Capítulo 15

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Planes

—Hablamos mañana—. Es lo primero que sale de mis labios mientras me posesiono en la puerta para despedir a Justin, dos horas después de su inesperada llegada a mi apartamento. Por dentro estoy celebrando que al fin se va, con Allan tenemos cosas que hacer de las que él, por obvias razones, no puede enterarse.

— ¿Todavía está en pie lo del sábado, cierto? —-. Cuestiona de pie frente a mí, en el umbral de la puerta.

— ¿Por qué no lo estaría? —. Pregunto enarcando una ceja inquisitiva, se encoje de hombros. Recuesto mi cabeza en la puerta y le dedico una pequeña sonrisa—. Nada elegante, sí es posible. Prefiero las hamburguesas y que después volvamos a casa—. Una curvatura se desplaza de forma lenta por sus labios, escena que me resulta bastante sexy. Me guiña uno de sus ojos azules de forma coqueta.

—Conozco un buen lugar—. Asegura.

Se inclina hacia adelante, apoyando las manos en los bordes del marco de la puerta, y sus labios impactan con los míos por unos cortos segundos. Un beso de pico, primera vez que lo hace; al menos que yo recuerde.

¿No es extraño?

Al menos yo lo siento así.

—Descansa, muñeca—. Musita aún muy cerca de mí—. Nos vemos—. Se aleja al terminar la oración. Me dedica una última mirada, un nuevo guiño y se aleja por el pasillo a paso seguro. Yo me quedo unos segundos procesando lo ocurrido con la cabeza recostada en la puerta.

¿Por qué le doy tantas vueltas al asunto?

"Yo tengo una idea, pero no quiero decírtelo. Es mejor así, créeme".

Chef...was ist passiert...ich—. No he ni terminado de llegar a la sala cuando el chico me intercepta. Hablando el su lengua materna bastante cerca de mí. Me giro para encararlo, debe ser por mí semblante serio porque, al instante guarda silencio.

—No tengo...tenemos tiempo para esto, Allan. Busca los planos, habrá que trabajar toda la noche—. Hablo de corrido mientras me acerco al comedor para poder dejarlo libre de cualquier cosa—. No voy a decir nada al respecto esta vez, solo asegúrate de ser la próxima más precavido, niño.

—Entendido, Fräulein, ya me pongo en marcha—. Se encamina por el pasillo y desaparece de mi vista, alrededor de uno diez minutos, tiempo que yo aprovecho para lavar los platos que usamos para la cena.

Cuando termino; me seco las manos con un trapo y salgo de la cocina para regresar al comedor, Allan ya está allí con los planos estendidos, tal como le pedí.

—Te escucho—. Es lo primero, y único, que digo mientras miro el papel azul desplegado sobre la mesa. Allan no espero ni siquiera un segundo más para comenzar a hablar.

—El banco tiene cámaras por todos lados, para nuestra suerte, tenemos las ubicaciones de cada una y no es un trabajo demasiado complicado para mí el guiarte para que las evadas y entres—. Dice con convicción, sonrió ante esa seguridad y hago una seña con la mano para que prosiga—. Tenemos que llegar al cuarto piso, así que pensaba que podías usar un gancho con cuerda para escalar...

—El problema sería como lo amarramos, no es tan fácil de hacer y tendría que conseguir sujetarlo a un lugar que soporte mi peso—. Intervengo al instante—. Créeme Allan, lo último que quiero es morir por una caída, así que queda descartado—. Observo con detenimiento el plano—. ¿Por qué no usamos las escaleras de emergencia? —. Indago, mientras detallo que sería una buena entrada. En especial porque el final de las escaleras daba con una ventana en la recepción.

Destinada A Matar [Borrador]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora