Epilogo. Final

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Se sentía nervioso ¿qué podía esperar de la vida a partir de ese instante? Le entregaron una caja con las pocas pertenencias con las que había llegado. Sonrió con nostalgia, eso era todo lo que tendría de aquellos días; un reloj que ya no funcionaba y una cartera la cual abrió encontrando si acaso un poco de dinero y una fotografía. Más de diez años tenía aquella foto, vio su reflejo vaya que los años en él se notaban. La observó una vez más, la sonrisa cálida de la primera mujer que amo y por la que había hecho demasiadas locuras. Negó en un movimiento de cabeza y termino por romperla, guardo sus dos últimas pertenencias y dejo la caja vacía sobre el mostrador.

Así con la idea de comenzar desde cero abrió la puerta de la clínica y salió siendo recibido por los rayos del sol que lo deslumbraron de momento, pero lo que más le deslumbro fue aquellas dos presencias a las que se acercó lentamente. Sin saber que decir ni siquiera que preguntar los contemplo en silencio.

Había esperado con ansiedad ese momento. El viento jugaba con su larga cabellera, observando al hombre al cual había esperado durante esos últimos años— Bienvenido... —murmuró al verlo frente a ella.

—Que ¿qué haces aquí? —preguntó desconcertado, de todas las personas que hubiera esperado o quizá que no hubiera esperado estaba ella ahí.

—Solo, vine a presentarte a tu hijo —bajó la mirada hacía el pequeño de casi cinco años— Eliot, él es tu papá

Las sorpresas y el desconcierto no terminaban ¿cómo que un hijo? — ¿Eliot? —murmuró bajando la mirada hacía el pequeño, piel blanca, cabello negro, ojos como los de Rei y ese gesto que ocultaba miedo y ansiedad— ¿mi... hijo?

—Así es. Siento no habértelo dicho en su momento. Tuve miedo de tu reacción, no quería atarte a mí por un bebé siendo que nuestra relación era simplemente diversión, pero creo que tienes el derecho de saberlo. Por eso estoy aquí

—Pero... —murmuró sin dejar de observar al pequeño que se refugiaba tras las piernas de su madre— ¿cómo? ¿por qué?

Suspiró acomodando su cabello detrás de la oreja— Eres libre de aceptarlo y convivir con él o de alejarte. Él solo necesita del cariño de su padre por lo demás no debes preocuparte —se agachó para cargar al pequeño abrazándolo con mucho cariño.

—Es que Rei no es fácil de aceptar lo que me estás diciendo. Durante años he creído estar solo

—Sé que no es fácil, pero tampoco iba ser fácil habértelo dicho en su momento siendo que rechazaste a la que era tu prometida quien te daba una gran noticia. Si eso sucedió con ella ¿que pudo haberme esperado a mí?, no quería que lo supieras y por eso renuncie y me aleje

—Rei creo que este no es un buen momento para hablar al respecto y menos con el niño presente

—Si, supongo que no es un buen momento, solo respondía a tus preguntas. Sé que estas sorprendido y que era lo que menos esperabas. Vamos pequeño mío es hora de ir a la escuela —lo abrazó aún más acariciando su cabeza— ¿quieres acompañarme? seguro tienes hambre te invito a comer

—Vamos —dijo aun desconcertado ¿cómo se supone que debía reaccionar? pensar que no tenía nada y de pronto darse cuenta de que había alguien esperándolo— ¿cuándo es su cumpleaños?

—El veinticinco de noviembre, falta poco para su cumpleaños

Sonrió sutil— ¿Quieres que te ayude?

—¿Quieres cargarlo? —se detuvo observándolo.

—Solo si me lo permites —dijo sonriendo sutil— y si él quiere

—¿Eliot quieres que tu papá te cargue? —el pequeño con timidez asintió con la cabeza observando al hombre frente a ellos, parecía impresionado.

BENDITA VIDADonde viven las historias. Descúbrelo ahora