Narra Paola
Cuando terminamos de comer, mis padres y Joaquín se sentaron en el sillón y comenzaron a hablar... Veía a mi papá muy tranquilo, eso me preocupo un poco, el siempre estaba de padre celoso o con su carota.
Mientras ellos hablaban, yo me quedé ahí parada platicando con mi hermano, saco un papel y me lo dió cuando lo leí me sorprendí, Iván (mi mejor amigo) llegaría de su intercambio y hasta donde recuerdo, a el nunca le cayó bien Joaquín, ¿por qué? realmente no lo sé.
–Cordovero -dije aún sería y el me miró- vamos a mi habitación -hice un puchero-
–Claro Pao -miro a mis padres buscando algún tipo de autorización-
–Adelante Joaquín, está es tu casa, ponte cómodo -respondió mi padre con una sonrisa-
–Muchas gracias -sonrió-
De un momento a otro, Joaco me perdió de vista y cuando menos se dio cuenta, salí de la cocina con algunas golosinas y me reí.
–¿Qué? ¿Por qué me miras así? esto lo hago siempre y no engordo -dije mirando mi delgado cuerpo-
–Nada, está bien... solamente que te perdí de vista de un momento a otro -se acerco a mí y tomo algunas cosas-
Subimos a mi habitación y pusimos los alimentos en la cama, Joa miro la habitación por segundos y yo lo mire a él.
–Linda habitación -dijo y se tiró en mi cama- ¿enserio tu mamá te deja subir a tu habitación con alimentos?
–Sinceramente no, pero estás de visita o eres "especial" y no me puede decir nada -infle mis cachetes- y también está mi papá, entonces si mi madre me decía algo mi papá le respondería algo como: "Amor, dejala, para eso lo compramos, además ahora mismo tenemos a su ídolo en la casa" -trate de imitar el tono de voz de mi padre-
–Ahora entiendo -sonrió- y ¿por qué no me habías dicho nada sobre tu hermano?
–Pensé que no era un tema que te iba a interesar, entonces pues no te dije nada -me tire en la cama-
–Sabes que si es interesante, quiero conocerte, saber más de ti -comenzó a abrir unos chetos para después empezar a comerlos-
–Pues si, pero el no estaría con nosotros, solamente si me haces sufrir te cortará en cachitos y se los dará de comer a un león hambriento -Me miró sorprendido y después río-
–El mismo chiste de darle cachitos humanos a un tigre o león -lo mire-
–No era algún chiste, es enserio -Joaquín me miró espantado- y si te lo estás preguntando, claro que Alan es capaz de hacerlo...
–Vaya, salvaje familia tienes -nos reímos y tome un cheeto para comerlo-
Después de eso y me acosté un poco sobre el y busque una forma para abrazarlo.
–Gracias -dije y cerré mis ojos-
–¿Por qué? -preguntó y comenzó a acariciar mi espalda-
–Por desde que te conocí me haces muy feliz -lo mire- y no hablo desde hace dos meses.
–¿Entonces? -me miró y sonrió-
–Cuando te conocí con tu tema de Si te lastimé, desde ahí me haces feliz -sonreí- y además con tu música me sacaste de una depresión de amores -besé su mejilla-
–Gracias a ti, por quererme como soy, por apoyarte siempre -beso mi frente y cerré mis ojos-
Después de que me besó mi frente, cerré mis ojos y sentí como me abrazó mientras continúo acariciando mi espalda y cuando menos lo sentimos, nos quedamos dormidos.
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