Partida

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Después de esa noche, Hoseok echó a los demás para que pudiera pasar el tiempo conmigo. Me prestó una de sus pijamas. Se suponía que la fiesta de su padre iniciaba con la cena de ayer y finalizaba con un ameno desayuno, por eso los invitados tenían habitaciones propias, todos se quedarían a dormir aquí.

Cuando nos recostamos para acomodarnos en las sábanas, las manos de Hoseok buscaron un camino para levantarme la camisa que me quedaba muy grande y se dedicó a acariciarme el vientre hasta que cayó dormido.

Yo le miré mientras lo hacía, él se durmió con sus manos en mi pancita y su rostro sólo demostraba la serenidad con la que se fue al mundo de los sueños.

Cansado después de toda esa montaña rusa de emociones que fue hoy, me restregué junto a él y lo abracé para después taparnos con las sábanas, alistándonos para dormir.

A la mañana siguiente, no sentí el cuerpo de Hoseok dándome calor y eso me hizo despertar del todo. Cuando estuve más consciente escuché que había una voz hablando a lo lejos.

Era Hoseok y otra persona.

—Lamento que te haya causado problemas. Namjoon. Yo me encargaré de eso, no te preocupes —escuchar el nombre de Nam me hizo levantarme casi preocupado, si bien anoche había acabado con todos mis deberes cuando el fiasco pasó, siento que le debía algo a mi jefe.

Pero para cuando apenas me colaba las pantuflas del hotel, Hoseok ya estaba regresando de la puerta. Me miró y me dedicó una sonrisa feliz mientras se acercaba a mí, me tomó de los hombros para dejarme quiero cuando se inclinó para darme un beso corto en mis labios.

—Buenos días, mi amor —suspiré. Que enamorado estaba de este hombre.

—¿Era Namjoon? —cuando salí del hechizo que el beso de Hoseok me había dado, recordé la conversación. Mi novio se lamió los dedos y se rascó la cabeza soltando unas risas ligeras.

—Hay un montón de reporteros afuera del hotel —abrí los ojos sorprendido.

—¿Siguen afuera? La fiesta acabó ayer —y allí fue él se rió ya un poco más fuerte, se sentó en la cama bajo mi mirada que le seguía los movimientos un poco confundido. Se acomodó en medio de la cama y sacó su celular del bolsillo de su short de dormir.

—Ven —me pidió abriendo uno de sus brazos para que yo me recostara a su lado. No lo pensé dos veces y subí a la cama nuevamente para estar junto a él, su brazo me abrazó cuando recosté mi cabeza en su pecho para ver el teléfono.

Él colocó la contraseña enfrente mío y lo vi buscar entre sus aplicaciones. Abrió Twitter y yo quise reírme.

—¿Tienes Twitter? —le pregunté acariciando su vientre con mis manos. Sentí su pecho vibrar cuando asintió con la voz.

—También fui joven, Tae —bueno. En eso tenía razón, yo igual me hice una cuenta de cada red social cuando era joven, pero lo dejé de usar activamente hace mucho, sólo las usaba para ver que pasaba—Y la usa para ver que dicen de la empresa, y para reírme sobre los rumorees que salen de la gente.

—Oh, una persona rica y chismosa —me burlé. Hoseok ya había puesto una contraseña para una cuenta más de dos veces, me preguntaba si le bloquearían la cuenta de fallar tantas veces.

—Es divertido ver que cosas que ya conocías por fin salen a la luz —respondió de forma casi inconsciente, pues parecía concentrado en recodar su contraseña—Estoy casi cien por ciento seguro de que era esta.

Y la cuenta por fin se abrió.

Aparecieron tweets de artistas y varios videos de personas bailando, pero Hoseok fue al buscador donde aparecían las tendencias y buscó una cuenta.

Un simple camarero |HopeV|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora