Capitulo 8 Fresas Y Traiciones

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La hora de salir del trabajo era lo que más emocionaba a las chicas, pero como siempre Michiru tendría que salir rápidamente para llegar a tiempo a sus clases en la universidad y Haruka no podía ir por su hermana como últimamente acostumbraba, ya que tenía una entrevista de trabajo justo a esa hora, en la puerta de salida de los empleados se encontraban despidiéndose Michiru y Serena.

—Estudia mucho y no te vayas a echar la pinta —le sonrió.

—No como crees si tengo examen, mejor me voy para alcanzar un buen lugar —le guiñó el ojo— cuídate mucho ¿sí? y échale ganas

—Sí, tú también cuídate, nos vemos después —le sonrió.

—Nos vemos —se alejó a paso rápido abordando un autobús que pasó en seguida.

—Hola...

—Siempre a las carreras —murmuró y al escuchar la voz volteó a ver quién le saludaba, sonrió al reconocerlo— ah hola Seiya ¿cómo estás?

—Bien ¿y tú como estas? —acercándose a ella con una gran sonrisa.

—Bien gracias ¿no es curioso que trabajemos en el mismo lugar y que casi no nos veamos? —sonrió— siempre estás tan ocupado y yo con la capacitación tampoco tengo tiempo

—Si así es esto, pero mmm ¿tienes tiempo?

—¿Tiempo? —observa su reloj— sí, aún es temprano

—Perfecto —sonrió ampliamente y la tomó de la mano— vamos te invito un café

—Pero ¿no tienes que trabajar? —sin saber porque se sonrojo al contacto de su mano.

—Hoy salí temprano —mientras comenzaba a caminar muy contento— así que pasemos juntos la tarde

—Bueno me parece bien –sonrió y comenzó a caminar— ¿siempre eres así de amable?

—¿Amable? —un poco confundido.

—Sí, mmm en realidad tenemos poco de conocernos y que me digas que pasemos la tarde juntos —desvió un poco la mirada pues habían llegado a un cruce de automóviles.

—Bueno espero no te moleste pasar la tarde conmigo. Casi no nos conocemos —la miró de forma coqueta— pero podemos conocernos más "fresita"

—¿Fresita? —pregunto volteando a verlo con una sonrisa y cara de confusión— ¿a qué viene eso?

—Mmm uno, que eres medio fresa en tu forma de ser y dos a que se ve que te encantan las fresas —le sonrió pícaramente.

—Ah mira —sonrió y en ese momento comenzaron nuevamente a caminar— pues sí, me encantan las fresas, pero eso de que sea medio fresa ¿te parece?

—Desde luego y si no hubieras dicho que te gustan las fresas ni cuenta me habría dado —le guiñó un ojo, al momento que llegaban a una cafetería.

—¿Así que eres muy observador? —llegando a una mesa junto a la ventana, para luego sentarse.

—Algo —Se sentó frente a ella haciendo con una seña lo que quería a una mesera, que no era otra cosa más que dos cafés.

—Mmm vamos a ver ¿qué otra cosa has observado? —puso los codos en la mesa y recargo el rostro en sus manos observándolo fijamente.

—Que eres muy linda —imitando su movimiento.

—Mmm bueno pues eso se nota a simple vista —sonrió divertida— ah ya se y ahora ya te disté cuenta de que tengo un enorme ego

—Eso es más que evidente y no se necesita ser observador para darse cuenta

BENDITA VIDADonde viven las historias. Descúbrelo ahora