque él sabía que ella no lo era, que era una de las personas más fuertes que ha conocido nunca, pero en momentos como ese, sentía que tenía que protegerla. Eso no había cambiado. Ni los años, ni la distancia pudo cambiar su instinto protector hacía ella.

Lloró durante un rato. Cuando por fin parecía que se había calmado, se sentaron en el sofá, pero ella volvió abrazarlo, volvió a caer en sus brazos y Flavio lo único que pudo hacer es abrazarla, tratando de protegerla de cualquier mal, aunque no supiera bien de qué. Estaba claro que era lo que necesitaba y se limitó a responderle.

Acarició su suave pelo tratando de que se calmara, todo era como volver el tiempo atrás, en ese momento no había que dar explicaciones de nada, él estaba para ella y no iba a reclamarle nada. Al cabo de un rato sus lágrimas cesaron y su respiración estaba volviendo a su estado natural. Los ojos de la chica se encontraban cerrados, pero él sabía que no estaba dormida, solo estaba calmada después de todas las lágrimas que acababa de derramar.

No quería forzarla hablar, tampoco romper el momento tan intimito que estaban teniendo. Esa conexión estaba ahí. No se trataba de volver a conectar porque nunca habían dejado de hacerlo, simplemente tenían que volver a dejarse llevar, derribar todos esos muros que les impedía dar rienda suelta a su conexión.

La conexión iba más allá de lo musical y ambos podían sentirlo.

- No tienes por qué decir nada, pero si necesitas hablar... te escucho – rompió el silencio que los invadía. La rubia se separó de él y lo miró. Vio sus ojos de preocupación, pero ni si quiera sabía cómo empezar porque aún no sabía qué hacía ahí.

- No es nada... - trató de restar importancia, pero sabía que no podía engañarle. Había llorado en sus brazos durante un buen rato. Nadie se tragaría el cuento de que no pasaba nada y el rostro del chico lo mostraba, esperaba una respuesta más clara. – No sé por qué he venido, lo siento, Flavio. Yo no quería hacer todo este cuadro que acabo de hacer, pero no sabía a donde ir y de alguna forma acabé aquí... supongo que siempre acabo acudiendo a ti, lo siento por molestarte.

Flavio acarició su rostro y trató de calmarla de nuevo, a juzgar por la velocidad con la que hablaba su corazón estaba yendo a mil por hora.

- Samantha, no tienes por qué disculparte. Necesitabas un hombro en el que llorar y sabes bien que siempre he estado, por más que no estemos juntos, sigo estando para lo que necesites.

Era cierto. Flavio siempre estaba. Y el hecho de que su relación estuviera en el punto en el que está. En el punto en el que todo parecía roto, no fue por su ruptura, fue por el encuentro que tuvieron un año después de terminar las cosas. Se volvía a repetir la historia, pero aquella vez fue él quien la buscó. La necesitaba, necesitaba alguien que lo entendiera y ella estuvo para él. Se quedó toda la noche escuchándolo, tratando de apoyarle, hacerle entender lo mucho que ella confiaba en él por mucho que no estuvieran juntos. Él también la escuchó y ambos se contaron sus miedos. Aquella noche, de la que nadie, excepto ellos saben, parecía que todo iba a cambiar y aunque ni siquiera hubo un beso, durmieron juntos, pero todo aquello solo fue fugaz. Todo se desvaneció. Samantha no estaba cuando Flavio abrió los ojos. Tan solo una nota escrita a mano:

Remo a tu favorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora