Los días siguientes fueron una mierda. Así, sin necesidad de adornarlo.
Una verdadera mierda.
En la escuela teníamos que hacer buena letra porque un paso en falso más, y tendríamos serios problemas. Cargando con unas cuantas amonestaciones además de las firmas, lo cierto es que ya estaba cansada de meterme en tantos líos.
Parecía que salía de un castigo para meterme en otro.
Por otro lado, estaba el hecho de tener que disimular con los Balcarce que Thiago y yo seguíamos juntos. Esto significaba que su casa me quedaba completamente prohibida; no podían vernos por el barrio, ni en el parque, ni en la tienda estábamos a salvo por lo chusmas que eran mis vecinos. Y hasta en su casa era todo un reto, porque después de las firmas en el libro de conducta, Nacha y Oscar le habían quitado a su hijo el celular, el permiso de salir a cualquier lugar que no fuera la escuela, y lo peor de todo... no le sacaban el ojo de encima.
Lejos habían quedado esos fines de semanas en los que se quedaba solo en casa, o los viajes cortos de sus padres para pasar los días en el Club. Ahora se turnaban, y uno siempre estaba en casa para mirarlo desde cerca.
Ya ni se animaba a cruzarse por la ventana a media noche, porque el riesgo era demasiado grande, y el que lo vieran trepado a mi ventana, arruinaría nuestro plan de hacerles creer que habíamos terminado.
No nos quedaba más remedio que vernos en los recreos de la escuela y poco más.
Los dos estábamos molestos todo el tiempo y frustrados. Sin necesidad de suavizarlo tampoco; llevábamos un par de semanas sin sexo. Sin más contacto físico que unos cuantos besitos por ahí, y eso nos estaba volviendo locos. Sé que este aspecto entre nosotros era nuevo, porque no lo hacíamos desde un comienzo, pero tal vez justamente por eso es que estaba tan presente en nuestras mentes...
Era novedoso. Antes no sabíamos cómo sería, ni si conectaríamos o la pasaríamos bien. Ahora no podíamos pensar en otra cosa...
Y nos teníamos muchísimas ganas. Todo el tiempo, a toda hora.
Esos momentos en el recreo largo donde nos íbamos a mi escondite preferido para besarnos, nos estaban quedando cortos, y se notaba. Un simple besito, nos dejaba a los dos deseando más. Jadeando y metiéndonos mano cada vez que podíamos; con él teniendo que ocultar después su excitación al entrar al aula, cubriéndose con algo la parte delantera del pantalón, y yo constantemente húmeda e incómoda todo el tiempo. El puto infierno.
No sabía cómo estaba haciendo él con ...todas esas ganas, pero solo me quedaba esperar que estuviera trabando mejor sus puertas cuando estaba a solas.
Esa tarde, había quedado con Catalina para distraerme un rato.
Por una cosa o por otra nos desencontrábamos, pero finalmente aquel día, le haría ese tatuaje que tanto quería que le hiciera. Una serpiente que le surcaba toda la parte baja de la pierna que me llevaría un par de sesiones, pero ya tenía diseñada en tinta negra justo como me gustaban.
ESTÁS LEYENDO
1 - Perdón por las mariposas
Roman pour AdolescentsBianca tiene una vida difícil, de la que ya está aburrida. Cree en el amor, y le gustan los chicos malos que no siempre la trataron tan bien. Thiago es un chico de buena familia, clase media-alta, que vive para jugar al fútbol. Dulce, considerado y...