Había pasado un mes desde que Joaquín me había dicho todo lo que hizo que mi corazón se rompiera.
En un mes, ¿qué pudo pasar? les digo, no paso nada interesante, me la pasé envuelta en mi cobija llorando hasta perder la razón.
Estaba acostada en mi cama, pero, no estaba envuelta en mi cobija, escuché que la puerta se abrió y ese "alguien" se sentó en la orilla de mi cama.
–Luna, por favor entiende -suspire- no tengo ganas de nada, tu sabes muy bien el por qué.
Ese alguien se levantó de mi cama, pero, no salió de mi habitación, seguía ahí.
–Luna, en tu vida se te ocurra asustarme, por que créeme que te mato.
–Luna, está enamorada de tu hermano en estos momentos.
Cuando escuche esa voz, mi corazón se detuvo por unos cuantos segundos, mi piel se puso china.
Segundos después, se acostó a mi lado y me abrazo por la cintura, para después hacer pequeñas caricias.
–Bonita, te extrañe -me susurro al oído, su voz era demasiado suave y débil-
–Joaquín... -respondí en un susurro y con mi pulgar acaricie sus manos-
Cuando reaccioné, di una vuelta en mi cama para poder levantarme, Joaquín hizo lo mismo, pero, se sentó en la orilla de mi cama.
–¿Qué quieres? -dije cortante-
–Recuerar a la chica que amo y que trate mal por mis estúpidos celos -reí sarcásticamente y lo mire-
–¿Y ya la encontraste? -rode los ojos- digo, con eso de que hace un mes dijiste que no sentías lo mismo que yo.
–No sé si sepas, pero, estoy hablando de ti -lo mire por segundos- me enamoré de ti, aunque tú solamente fueras mi fan.
–¿Y cómo se que está vez no me estás mintiendo? -se quedó pensando por unos segundos-
Se levantó de mi cama, causando que me asustara un poco, puso su mano en mejilla para comenzar a moverme y acorralarme contra la pared.
Cuando menos lo sentí, me besó y yo sin pensarlo dos veces, puse mis manos en su espalda, de modo que buscaba abrazarlo y decirle la falta que me hizo.
–Entiende, realmente te quiero, como tú no lo imaginas, te quiero aunque seas solo una fan, eres lo mejor que me pudo pasar en la vida.
–¿Y por qué me dijiste lo que me dijiste hace un mes? -lo empuje para separarme de él-
–Por que verte besandote con Iván, hizo que me diera un maldito ataque de celos, que me hizo reaccionar mal ante ti.
–Pero, eso no te daba ningún motivo para tratarme como lo hiciste ese día.
–Lo sé y lo siento -lo mire a los ojos- después de que salí de tu casa, me arrepentí horrible, pero, mis celos me estaban dominando en ese momento.
Empecé a caminar, haciendo que el caminara hacia atrás, para que cayera en mi cama y segundos después me senté en su pierna.
–Ahora, lo que yo quiero saber, ¿por qué tuviste unos celos tan así? -acaricie su cabello y después lo abrace-
–Por dos razones -lo miré- desde el primer momento que vi a Iván, tenía algo que hizo que me cayera mal.
–¿Y segundo?
–No soporto que el haya besado a mi chica, hay más chicas en el mundo, no a la fuerza tenía que besar a mi chica.
–No te conocía ese lado tan celoso y posesivo -reí un poco-
–Ahora tu dime -cambiando el tema- ¿por qué le correspondiste el beso.
–Quizás por qué necesitaba desahogar el coraje que traía contigo en ese momento -lo mire- pero, si lo quieres saber, nunca he sentido algo por Iván.
–¿Segura? -me reí levemente-
–Claro que si, Iván siempre ha sido mi mejor amigo, aunque él no lo vea así, yo nunca he sentido nada por el.
–Esta bien -puso una de sus manos en mi espalda y comenzó a hacerme caricias- me gusta saber que nunca sentiste algo por tu amigo.
Mire a Joaquín por segundos, me hizo tanta falta mi niño, extrañe sus besos, sus abrazos, sus caricias, básicamente lo extrañaba a el.
Puse mis manos en su cara, con mis pulgares acariciaba sus mejillas y en momentos acariciaba su cabello, sin volverlo a pensar, lo besé, era un beso dulce, suave y lento.
–¿Por qué siempre tu eres la que debe tener la iniciativa? -hizo una pausa-
–Por que quiero y puedo, además tu eres muy lento -me reí y me miró mal- sabes que es broma y que te quiero.
–Dejame, ya no quiero nada -volví a reír levemente y el se acostó completamente en mi cama- me tratas mal.
–Siempre te he tratado bien, me gusta decirte cosas así -me acoste sobre el y volví a besarlo-
Ahora si, me sentía un poco más tranquila, las cosas mejoraron entre nosotros, el estaba ahí como siempre quise, el me hacía feliz.
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