Destinada A Matar [Borrador]

Capítulo 20

"Dejar la paranoia"

Ha llovido toda la madrugada. No sé el momento exacto en que inicio, me di cuenta de era así cuando Chase me trajo a la habitación, luego de encontrarme en el piso llorando y... haberme abrazado.

Quito ese recuerdo en el mismo instante en que comienza a reproducirse. Contrario a la madrugada anterior, sí que logro hacerlo. He retomado el control sobre mi cabeza. Cosa que me alivia un poco, aun así sigo estando molesta por mi pérdida de cabales pocas horas antes.

Las gotas resbalan en el cristal, sigue nublado, pero soy capaz de ver que comienza a amanecer. Los rayos de luz se cuelan por la ventana y dan de lleno a mi rostro, por el clima que hay, no causan demasiada molestia.

Hago el amague de colocarme en pie, pero tengo los músculos tan tensos y agarrotados –por quedarme durante horas sentada, frente a la ventana y en la misma posición–, que me cuesta más minutos de los necesarios el terminar de realizar la acción.

Me encamino hacía el baño. No tengo que mirarme en el espejo para saber que soy un asco. No obstante, eso no evita que gruña con frustración y descontento cuando lo compruebo a través del cristal.

Ojos hinchados y rojos, espantosas ojeras –o sea, peores que las habituales– y piel más pálida y sin color que la de un muerto. En un principio solo iba a lavarme la cara para colocarme a trabajar de inmediato, pero mi aspecto me incita a que es mejor darme una ducha.

Enseguida me decido por la segunda opción.

El agua está helada, de hecho más que eso. Ignorando que puede darme una pulmonía o alguna de esas mierdas, me adentro bajo del chorro. Dejo que caiga libre y resbale por todo mi cuerpo, que se funda de a poco en piel y me cale hasta los huesos, que me queme hasta hacerme despejar la cabeza, que me permita concentrarme solo en el ligero escozor que me causa de forma física, para olvidar, así, lo cansada que estoy mentalmente.

Cuando salgo, envuelta en una toalla, me dirijo de nuevo a la habitación. Me cambio con ropa cómoda, y me voy secando el cabello con la toalla rumbo a la cocina, en busca de algo para satisfacer mi vacío estómago.

La toalla termina alrededor de mi cuello.

Abro la nevera y miro adentro. Agarro lo primero que veo; una manzana y vuelvo en mis pasos hacía la habitación. En el camino recojo el celular del mesón de la cocina que debió haber dejado Chase allí, porque la última vez que yo lo vi, estaba tirado el piso, a varios pasos de donde yo estaba.

Al estar en la habitación voy al armario. Abro la puerta del cuarto secreto y me adentro en este. Me siento en la silla y concentro mi mirada en las imágenes que muestra el monitor.

En el apartamento solo veo a Justin, quien, está entretenido testeando algo en su móvil. El resto del lugar está solo. Incluyendo el cuarto de Erick que parece más ordenado que de costumbre. Me pregunto por un momento dónde estará metido. Muerdo la manzana y me quedo mirando al chico –el que sí está en el apartamento–. O al menos lo hago los primero minutos, porque pronto me encuentro pensando en otras cosas.

En que debo asegurarme de que Allan y Kellen no digan nada respecto a Ni...Javier. Lo cual es en parte complicado porque Allan debe de estar a tres horas de llegar a Berlín.

En que tengo que hablar con Chase... no sobre la noche anterior, me conoce lo suficiente como para saber que no quiero que saque eso a la luz. Tenemos que hablar respecto al tipo que quiso llevarse Eliza. No me ha dicho nada al respecto; sobre si debo o no preocuparme.

Además de eso, tengo que ir a hablar con Javier. La noche anterior no fue la mejor, principalmente porque no me comporte como debía. Por tanto eso debe cambiar, tengo que tener mi atención puesta sobre él.