La llave

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Ambos se encontraban en tirados en el sofá del piso de Flavio, eran casi las doce de la noche, era el estreno de canción para todo el público. Habían anunciado hacía unos días y todo internet se volvió loco, nadie lo vio venir, pero todos estaban ansiosos por escuchar la canción de la cual solo subieron los primeros acordes como adelanto, querían dejar todo a sorpresa.

Para el estreno, Flavio le había propuesto cenar juntos, esa cita que no era cita, era una ocasión especial. Había cocinado una especie de wok, había visto la receta y pensó que sería buena idea y lo fue porque a Samantha le encantó.

En cuanto a su relación, no había avanzado demasiado, seguían en el mismo punto de largas conversaciones nocturnas y alguna que otra visita en la que no hacían nada. A veces Samantha le pedía que le tocase alguna canción nueva, pero este le decía solo si ella le cantaba a él una de las suyas y como Samantha nunca solía enseñar su trabajo a casi nadie, no llegaban ningún acuerdo. Estaban bien, tenían una buena relación no-física por muchas ganas que tuvieran, se controlaban.

Estaban nervioso por el estreno de la canción, no sabían si iba a gustar, qué pensaría la gente, cuantas visitas tendrían... era una incertidumbre que no podían controlar, pero lo mejor de todo, era que estaban pasándolo juntos porque era la canción de ambos, probablemente la única que sacarían juntos.

Habían pasado ya unas semanas desde aquella conversación de inseguridad de ambos, desde que la noticia de Alex había salido, pero como era de esperar ya se había olvidado, pues no había más pruebas que los vinculase y el chico tampoco se había vuelto a poner en contacto con ella. Era bueno para ellos que se dejase de hablar de ello, ni si quiera se hablaba de una posible relación entre ambos más allá de sus fans que intentaban buscar cualquier indicio para confirmar que algo había, pero no iban a encontrar nada ya que eran bastante cuidadoso y ciertamente no tenían ninguna relación oficial. Por supuesto que existía una relación de apoyo, de pasar tiempo con esa persona, de hablar horas sin cansarse, de risas... simplemente eran ellos, pasando tiempo juntos, creando un vínculo aún más del que tenían.

Para ese día Flavio había pensado algo como regalo de estreno, no le había dicho nada a ella por supuesto, no quería que se viese obligada a tener que regalarle algo. Estaba nervioso por ver su reacción, sobre todo porque al día siguiente tenían entrevistas de promoción juntos y no quería estar mal con ella... pero ese regalo era un paso más en la relación que tenían en ese momento. Era algo que llevaba tiempo dándole vueltas.

- Tengo algo para ti – dijo rompiendo el hielo, ambos estaban viendo una película para que el tiempo pasara más deprisa, en la mesa había una botella de vino y dos copas para brindar, era una ocasión especial. La chica lo miró extrañada.

- ¿Qué cosa? – preguntó acomodándose en el sofá para poder mirarlo mejor – No hace falta que me des nada, no es mi cumpleaños ni nada

- Ya lo sé, pero es el estreno de nuestra canción y quería darte algo – el chico sonrió y se levantó para coger una cajita color amarillo y envuelta en un lazo blanco

- Esto no me parece justo – se quejó – yo no tengo nada para ti

- No importa, no es algo que cueste dinero, es simbólico – se rio nervioso y ansioso por ver su reacción

- ¿No me vas a decir que es? – Flavio negó con la cabeza y la chica cogió la caja – no pesa nada – la agitó para ver si se podía escuchar algo – suena algo

- Ábrela – la incitó – ay, estoy muy nervioso

- Ni que me fueras a pedir que me casara contigo – bromeó

Remo a tu favorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora