Da un paso más y alcanza la cima de la gran roca que Yeth y Patic vieron desde la lejanía, y en la que ellos ya se hallan hace como 10 minutos. De hecho casi todos están ahí desde hace 10 minutos, excepto un integrante del grupo: Taiki, a quien le costó.
— ¿Seguros que él será el más grande entre los grandes? —se burla Yeth.
—Habría llegado de un solo salto si me lo hubiesen permitido. —se defiende Taiki, con Yeth riendo en bajito junto a Patic. Ambos no han de pasar los 18 cada uno.
—Esa es la cuestión, hijo mío. Debes aprender a saber moverte de todas las maneras posibles y no confiarte siempre a tus poderes. —Le dice su madre.
—Hey, vengan todos, se están perdiendo las vistas. —avisa Kudo, quien está un poco más lejos junto a Kori y la pequeña Yaki.
Soltando el milésimo suspiro del día, Taiki avanza sobre aquel monte rocoso y rodea un árbol que no solo es gigante, sino sumamente antiguo. Ya reunido con los demás ve por qué había tanto alboroto. Ante él ve el horizonte, con gigantescas montañas que van hasta el cielo y, algunas de ellas, se pierden entre densas y blancas nubes.
— ¿Querías dar saltos, Tai? Ahí tienes. —Le dice Patic, ya sintiendo todo el dolor de piernas que tendrá por escalar tales picos montañosos.
. . .
Llegando hasta la base de una de las montañas que da inicio a aquella zona, Taiki ve algunas babosas-serpiente pasear de aquí hacia allá sobre las rocas, así como a un gorila-rinoceronte en lo alto de un monte vigilándolos. No quieren ver qué hay detrás de aquel monte pues seguramente está el resto de su manada. Él debe ser el guardián.
—Si todos tuviésemos una vara como la mía, llegaríamos a la cima en unas horas.
—Pues no es así, así que nos tomará hasta la noche escalar hasta la cima de esta. —indica Kudo, señalando la que parece ser la más alta y densa de todas.
—Visualizo algunas cavernas a la mitad, así que podremos tener un descanso. —dice Kori, quitándose su mochila. —Será mejor dejar lo que no sea esencial.
— ¿No has viajado solo así desde siempre? —Le bromea Yeth, con Patic quitándole su mochila y sacando puras plantas y lociones para nada "esenciales".
...
Un salto más y por fin Taiki llega hasta las cavernas que Kori mencionó antes. Recorre un poco el lugar con la vista. Yeth y Patic descansan simplemente echados. Envidia un poco que esos dos sean tan perfectos físicamente y no por ello dejen de lado el aspecto espiritual. A veces incluso le ha preguntado a su madre cuándo debería comenzar con la meditación nocturna, pero Karell siempre ha sido estricta con querer que duerma.
No es que Taiki no medite, pero no es algo que le traiga muy preocupado. Ya tendrá toda una vida adulta para centrarse en los lazos espirituales y todo eso. Ahora es un niño y debe ser un niño, por más que desde siempre haya tenido "la carga".
"La carga" es como le llamaban a lo que tenía el fallecido Avatar Wan. Obviamente Taiki no es él, pero sí se siente como él a veces. El Avatar Wan tenía que lidiar con un mundo entero lleno de problemas, y Taiki siente que si termina siendo cierto que él será el más grande entre los grandes, todos los nómadas aire acudirán a él por ayuda.
Taiki no tiene seguro si sería bueno dando ayuda.
— ¡Vengan a ver esto! —oye entonces a Kudo, quien está al borde de un acantilado.
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LEYENDAS AVATAR
Fiksi PenggemarDescubre qué hizo tan grande al Avatar y a las Cuatro Naciones. Conoce aquí las leyendas de Taiki, Neimeth, Isek y Jakob, los primeros 4 avatares post Wan. © Todos los derechos de las culturas y el mundo en el que se habita pertenecen a Michael Dant...