Sleeping With My Brother's Girlfriend [MiChaeng]

Madre

Maratón 3/3

Chaeyoung se encontraba sentada en una de las sillas de playa en ese complejo turístico en La Romana.

Mina y las chicas estaban preparando algún panorama para salir esta noche, Yoongi y Jimin habían salido a recorrer el lugar, mientras que Taehyung andaba joteando con Hoseok por allí.

La pequeña miraba aquellas aguas turquesas y suspiró sintiéndose vacía, a pesar de que en ese momento tenía lo que siempre quiso. El amor de alguien que la hiciera sentir querida e importante.

Chaeyoung cerró los ojos y fue cuando los recuerdos comenzaron a atacarla.

Estaba ella coloreando en la sala de su casa mientras su padre se alistaba para ir a un día más de trabajo, pero su madre no aparecía por ningún lado. Era extraño, pero la pequeña en ese entonces sentía algo raro en el cuerpo... Un mal presentimiento, pero pensaba que era algo tonto.

No lo fue. Era de noche y cuerda que el teléfono comenzó a sonar, por lo que su padre atendió y lo único que Chaeyoung vió fue como el aparato caía al suelo junto a su padre.

"– Papá, ¿qué ocurre?

– Tu madre... Tu madre ha muerto."

Esa noche, su padre lloró. Su familia se rompió y Chaeyoung se lastimó. Todo se salió de control, eran una familia completamente rota. Su padre se había convertido en lo que Chaeyoung debía evitar. ¿Y dónde estaba ella? Cuando decidió convertirse en un hijo de puta. ¿Dónde estaba ella? Odiándose en su habitación. ¿Dónde estaba ella? Pensando en que ella tendría que haber muerto y no su madre.

Recuerda exactamente las palabras que le dijo a Momo cuando fue a visitarla:

"– Momo, me odio, quisiera morir... Cada noche luego de ese día pido no despertar."

Ella se rompió junto Chaeyoung y comenzaron a llorar mientras la menor repetía:

"– Sé que esto no es la edad porque llevo así meses enteros, quiero morir, Momorin..."

La pequeña soltó un leve sollozo abriendo los ojos, se sentía ahogada y perdida. Tiene una familia rota y sus emociones comienzan a cortarse, recordando lo que le dijo a su madre cuando la vio en aquel ataúd:

"– No me pidas que te diga cómo es que quiero tener una mamá. No me pidas un estereotipo de mamá – lloró – Si yo sé que no fui la hija que querías, sé que no soy la hija que papá quiere... Pero, ¿por qué me abandonaste? No puedo hacer esto sola, mamá."

Su alma se había roto y su corazón dolía. Ella sólo seguía allí dormida sin darme una respuesta, sin despertar nunca más.

Todo había cambiado, ahora su padre sólo le importaba el trabajo y se empeñaba en recordarle lo inútil que es.

"¿Por qué gritas, papá? ¿Por qué me odias tanto? ¿Por qué no puedes aceptarme cómo soy? Me he convertido en lo que tú quieres, en lo que yo debía evitar. No, no puede ser... Me he convertido en una sumisa llena de miedo. Con heridas en mi cuerpo, una pequeña chica con el alma hecha pedazos e ilusiones rotas. En lo que nunca quise que fuera, una chica rota con sueños apagados que cada noche desde la muerte de su madre desea morir."

– Dios, quiero que se detenga – murmuró agarrando la cabeza – Mamá, por favor... Haz que se detenga.

Recuerda hace unos meses cuando fue obligada a salir con Jungkook en su mente sólo sonaba la idea de partir una noche, dejar una nota y quizás tomar pastillas, pero Mina fue la que la detuvo.

"– No puedes irte, no puedes dejarme... Piensa en tu madre, ella necesita que te quedes. No puedes dejar que tu padre se apodere de tus acciones, no puedes darle en el gusto."

La pequeña bajó la cabeza llorando de una manera desconsolada, extrañaba tanto a su madre.

– Mamá, perdón por no ver y tocar tus manos, esas manos que me han dado todo lo que tengo. Tus caricias, tus abrazos, tus dedos quitando las lagañas de mis ojos o arreglando mi cabello, esas manos con las que tan duro has trabajado para salir adelante por mí – murmuró hacia el cielo – Esas manos que extraño día a día, que me dieron de comer y me indicaron por dónde ir. Quisiera que en este momento vengas y me sostengas, que me digas que todo estará bien y que podré salir de esta.

– ¡Chae! ¡Ya nos vamos! – sintió el grito de Nayeon y limpió sus lágrimas para ponerse de pie.

– Mamá, mándame una señal y fuerzas para poder enfrentarme a mi padre, dime que voy a poder ser feliz algún día... Sé que de donde quiera que estés me escuchas, por favor... Sólo ayúdame – suplicó – Te amo y te extraño, mamá.

Dicho aquello se obligó a sonreír y volvió a la cabaña a seguir fingiendo que todo estaba bien cuando por dentro moría de miedo al saber todo lo que ocurrirá cuando vuelvan a Corea.