Asegurando que su bolso está bien sujeto a su cuerpo, cubierto por una capa azul un poco más larga, Isek se gira en medio de la nieve hacia su hermana, quien lo ve desde cierta distancia con sus ojos húmedos y una expresión de notable tristeza.
—Tranquila, estarás bien. —Le dice Isek rápidamente, acercándose a consolarla, pero aquello afecta a Lideya un poco. Esos días le ha costado estar cerca de cualquiera.
— ¿Por qué... por qué no puedo ir contigo? —Le pregunta ella suavemente.
—Lo que tengo que hacer es... tardío, y en muchos lugares, con muchas personas y prestando mucha atención a qué decir o hacer. No puedo hacerte vivir así, hermanita. —Le asegura Isek, bajando lentamente la mirada y suspirando.
—Pero volverás, ¿verdad? —Le pregunta Lideya, quien mantiene su mirada fija en la absoluta nada. Pareciera ciega, pero sí que ve, solo que no tiene nada que observar.
—Por supuesto. Siempre. —Le asegura Isek, sonriéndole desde su cierta distancia. —Y te quedarás en un sitio seguro, con personas en las que confías. —suma, alzando la mirada y viendo entonces, a pocos metros, cómo un reducido grupo de personas vestidos de rojo les ven, con un anciano asintiendo a cada una de sus palabras.
—Joven llevarse su león salvaje. —dice el anciano, cuando entonces un chico aparece con una rienda en sus manos, la cual conecta hasta el cuello de un león alce dientes de sable que se alegra de ver a Isek, escapándose del control del chico para ir a su lado.
—Hey, hola Acero. ¿Cómo has estado? —Le saluda Isek, acariciándolo un poco.
—Animales ser muy sabios si se lo proponen, y grandes guías si se lo permiten. —Le asegura el anciano, cumpliendo con una reverencia ante Isek.
—Confío en que cuidará bien de mi hermana, gran sabio, así como del niño herido. —Le dice Isek, pensando en cómo no podrá despedirse del chico al que le salvó la vida ya que apenas llegaron al campamento de fuego se lo llevaron de urgencias a sanar.
—Tribu Bhanti esperará por su regreso, Avatar Isek. —Le asegura el gran sabio, con Isek por un momento dudando ante aquello pero finalmente asintiendo.
Ya sobre el lomo de Acero, Isek emprende la marcha lejos de allí, no sin antes ver a su hermana una vez más, quien termina por animarse a alzar su mano para despedirlo. Poco después ya solo son Isek, Acero y la Luna llena sobre ellos.
Largas andadas sobre Acero, merecidas caminatas para que este descanse, fogatas y múltiples exploraciones de territorios pasaron. La Luna decreció y volvió a crecer, con aquel proceso repitiéndose al menos siete veces más según Isek llevaba contado.
En un momento de su travesía Isek precisó descubrir qué plantas de las que veía en el piso podrían ser comestibles o, por el contrario, le asegurarían una muerte súbita, por lo que fue buena idea el contactarse con el Avatar Taiki, quien era un experto en el tema y lo supo guiar con precisión y, dada su personalidad nómada, con mucho humor.
Habiendo conseguido un mapa de la región gracias a unos comerciantes de poca monta, Isek pudo guiarse mejor y, mucho más importante, con mayor cautela.
Un nuevo día había iniciado hace poco, tanto así que el Sol en la lejanía aún no se había despegado del todo de la línea del horizonte, e Isek llegaba hasta la cima de una alta colina que daba a un pequeño pueblo. El suelo había continuaba siendo nevado, sin embargo Isek ya había llegado a un límite que daba a una superficie un poco más árida. Cuando llegó allá, Isek decidió darse la vuelta. Eso fue antes de tener el mapa, y ahora que lo tenía sabía muy bien a dónde es que tenía que ir.
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LEYENDAS AVATAR
FanfictionDescubre qué hizo tan grande al Avatar y a las Cuatro Naciones. Conoce aquí las leyendas de Taiki, Neimeth, Isek y Jakob, los primeros 4 avatares post Wan. © Todos los derechos de las culturas y el mundo en el que se habita pertenecen a Michael Dant...