Unidad Coronaria

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 Capítulo 30

Alba había vuelto al hospital luego de un largo mes de vacaciones, esas vacaciones tan necesitadas por la rubia. Aparte de lograr descansar pudo aclarar todos sus pensamientos, poner en orden sus sentimientos. Llego a la conclusión de que todavía era tiempo de estar sola, el sentimiento de soledad que Natalia le había dejado cuando se fue todavía persistía en ella cuando pensaba en darle otra oportunidad y eso era algo que le hacía temer demasiado como para dar un paso más con la doctora.

Esa mañana Julia pasó a buscarla, ya que el auto de Alba estaba en el taller. En el camino al hospital la doctora Medina la puso al día con todo lo que había pasado en ese mes donde la rubia no estuvo, no hubo muchas cosas interesantes que contar. Por lo menos lo único que le intereso a Alba fue saber que tal había estado Nat. Julia le comento que la morena había ido hasta su despacho para preguntarle sobre ella y el por qué no iba a trabajar durante tanto tiempo y que la semana anterior había estado tres días dentro del hospital sin irse hasta que Manu la obligo a ir a su casa y tomarse lo que restaba de semana, Julia le comento que había visto algo extraña a la morena uno de los días que paso por pediatría. Eran muy raros los momentos en que Natalia no sonreía, menos si estaba atendiendo a los niños y eso era algo que le había llamado mucho la atención.

Como habían llegado demasiado temprano ambas doctoras fueron hacia la cafetería por sus preciados y necesarios cafés, como siempre Julia tomo un café negro y Alba un latte. Mientras iban caminando por el pasillo con destino a sus respectivos consultorios sintieron como alguien las abrazaba a las dos a la vez, era el jefe de Cardiología.

- Buenos días hermosas señoritas.- las saludo Miki.

- Buenos días Miki. – Dijeron al unísono.

- ¿Cómo se encuentran mis bellas doctoras? – ambas se miraron y rieron.

- Nunca te cansas ¿Verdad? – Pregunto Julia.

- ¿Cansarme? ¿De qué? – Las abrazo con más fuerza.- ¿De admirar el paisaje que me deja este hospital?

- Si no me cayeras tan bien, ya te hubiese golpeado.- bromeo la rubia.

- ¿A mí? Pero si no he hecho nada. – Se llevó una mano al pecho simulando asombro.

- Si, a ti don Juan, eres un chulito.- Julia golpeo suavemente su hombro y los tres continuaron caminando por el pasillo.

- ¿No tienes trabajo que hacer? – Alba lo miro.- ¿O algo?

- Pues.- Miki se rasco la nuca como si estuviera pensando que era lo que debía hacer esa mañana.- sí, tengo una paciente. Pero llega exactamente dentro – miro su reloj de pulsera y abrió los ojos como platos.- ¡Mierda! Me tengo que ir.- les dijo mientras prácticamente salía corriendo para el lado contrario.- ¡Oigan! – les grito haciendo que ambas doctoras girasen.

- ¿Qué? – Preguntó la rubia.

- Al menos un café ¿No? – el docto se rio y continuo su camino.

Luego de que se despidió de Julia, Alba medito por unos segundo si ir hacia su consultorio o primero pasar por el área de pediatría, por más que lo quisiera negar, había extrañado muchísimo a la morena y realmente quería verla.

Cuando llego pudo comprobar por ella misma que aquella sonrisa que tanto amaba no estaba dibujada en el rostro de la morena. La rubia frunció el ceño, Nat estaba atendiendo a un pequeño niño que lloraba sin control y eso fue lo más extraño, Natalia no hacía nada porque el pequeño se tranquilizara, sino simplemente seguía revisándolo mientras sus padres hacían el intento de calmarlo pero no lo lograban.

It's not too late... Donde viven las historias. Descúbrelo ahora