Capítulo 9

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Hinata POV

- Vamos dentro, hijo – dijo mi padre con el tono más amenazador que he oído en mi vida.

Entré rápidamente y esperé a que me pegara, sabiendo que al día siguiente no podría ni moverme. Entonces me cogió del brazo y me llevo al salón, me tiró al suelo fuertemente y me quitó tanto la camiseta como el binder dejando mi torso al descubierto.

- Hoy vas a sufrir, error inútil – dijo mi padre, con una expresión sádica en su cara.

Empezó a pegarme, a darme patadas en las costillas y un puñetazo en la cara, rompiéndome el labio de abajo. Con cada golpe que me daba luchaba por no llorar. La última vez que lloré delante suyo todo fue a peor. Creía que tenía varias costillas rotas y empezaba a ver borroso. Pasó a coger su cinturón y a pegarme latigazos con él.

Dolía demasiado...

Él ni siquiera decía algo. Siempre es igual, simplemente me da palizas. Pero eso me impedía aferrarme a algo para no perder la consciencia.

Noté un líquido caliente debajo de mí. ¿Sangre? Hay mucha...

- ¡¿Qué haces aquí?! ¡Tienes que estar en Shiratorizawa con los demás! – gritó mi padre mientras me daba otro latigazo.

- N-No f-fui i-i-invitada.... M-me c-colé... - susurré, intentando no gritar de dolor.

- ¿Que tú QUÉ? ¡Maldita niñata! ¡No debí tenerte! ¡Solo eres una decepción para todos!

Lo miré y entonces lo supe; esta no iba a ser una paliza normal.

Entonces sentí un dolor muy fuerte detrás de la cabeza y todo se volvió negro...

3ª persona

El padre de Hinata estuvo mucho rato pegándola, preso de la ira, y paró cuando se dio cuenta de que ella no se movía.

Se asustó.

"¿La he matado? Espero que no, no quiero ir a la cárcel por su culpa" pensó.

Le miró el pulso y vio que era un poco más débil de lo normal.

"Sobrevivirá", pensó mientras la envolvía en una manta de tela negra y gruesa y la llevaba al parque que hay delante de su casa.

- A partir de ahora no tengo hija. – suspiró – por fin.

La dejó tumbada en el suelo, al lado de un banco, y se fue a casa. Limpió la sangre y se fue a dormir. Ya tiraría las cosas de Shoyo por la mañana. 

Alas rotasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora