4- El fin del invierno

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   —El fin del invierno es mañana... —oye Neimeth decir a una voz femenina, suave y a la vez sumamente aterradora. Sintiendo entonces su presencia detrás, alza un poco de agua del fregadero dando forma a una cuchilla que apunta contra alguien... — ¿Aku?

   —Wow, jeje, solo venía a dejar estos platos sucios. —dice este, haciendo entonces eso mismo. — ¿Te encuentras bien? Porque no luces nada bien.

   —T-tú, ¿acabas de decir algo? —Le pregunta Neimeth, viéndole fijamente.

   —Pues, que venía a dejar-

   —No. No eso. —Le detiene ella, con él confundiéndose. —Antes...

   —Eh, no, no he dicho nada. Eso fue lo primero que dije al entrar. —responde Aku, con Neimeth suspirando. — ¿Segura que no necesitas un descanso o algo así?

   —Sabes bien qué estoy sintiendo en estos momentos, Aku. —Le dice ella, con él tan solo callando. —Asco. —dice entonces, con él asintiendo. —No necesito un descanso, sino irme lejos de aquí antes de que... ugh, antes de que me hagan esto...

   —Mañana es el fin del invierno... —Le dice Aku, con Neimeth volviendo a alterarse. —Es decir, tu cumpleaños. —continúa, con su voz sonando en todo momento a la suya.

   — ¡Definitivamente eres tú! ¡Tú estás haciendo esa otra voz!

   — ¿Cuál otra voz? —pregunta Aku con inocencia, cuando entonces una muy alterada Neimeth le empuja contra una pared y coloca la cuchilla de hielo sobre su garganta. — ¡Agh, Nei, detente! —grita, pero parece ser en vano. — ¡Me estás lastimando!

   Tal y como si hubiese sido poseída por alguien más, Neimeth recupera su consciencia y se da cuenta de lo que está haciendo, soltando a Aku y luego la cuchilla, la cual apenas al caer al piso se quiebra en cientos, tal vez miles, de pedazos. Recuperando el aire y tosiendo un poco, Aku ve a su hermana menor a los ojos con tristeza e ira.

   —Resuelve tus asuntos, hermana, porque he visto cómo Untik trata a sus animales. —Le dice Aku, con Neimeth angustiándose. —Y si es igual a tío Oq, te tratará igual.

   Tras decir eso Aku desapareció de la cocina, dejando a Neimeth sola y nuevamente pegada al fregadero y a todos los platos sucios que le quedaban por lavar.

   Poco se hablaba de Cora en la tribu de los Mayarth. Ella había sido novia de su tío Oq y dio a luz a Untik. Luego de eso se descubrió que era maestra agua y que había nacido de los sin-tierras, un grupo de vándalos que iban de aquí hacia allá y a veces causaban problemas a las familias que tenían sus respectivos asentamientos e influencias.

   Se dice que Kezek Mayarth se ofendió muchísimo y negó a Untik como su nieto. Oq le suplicó que incluyera a su hijo en la familia, y su padre decidió ceder a cambio de que Oq se deshiciera de su esposa. Uno creería que ahora viene la parte en la que a Oq le costó aceptar, pero no. Oq acabó con su amada a sangre fría, y frente a Untik.

   Según él, ese fue su modo de enseñarle que se debían respetar las órdenes de sus superiores de sangre, y Neimeth no dudaba en que Untik le trataría de la misma forma. Ella podría defenderse e incluso ganar, ¿pero de qué modo honraría el recuerdo de sus padres o el apellido Mayarth si hacía algo contra uno de sus familiares?

   Y mucho peor... contra su propio esposo.

   Neimeth estaba comprometida, desde hacía una semana, con su primo Untik. Era algo que le daba náuseas cada que lo pensaba, pero sus tres tíos ya lo habían determinado como una realidad e incluso habían dicho que debían tener hijos lo antes posible.

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