Capítulo 3

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Noche de tragos

Esa misma noche me encuentro viéndome en el espejo, mientras me arreglo para ir a la fiesta que mis dos queridas compañeras universitarias nombraron varias horas antes, a la cual no tarde en auto-invitarme una vez supe que no se trataba de una celebración privada a algo por el estilo, porque en ese caso sería mucho más que vergonzoso para mí persona ir, sin hablar el incremento de atención que recibiría, no estaba dispuesta a levantar más del que hasta al momento había logrado, o estipulada aumentaría una vez me vieran coqueteando con uno de los chicos guapos.

Lo que me recordaba, que más de un par de miradas por parte del público conseguiría esa noche, gracias al estupendo atuendo que Jeremy había señalado en su llamada esa misma tarde. Sin duda alguna, me vería jodidamente sexy, y esperaba que el amigo de Erick, o él mismo Erick, lo notaran. Esta noche me había plateado una meta, y terminaría en su apartamento sin importar lo que tuviera que hacer.

Era momento de avanzar con el maldito plan de una vez por todas.

"Más te vale, porque a este paso, no cumplirás el trato con la arpía". La insidiosa voz en mi cabeza me hace rodar los ojos.

Una vez terminado mi maquillaje, me giro sobre la punta de mis pies descalzos y replanteo mi rumbo hacía la cama, misma donde reposa el conjunto para mi noche de tragos. Negro, de cuero y muy cercano a mí estilo de ropa habitual. Sin duda alguna adoraba a Jeremy por conocerme tan bien en ese aspecto.

El atuendo consistía de una falda; por encima del ombligo que se ajustaba muy bien a mis caderas y llegaba a la mitad de mis muslos, y con referente a la parte superior; una blusa de tiras delgadas, con escote redondo y ciertas delimitaciones que resaltaban mis pechos. No obstante, lo que más me gustaba de la ropa era el detalle del cierre, en ambas piezas, era una corredera, decorada con un lindo aro plateado, que se hallaba en la parte delantera, cruzando la mitad de mi cuerpo, que le daba un aire, a mi parecer, exótico.

Una vez cambiada, procedí a colocarme los zapatos; un par de plataformas cerradas recubiertas en terciopelo negro. Me habían gustado a primera vista, pero seguía prefiriendo a los tenis ante todo, eran cómodos y me permitían tener mayor agilidad cuando era necesario, pero en mi guardarropa no había más par que el que yo había traído conmigo puestos hacia una semana, además de que eran mi tenis viejos, y no estaba en mis planes salir de fiesta con ellos.

Me coloque en pie y, una vez más, camine hacia el tocador, donde yacía el espejo con el que me había ayudado a maquillarme minutos antes. Analice mi vestuario, y como ya sabía, me descubrí pensando en lo genuinamente espectacular que me veía con ese atuendo, además de decidir que al final si me dejaría el cabello suelto.

"Deberías guardarte el modelito para tu armario". La idea se pasa por mi cabeza y la tome de inmediato como nota mental, Jeremy notaría su falta seguramente, pero siempre podía hacerme la que no sabe nada.

Diez minutos más tarde, ya me hallaba en la puerta, con un bolso plateado, donde llevaba mi celular, las llaves, dinero y uno de mis juguetes favoritos de trabajo; micro-cámaras y micro-micrófonos que colocaría en el apartamento de mi querido amigo Erick esa misma noche.

El taxi, que había pedido gracias a una aplicación en mi móvil, me esperaba fuera del edificio, y mientras me acercaba a él, no pude evitar pensar en el frió nocturno que hacía, sin duda debía de haber traído una chaqueta, o alguna prenda para cubrirme, pero sabía que la prenda le quitaría encanto a mi vestimenta, en caso de mantenerla puesta, y no quería andar de un lado a otro con ella, me parecía un poco agotadora la sola idea. Subí al taxi y pronto me vi de camino a la mansión donde se haría la fiesta, que si mal no había entendido, era de una fraternidad de chicos.

Destinada A Matar [Borrador]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora