Sleeping With My Brother's Girlfriend [MiChaeng]

A mí no me engañas

– ¿¡Dónde está mi bebé!?

Y ahí estaba la escandalosa Im Nayeon corriendo por toda la cabaña en busca de la pequeña coreana seguida de su novia y las MoTzu. Por supuesto que aquellas chicas sabían lo sucedido y tuvieron que besarle las patas a Jeongyeon para convencerla de que no le cortara el pito a Jungkook por haberse atrevido a tocar a Chaeyoung.

– Nayeon, ¿podrías callarte? – se quejó Tzuyu – Haces que me de jaqueca.

– Jaqueca mis polainas – masculló la mayor entrando a la habitación de las MiChaeng – ¡Bebé! – gritó lanzándose al cuerpo de la pelinegra quien se encontraba sentada en la cama junto a Mina – ¡Mira como ese imbécil te dejó!

La menor alzó una ceja y negó con la cabeza ante la dramática escena que estaba armando la castaña.

– Calma las arrugas, vejestorio – dijo la pelinegra abrazando de vuelta a Nayeon – Estoy bien.

– Ese idiota se atrevió a siquiera pensar en hacerte daño – Momo habló haciendo un mohín – Hay que pegarle, quiero pegarle.

– Tranquilas, Mina me defendió muy bien – sonrió Chaeyoung separándose de la veterana para mirar a la rubia quien alejó la mirada sonrojada.

– S-Sólo hice lo que c-cualquiera haría – tartamudeó Mina.

– Sí, cualquiera que está enamorada – dijo Jeongyeon subiendo y bajando sus cejas.

– ¿Qué insinúas, Yoo? – resopló la japonesa menor.

– ¿Eres tonta? ¿Te gusta ser tonta? – preguntó Tzuyu con ironía – Es obvio que estás enamorada de la enana, ¿acaso crees que no lo sabemos?

– Y-Yo...

– ¿Lo vas a negar delante de la Chaneke? – sonrió maliciosamente Momo.

Mina miró a su cuñada y Chaeyoung sonrió nerviosamente.

– Oui, je suis amoureux d'elle (sí, estoy enamorada de ella) – confesó con un francés poco seguro y la pelinegra no pudo evitar que una sonrisa se formara en su rostro.

– Pues tu madre también, hija de puta – criticó Momo sin entender.

– Te escuché, Hirai – dijo la señora Myoui entrando a la habitación, la nombrada se escondió detrás de Jeong con vergüenza.

– Da la cara, maldita cobarde – dijo la mayor empujando a la japonesa.

– ¡Traicionera! – gritó angustiada – Lo siento, Sachiko – hizo una reverencia a la madre de Mina que sólo rió.

– ¿Cómo te encuentras, cariño? – la mujer se dirigió a la menor del grupo, la cual simplemente se encogió de hombros – Él vendrá a pedirte perdón, te lo aseguro.

– ¿Crees que un perdón van a remediar lo que hizo? – decidió intervenir Mina.

– Mina, hija, tú hermano no lo hizo con intención...