Estábamos en mi habitación, Joaquín seguía acostado muy cómodamente en mi cama y yo seguía acostada sobre el, no podía mentir, era buena almohada.
–Te quiero mucho -dijo lo miré-
–Te quiero mucho más -respondí y dejé un pequeño beso en la comisura de sus besos-
Apesar de que estuviéramos ahí acostados, abrazados, cada quien estaba pensando en su mundo, alguien tenía que entrar y cagar nuestro momento de tranquilidad.
Y ese alguien era mi adorado hermano que más amo en esta vida, claro, aveces, cuando no hace las cosas mal, entro a mi habitación y se quedó ahí parado.
–Mira, pedazo de rata inmunda -solte cuando sentí su presencia- antes de entrar, se toca la puerta -Joaquín estaba tratando de no reírse-
–No pues perdón, de saber que te ibas a poner de mamona, mejor ni vengo.
–¿No estás viendo que estoy en un momento de reconciliación con el chico que amo? y tú vienes y la cagas.
–¿Sabes qué? mejor me voy con Luna y te dejo con tu novio.
–Anda, vete con tu mujer, al fin a ella la quieres y le traes ganas -sentí su mirada- y no lo niegues, sabemos que es verdad.
–Esta bien, me largo -me lanzo una almohada- termina de reconciliarte con tu novio.
–Haz lo que quieras con tu mujer, pero, eso sí que te quede claro -lo mire- aún no quiero sobrinos.
–Yo tampoco quiero sobrinos y ve como estás con Joaquín, recuerda, no quiero sobrinos.
–Lo que digas -le lancé la almohada y salió riendo de mi habitación-
Me acurruque un poco sobre Joaquín, escondí mi cara en su cuello y comencé a acariciar su cabello.
–Vamos a dormir, mejor -dijo y lo mire-
–No quiero -hice un puchero- un jodido mes dormía como si mi vida dependiera de eso.
–¿Por qué lo dices? -preguntó y me reí-
–Por que dormía como oso, para ser sincera dormía 20 horas al día.
–¿20 horas seguidas? ¿Qué hacías con las otras 4 horas?
–Si, 20 horas seguidas -me quedé pensando- aveces ocupaba esas horas para ir al baño, estar en el celular, comer, estar con mi familia.
–Con razón te desapareciste de redes sociales -reímos un poco- creo que hasta mis fans te extrañaron un poco.
–No creo que tus fans me hayan extrañado, algunas me tiran hate.
–Algunas, pero, a la mayoría les caes demasiado bien, piensan que eres super chida, buena onda y así.
–Si tú lo dices te creeré -puse mis manos en su cara lo bese levemente-
–¿Enserio soy lento? -preguntó y asentí riendo un poco-
–Demasiado diría yo... -no terminé por qué ahora el me beso-
–Con lo que me dijiste de que dormías 20 horas, ahora entiendo por tu hermano decía que parecía que estabas muerta.
–¿Por qué? -lo miré- ah mira, en un mes te hiciste super amigo de mi hermano, con razón me decía que te hablará.
–Pues decía que dormías mucho, que en esas horas que dormías, todo era silencio, como si no existieras -río al escuchar mi comentario- siempre nos hemos llevado bien, pero, en este mes fue cuando más amigos nos hicimos.
–Es que es raro que duerma mucho, eso solamente pasa cuando no tengo ganas de nada o así, mis papás que no sabían lo que estaba pasando, se espantaron los primeros días.
–Tus padres deben estar odiandome, queriéndome matar.
–Dos semanas fue así, después se calmaron, entendieron la situación y me dejaron invernar.
–¿Por qué dices que te dejaron invernar? -se río sin entender-
–Por qué, según yo cuando los osos están invernando duermen mucho y solamente despiertan para comer.
–Ahora entiendo -reimos levemente-
Me escondí nuevamente en su cuello y cerré mis ojos, pero, no para quedarme dormida, simplemente me relajaba que estuviera conmigo.
Me sentía cómoda y segura a su lado y se que eso no cambiará tan fácil, el era lo mejor que me había pasado en la vida, era el motivo de mi felicidad.
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