Capítulo 17

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"Planes en marcha"

¿Recuerdan que una vez les dije que Erick parecía más un niño bueno que otra cosa?

Pues, en estos momentos, deseo retractarme un poco de ello.

La forma en que su rostro se contorsiona y mira a todos lados como si quisiera matar a alguien ha hecho que coloque mi segundo juicio, con respecto a él, en duda. Pero, cuando considero en general la situación, estoy segura de que tiene todo el derecho a estar como está, porque lo que acabo de contarle justifica su estado.

Que se resume en la frase: "hirviendo como una caldera".

En un sentido literal, está rojo e incluso creo que puedo ver el humo que sale por sus orejas.

Y es debido a que entiendo su furia, y el cómo se debe estar sintiendo, que no lo levanto a golpes o le doy con la lámpara que alcanzo a ver aún sentada desde el sofá, por más ganas que tengo de hacerlo. Además, esta también el hecho de que alguno de los dos debe mantenerse cuerdo en vista de la situación.

No obstante, con cada segundo pierdo más mi convicción de no golpearlo.

Esto se debe a que todavía tengo secuelas de la maraña de sentimientos que me dejo mi plática con Chase, tanto como de la furia que conseguí por aquel idiota que se quería llevar a la niña.

"Le tenía que haber dado más duro en las pelotas para que le doliera hasta el alma, aunque me deja contenta que le fracture la nariz así como una de las muñecas".

—...no puedo creer que esto hubiera pasado. Ese maldito hijo de su puta madre, lo voy a refundir en la puta cárcel y no va a ver las luz del día nunca más en su puta y miserable vida—. Lo entiendo, al igual que entiendo que por la rabia no se le ocurra más que la palabra que "puta" para insultar –yo me la paso diciendo mierda–, pero me está poniendo de los pelos.

— ¿Ya acabaste? —. Pregunto impasible, alzando la mirada para poder verlo a los ojos.

— ¿Por qué puta mierda jodida la dejaste sola? —. Enarco una ceja ante su tono, que no me agrada en lo más mínimo, al igual que por su capacidad de decir tantos tacos en una misma oración.

—Primero que nada; no me hables así, entiendo que estés molesto, pero a nadie le permito hablarme así sin romperle la nariz después—. El tono que uso es sereno, aun cuando por dentro estoy de todo menos tranquila—. Segundo; reconozco mi error, no debí dejarla sola y lo lamento en verdad, pero que me insultes no va a cambiar las cosas y mucho menos te va a hacer sentir mejor.

Abre la boca para interrumpirme y le hago una seña para que guarde silencio.

—... y tercero; no es momento de que te alteres cuando tu hermana estuvo llorando todo el rato, y lo único que pedía era que tú vinieras. Así que deja de ser un imbécil y ve a abrazarla, lo necesita. Después puedes decir todo lo que tienes para decir—. Me mira, le sostengo la mirada con firmeza. Abre la boca, pero yo alzo mi dedo y señalo el pasillo. Intercala la mirada entre el pasillo y yo, pero al final lo escucho suspirar y caminar por el pasillo, hacia mi habitación donde he dejado minutos atrás a la niña durmiendo, encogido de hombros.

Una vez que ya lo he perdido de vista, dejo caer mi cabeza hacía atrás y me quedo mirando al techo, luego cubro mis ojos con mi antebrazo y trato de tranquilizarme.

Cuento hasta a diez, luego hasta cien, luego me distraigo y termino recordando lo ocurrido alrededor de una hora atrás. También, me encuentro pensando en lo que Chase me ha dicho y analizo las formas en que debo de afrontarlo.

Trato de distraerme contando de nuevo, pero otra vez estoy pensando en lo estúpido que es que las cosas se tornen distintas por saber un nuevo detalle. Y entonces recuerdo que no es solo un simple detalle, no es algo sin importancia que pueda ignorar porque sí.

Destinada A Matar [Borrador]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora