Capítulo 24

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Lexa

Después de ir a comer a lo que me gusta llamar la cafetería más cercana que encontramos porque moríamos de hambre, regresamos a casa y nos quedamos dormidas viendo una película.

Al día siguiente el plan era despertarnos temprano para ir a correr, pero ninguna de las dos lo hizo y aprovechamos para dormir un ratito más. El día transcurrió normal y por normal me refiero a no hacer nada.

Estábamos haciendo la comida cuando recibí una llamada de no otro que Murphy, como estaba ocupada puse el altavoz.

- Ey, ¿Qué pasa? - respondí

- Todavía existo

- No se lo recuerdes al mundo - carcajee - no es cierto, sabes que te amo

- Ja ja - dijo con ironía - que graciosa

Volví a carcajear - Perdón

- No importa, tantos años de abuso, ya me acostumbré. Pero en realidad de llamaba porque estas en la zona entonces te quiero invitar a una fiesta

- ¿Cuándo?

- Hoy, en la noche, a las 10 - voltee a ver a Clarke

- Le voy a preguntar a Clarke si quiere ir y tal vez sí vamos.

- Vale, pero alíen, necesito decirte algo

- Lo que sea, dime

- ¿Te acuerdas que te platique de Emori?

- Obvio, ¿Pasa algo con ella? – me preocupé. Tal vez el Murphy de afuera sea un idiota egoísta pero el Murphy de adentro es increíble y no quiero que alguien lo lastime.

- Nada, solo que... - hizo un silencio y eso me preocupó aún más.

- ¿Solo que...?

- O, es su mejor amiga, no sé cómo, ni por qué. Pero te juro que me he venido enterando recién, pero entiendo si no quieres...

- No pasa nada, todo está bien, olvidado y superado, pero deja de llamarla así - dije interrumpiéndolo rompiendo el contacto visual con Clarke quien me miraba intentando adivinar quien es O y porque tendría problemas en que ella esté presente.

- Esta bien, entonces te veo en un rato, adiós alíen

- Bye, te quiero

Clarke no hizo preguntas y seguimos escuchando música mientras seguíamos con las clases de cocina. Hoy le enseñe una receta especial, de una de mis comidas italianas favoritas ravioles de espinaca con jamón, que no es por nada, pero en lo personal, me queda delicioso.

Cominos y jugamos un juego de mesa; Monopoly millonario para ser precisa y la que perdiera lavaba todo, absolutamente todo. Estuvo bueno el juego... terminé perdiendo así que me toco lavar todo, pero cuando me iba a levantar para empezar a recoger, una preciosa rubia me lo impidió.

Me encanta cuando hace eso, puede ser tan dulce, pero la he visto desde otra perspectiva y puedo asegurar, jamás te atreverías a meterte con ella ni en broma, pero corro el riesgo.

Jamás había sentido lo que siento: no poder dejar de mirarla, tener que sentirla cerca, los sentimientos a flor de piel cuando me besa de la forma tan dulce y gentil con la que lo hace o con una simple mirada que no es tan simple para mí, reír y conectar tan bien, poder pasar silencios largos y no sentirme incomoda, aunque admito, hemos ido muy rápido, pero no importa, no importa nada en lo absoluto.

- ¿Quieres ir a la fiesta? - dijo ahora en un susurro sentándose en mis piernas, acariciando con su labio el contorno de mi oído

- Si no quieres ir, no vamos - respondí de la misma forma ahora acercándola más a mí en un tenue abrazo

Eres Para MiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora