🥀 Three 🥀

4.1K 468 5
                                    

Me recosté otra vez a la pared y suspiré pesado, si ellos no hubieran venido seguro que todo sería más fácil pero saber que la fraternidad está revisando mi caso y que talvez exista una posibilidad de que no me quiten mi puesto es satisfactorio.

-Volviste florecita-Me dijo el mismo hombre de hace rato y se paró enfrente mío.

Lo quedé mirando y me iba a ir pero un hombre de cabello rojizo se paró enfrente.

-No huyas, sólo quiero hablar-Ese pelinegro me miraba con una sonrisa burlona.

Negué y suspiré, sobe mi frente y sabia que sería el primer encuentro con la gente de la cárcel y no sabía cómo putas actuar...

¿Si mato hoy o talvez mañana? esa era mi pregunta.

-¡Conteo!-Gritó un guardia en pleno centro del patio.

-No te salvaras florecita, después nos vemos-El pelinegro se fue y suspiré aliviado.

Cero accidentes por hoy.

Nos formaron a todos en el patio y empezaron a decir números de identificación y los prisioneros se reportaban como si estuvieran en la milicia, estaba familiarizado con este régimen así que no era muy difícil.

Después de todo nos formaron y nos encaminamos hasta las celdas y de casualidad el pelinegro que me molestaba estaba enfrente a mi celda, nos quedamos mirando y luego subí a mi cama.

Apagaron las luces y se supone que debíamos dormir pero ví un reflejo de luz amarilla. Lo ignoré y cerré mis ojos, pero no tenía sueño.

Saqué la foto de mi hermana y la miré detenidamente, ella... la niña más hermosa del mundo y cuando creciera seguro también sería la mujer más bella.

Cerré mis ojos por segunda vez y trate de descansar, mañana sería mi segundo día aquí y de seguro no sería nada agradable por ese pelinegro que me molestó hoy.

En toda la noche hubo susurros y ruidos de pasos, me dije que si la reja se abría ahí debía pararme y estar alerta...

A la mañana abrí mis ojos y me quedé ahí acostado repasando lo que años atrás me aprendí.

La verdad ya no se si quiero morir.

Talvez haga muchas cosas para sobrevivír, talvez tenga posibilidad de salir y volver a la vida que deje pausada.

-¡Levántensen maricas, ya despierten, sus mamis no vendrán a darles un besito de buenos días!.

Sonreí por lo que decía el guardia, en verdad era chistoso y era bueno empezar el día así.

-Es temprano-Susurre y me senté.

-Aconstumbrate, aveces vienen a media noche por revisiones... ni te avisan-Dijó el hombre de abajo.

-Ujum..

-¡Todos a las duchas!-Gritó el guardia golpeando las rejas.

-Mierda, duchas-Suspiré frustrado.

No le mostraría mi trasero a esos imbéciles, no ahora.

-Debes ir o te sacarán-Me advirtió el hombre.

Me bajé de mi cama y tomé una toalla, mi jabón, mi cepillo de dientes al igual que la pasta dental.. Salí y caminé en orden detrás de los otros prisioneros.

-¿Te gusta lo ves?-Preguntó un hombre mirándome coqueto.

Rodé lo ojos y me acerqué al lavamanos, me cepille y me lavé la cara, moje la toalla y volví a la celda, no les mostraría mi cuerpo a estos hombres.

Con la toalla húmeda la pase por todo mi cuerpo y cuando mi compañero de celda llegó ya me había cambiado y me arreglaba el cabello mirándome en el espejo que había.

Después pasamos a otro lugar y mierda... esto era enorme, me estaba empezando a fastidiar el color metálico que pintaba todo a mi paso.

Fui por mi bandeja de comida y busqué una mesa sola para poder sentarme sin molestar pero en verdad la vida me quería joder otra vez.

-Florecita-Canturrearon a mi espalda.

No me moví y seguí comiendo.

Dos hombres se sentaron al frente mío y era el mismo pelinegro y el de cabello rojizo de ayer que estaban ahí presentes.

-¿Eres mudo?-Me preguntó el pelirrojo.

Suspiré y me levanté.

-No florecita, no te irás está vez-El pelinegro se levantó y ví como el ambiente se puso tenso.

Todos nos miraban y estaban atentos a lo que sucedería, sabía que alguien saldría herido hoy y si me lo propongo no sería yo.

Tomé el tenedor de plástico en mi mano y lo miré a los ojos.

-¿Por que el tenedor?-Me preguntó con una sonrisa ladida.

-Quince segundos y acabo con los tres-Me iba a ir pero un tercer hombre puso la mano en mi hombro.

Todos mis sentidos se pusieron alerta.

Tomé la mano del hombre y la volteé rápidamente mientras le enterraba el tenedor en su brazo y cuando caía golpeé su rostro con mi codo.

Solo bastaron 8 segundos y ese tipo ya estaba en el suelo.

Las alarmas empezaron a sonar y los prisioneros se tiraron al suelo con las manos en la cabeza, me acerqué al hombre que herí y le saqué el tenedor del brazo.

Los guardias llegaron y me arrastraron hasta una pared, me lanzaron con fuerza hacia ella y me esposaron, suspiré negando y me forzaron a ir a otra instalación. Me lanzaron con fuerza dentro de la celda y cerraron.

-Dios Jimin, primer problema-Susurré para mi y me levanté.

Todo era culpa de ese pelinegro que no me dejaba en paz. Si no fuera por él estaría al menos comiendo esa avena que parece excremento.

Lo único que me mantenía tranquilo en este estado era ejercitarme.

Puse mis manos en el suelo y me pegué a la pared de cabeza. Cerré mis ojos y deje que pasará el tiempo.

En la noche ya estaba en mi cama de la celda, descansé con la advertencia de que si seguía así, me darían una semana en las celdas de castigo.

Al otro día fue lo mismo pero me decidí a no salir de la celda y quedarme acostado. Debía hablar con ese tipo y decirle que no me vuelva a molestar que no quiero mas problemas.

Amor Inesperado (KOOKMIN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora