Todos los días de mi vida quiero amarte.

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Capítulo 35.
Quizá puedo reconquistarte, tendré la paciencia necesaria para ganarme tu confianza.
Elliot Durcet.

Afuera de las oficinas de Casanova Darla y Stella, mantenían una conversación.

Stella: Ayer encontré un lugar delicioso. ¿Te gustaría ir conmigo?
Darla: No creo, solo platiquemos en esta banqueta.
Stella: ¿Cómo has estado?
Darla: He estado bien a pesar de todo, ahora con la noticia del bebé me siento llena de energía.
Stella: Lamento mucho todo lo que paso, aunque nunca tuve tiempo para aclarar las cosas.
Sé que es muy pronto para hablar de nosotras pero por favor permíteme estar cerca del bebé.
Darla: Después de que nos comprometimos creí que sería la mujer más feliz del mundo pero cada día comencé a sentirte distante, luego me dijiste su nombre eso hirió profundamente mi orgullo y después te encontré haciendo cosas en tu oficina.
¿Crees que fue fácil para mí? -enojada-
Stella: Todo fue un mal entendido nunca le di esperanzas a Ari desde que ella empezó a trabajar conmigo yo siempre te di tu lugar, incluso cuando te fuiste ella me siguió buscando y yo la rechace, la única mujer a quien amo eres tú ...
Mi único error fue no contarte todo lo que pasaba, lamento tanto no haberte dicho todo.
Pero sabes este tiempo que he estado lejos de ti me ha hecho ver que no puedo vivir sin ti, realmente extraño prepararte el desayuno, caminar juntas por el parque, dormir a tu lado, extraño todo de ti.
Darla: yo también te extrañe pero no era justo para mí soportar toda esa situación.
Stella: Espero que algún día puedas perdonarme.
Darla: Yo también, espero lo mismo.
Stella: Por lo pronto, no entiendo por qué ocultaste al bebé
¿me dejarías estar cerca de ti durante el embarazo?
Darla: Ayer me enteré de la existencia del bebé, no puedo ser egoísta tú también eres su madre pero para permitírtelo, primero necesito sentirme tranquila.
Stella: Seré paciente, intentaré reconquistarte todos los días.
Darla: Perdóname pero no puedo confiar en ti.
Stella: Espero que algún día pueda ganarme tu confianza de nuevo.
Darla: ¿No deberías estar trabajando?
Stella: Me suspendieron por dos semanas, aún me queda una semana de sanción.
Darla: ¿Por qué?
Stella: Digamos que perdí el control.
Darla: ¿Dónde te estas quedando?
Stella: En un hotel, solo podre estar esta semana ya después tengo que regresar a trabajar, espero que estos días me permitas acompañarte con la ginecóloga.
Darla: Lo pensaré, pero creo que lo mejor es que te regreses a la CDMX, yo te aviso cuando tenga la cita con la ginecóloga.
Stella: Muchas gracias Darla.
Darla: Bueno, si no tienes más que decir me retiro he tenido un día muy pesado.
Stella: ¿Te puedo acompañar a tu casa?
Darla: Preferiría irme sola, por favor no me llames, espera a que yo lo haga.
Stella: Por favor ve con mucho cuidado.

Darla comienza a caminar rumbo al estacionamiento, se siente tan triste que comienza a llorar pero cree que lo mejor es que esta vez todo deba ser lento, sin apurarse para que cada paso de sea fuerte y firme.

Stella se dirige al hotel, piensa que es mejor quedarse unos días en Querétaro comienza a pensar como acercarse a Darla para volver a conquistar su corazón, se asoma por el balcón, al observar la gente ve como una pareja se da tiernos detalles y así le surge la idea de ser la admiradora secreta de Darla.


Mientras que en la CDMX el ambiente en el restaurante es más pesado pues como Darla ya no está todos deben acoplarse a sus nuevas funciones.

Antoni: Extraño tanto a Darla, esto es un desastre.
Stefani: Jefe, prometo que le echaremos más ganas, confía en nosotros.
Jenn: Sí, todo saldrá bien.
Antoni: No hay desanimarnos, tienen razón echémosle todas las ganas del mundo.

Al término de la jornada laboral, Stefani y Jenn se dirigen al cine aprovechan el horario nocturno.

Stefani: Amor, estos días tú te has quedado en mi casa y otras yo me he quedado en la tuya.
¿No crees que sería mejor que viviéramos juntas?
Jenn: No amor, disfrutemos mucho nuestro noviazgo, aún tengo un poco de miedo al compromiso.
Stefani: De acuerdo amor, seré paciente.
Jenn: Gracias por entenderme.

En un pequeño restaurante de Garibaldi Miguel y Arturo disfrutaban de una velada de ensueño:
Miguel: Esta precioso el lugar.
Arturo: Creí que te gustaría mucho.
Miguel: Me encanta la comida, el mariachi de fondo, pero lo que más me gusta es estar a tu lado.
Arturo: Sabes me encantas.
En ese momento un colega de Arturo lo observa, comienza a caminar hacia el provocando que Arturo quiera ocultarse.
Miguel: ¿Qué sucede?
Arturo: Creo que vi a alguien del trabajo
Miguel: Sabes, creo que no estás seguro de nuestra relación.
Miguel se levanta y en ese momento Diego (el colega) se acerca a Arturo:
Diego: No pensé encontrarte por aquí.
¿Por qué no vamos al antro que está a unas cuadras?
Quizá encontremos unas chicas buenotas.
Miguel: Arturo puedes ir, yo me retiro.
Arturo: Gracias por la invitación pero ya tengo pareja
Diego: ¿En serio? ¿Quién es la afortunada?
Aturo: él es el afortunado. –señalando a Miguel.-
Diego: Jamás creí que fueras gay, pues una disculpa y que sigan disfrutando de su velada.

Diego se retira y Miguel se sienta nuevamente con Arturo.
Miguel: ¿Qué se siente dejar de tener miedo?
Arturo: Me siento libre, ahora creo que puedo gritar que estoy enamorado de un hombre maravilloso.

Miguel y Arturo continuaron en el restaurante, después fueron a un hotel a hacer el amor hasta el amanecer.

Al día siguiente Stella se dirige a la cafetería compra una rebanada de pan de naranja, unas donas y tres cafés americano, después se dirige a las oficinas de Casanova, al ver a Bere le ofrece unas donas y un café.
Stella: Muy buenos días Bere, vine para agradecerte todas las atenciones que tienes con Darla.
Bere: No es necesario, parte de mi trabajo es cuidar también a mis empleados.
Stella: Aun así, muchas gracias.
Me da mucha pero ¿Podría pedirte un favor?
Bere: ¿Qué ocurre?
Stella: Darla y yo hace tiempo tuvimos un mal entendido, pero me gustaría traerle todos los días el desayuno pues la conozco muy bien y sé que cuando está sola no le presta atención a desayunar adecuadamente.
Bere: Adelante, ese es su escritorio, -señalando el pequeño espacio de Darla-
Deberías dejarle una nota.
Stella: Lo haré en letra cursiva, así no sabrá que soy yo.
Bere: ¿Estas intentando conquistarla de nuevo?
Stella: Sí.
Bere: Eres muy romántica, bueno los horarios de Darla son de 9:30 am a 4:30 pm, solo los viernes sale a las 7:00 pm y el martes es su día de descanso.
Stella: Muchas gracias.

Stella se salió de la oficina y continúo conociendo la ciudad, para ver qué cosas podrían gustarle a Darla.

En cuanto Darla llego a las oficinas de Casanova, vio en su escritorio el pan y el café con la nota que decía:
"Eres la mujer más maravillosa del mundo"
Se sorprendió tanto que se dirigió con Bere.
Darla: Bere esto estaba en mi escritorio creo que es para ti.
Bere: No, un mensajero vino y lo dejo especialmente para ti, puedes comerlo con tranquilidad el mensajero es de mi confianza.
Darla: Muchas gracias.

Darla se seguía sorprendida, pero al probar el pan de naranja sonrió recordó ese dulce sabor era muy similar al de la cafetería donde trabajaba cuando iba a la universidad, sé quedo pensando en quien pudo haberle puesto ese delicioso desayuno primero pensó que podría ser Stella pero al paso de tres días y al ver las notas llego a pensar que era Bere quien le dejaba las notas bonitas.

Darla: Bere, creo que no puedo continuar recibiendo estos desayunos.
Bere: ¿Por qué no son de tu agrado?
Darla: Me gustan mucho, pero aún estoy enamorada de alguien más.

A pesar de que Darla no le hablaba a Stella, todos los días pensaba en ella, quería llamarle pero sentía miedo

Bere: Yo no soy la persona que te pone esos lindos detalles.
Darla: ¿Entonces quién es?
Bere: Observa por la ventana, del otro lado de la calle alcanzarás a ver a la persona que está plenamente enamorada de ti.


Darla se dirige a la ventana y alcanza a ver a Stella, comienza a sonreír y se siente tan conmovida.

Bere: No es cortes dejar esperar tanto tiempo a una mujer.
Darla: Ella es el amor de mi vida.
¿Podría salir 15 minutos?
Bere: Adelante, ve y reconcíliate con ella.

Darla sale de la oficina, comienza a caminar hacia Stella.

Darla: Stella
¿Podemos hablar?

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Amarte solo a tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora