Oro (Part.1)

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Jimin se deshizo del dispositivo con frustración. Nuevamente ese bendito artefacto lograba ponerle de mal humor.

Le molestaba que un pedazo de plástico le dijera que no estaba embarazado. Encerrado en las paredes de su oficina apenas podía descargar toda la rabia que sentía. Estaba abatido y devastado, un intento más fallido y una desilusión más.

Como ya había hecho desde hace unas cuantas veces atrás, apenas le había dicho algo a Yoongi sobre sus sospechas. Con toda la carga de sus tratos y negocios, Jimin se sentía mal de atribuirle un peso más en sus hombros, el peso de no poder concebir un hijo con su esposo.

Jimin sabía que al ser parte de la élite de Corea los ojos de las demás familias estaban puestas en ellos, en espera del anuncio de un primogénito y heredero de las fortunas que gozan. Tenía que fingir una sonrisa cuando se cruzaba el camino con alguno de ellos, ignorar y cambiar de tema cuando salía a relucir los niños.

Yoongi por su parte trataba de hacer lo mismo con sus inversionistas una vez que los negocios terminaban y trataban de entablar una plática amena con ellos para liberar la tensión de revisar los documentos para los acuerdos. Al parecer presumir de sus hijos era algo común entre las personas. Por obvias razones Yoongi desviaba la atención hacia otras personas para evitar que preguntaran por él.

—Dile que si duda de mi capacidad para hacer mi trabajo, tengo un par de colegas que encantados le comerían el trasero a ese viejo bastardo —su pobre asistente apenas supo maniobrar sus movimientos para que los papeles que le habían llegado en su fax no cayeran víctimas del mal humor del jefe.

La oficina vio con asombro al alegre Jimin convertirse en el malhumorado hombre que le gruñía a cualquiera que se atreviera a molestarlo. Lo que necesitaba era estar solo para poder consolarse el mismo, al no saber Yoongi, no tenía a nadie más quien pudiera hacerlo. Se imaginó llegado a su hogar dejando su maletín en el sofá para subir sin ánimos las escaleras que lo conducirían a su habitación.

Delegó a su asistente para realizar los mínimos trabajos que había dejado pendiente sabiendo que Jenni sería perfectamente capaz de resolverlos sin el apoyo de su jefe. Condujo perdido en sus pensamientos, pero atento a las calles de Seúl, cuando las concurridas calles se convirtieron en las finas cruzadas del condominio donde vivía, es que sintió que su refugio estaría más cerca.

Sorpresivamente, cuando abrió su puerta, no se encontró con la oscuridad que habría en hogar de no haber nadie. En su lugar, unos pasos apresurados se escucharon desde más allá de la casa, provenían de la parte posterior de esta. Y pronto vio a Jungkook corriendo hacia él con una sonrisa que podía partirle la cara. Jimin sintió su ánimo subir al tope de repente, se agachó cuando notó que el pequeño corría en busca de un abrazo de bienvenida.

Los pequeños brazos del infante le rodearon el cuello cuando Jimin lo sostuvo de la cintura para alzarlo. Y entonces sintió la dicha de ser recibido por algo así. Era ajeno, pero tan cálido y suave que deseó por el momento en que eso fuera suyo. Que un hijo suyo fuera quien le recibiera con esas atenciones.

Jungkook era como el hijo perfecto, educado, lindo, adorable y respetuoso. Taehyung lo crió bien definitivamente. Sintiendo sus manos picar obedeció a sus instintos y le acarició sus cabellos negros.

Taehyung había salido para resolver algunos asuntos de su preparatoria y había dejado a las empleadas de la casa a cargo de su hermano mientras él no estaba. Llevaba horas fuera y esa era la razón por la que Jungkook corrió en seguida apenas sintió la puerta ser abierta, quería atención de alguien que conociera y por fortuna era Jimin.

—¿Me extrañaste, pequeño? —le preguntó Jimin aún cargando con su peso en sus caderas y regalándole una sonrisa sincera al niño.

Al otro lado de la ciudad, aún resolviendo unos asuntos en torno al despido de uno de sus empleados, Hoseok fruncía las cejas en cuanto detectaba alguna incongruencia con las versiones dadas que relataban la razón del despido de aquel hombre.

Un simple camarero |HopeV|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora