Hinata POV
Íbamos caminando tranquilamente, era la primera vez que veía estas calles desde hace un tiempo. Me encantaban los parques que había, las avenidas llenas de tiendas y gente sonriendo... era genial vivir aquí. En Miyagi... digamos que tengo malos recuerdos, pero es muy bonito a su manera. No es una gran ciudad como esta, ni de lejos.
Noté que Kotaro me apretaba la mano más fuerte cuando nos acercamos a casa, ¿por qué estaba nervioso?
- ¡Bienvenida a casa, angelito! – estábamos delante de la puerta, sonreí e intenté saltar para poder besarlo, pero me hice un poco de daño – Si me quieres besar puedo agacharme, no quiero que te hagas daño... - su tono de voz pasó a ser triste. ¿Había hecho que se pusiese triste?
- Por una vez dejaré pasar que me hayas llamado bajita en mi cara, ¿vale? Y no me he hecho mucho daño, solo un pinchacito. Ahora agáchate.
Él se agachó y le di un beso en la mejilla. Él abrió la puerta de casa y ambos pasamos, las luces estaban apagadas y las persianas bajadas.
- Kotaro, ¿no iban a estar Akira y Dai en casa? – pregunté, extrañada. De repente, todas las luces se encendieron, dejándome medio ciega.
- ¡Bienvenida a casa, Shoyo! – oí que muchas voces hablaron a la vez, cuando vi quiénes eran no pude evitar sonreír. Estaban todos... mamá Suga, papá Daichi, Akira, Dai, Nishinoya, Tanaka, Bakayama, Asahi, Tsukishima, Yamaguchi, Akaashi, el Gran Rey, Iwaizumi, Kuroo, Lev, Yaku, Kenma...
- C-Chicos, n-no deberíais haberos m-molestado - ¡estaban aquí! ¡Son los mejores amigos del mundo!
- ¿Qué dices, chibi-chan? ¿Cómo podríamos no estar aquí? ¡Acabas de salir del hospital, hay que celebrarlo! – dijo Oikawa.
- ¡Ya verás, he mejorado el Rolling Thunder y serás la primera en verlo! - ¿mejorado? ¡Tengo que verlo ya!
- ¡N-Nos a-alegramos mucho de que e-estés bien! – ¡Asahi, eres un trozo de pan de verdad! Pero por eso me cae tan bien.
- Solo te vimos un momento en el torneo nacional, ¡teníamos que verte otra vez! – Kuroo, ¿estás llorando?
- ¡Bro, no hace falta llorar! – Kotaro fue y lo abrazó, siempre me resultó divertida su relación de bros.
Cuando Kotaro soltó mi mano, miré a mi alrededor y empecé a ponerme nerviosa. Había m-mucha gente... aunque fuesen conocidos, no había estado con tanta gente a la vez desde hace un tiempo y m-me recordaba-
- Hinata, ¿estás bien? – Suga se acercó y me puso una mano en el hombro, al instante me relajé.
- Sí, perdón. Por cierto, ¿cómo cabéis todos en la casa? – pregunté, asombrada. La casa era algo pequeña, y más para tanta gente.
- Hemos estado apretaditos un rato, pero no nos quedaremos aquí. Tenemos una sorpresa para ti.
- ¿Sorpresa? ¿Qué es, qué es?
- Lo sabrás cuando lleguemos, pero primero ves a cambiarte, dudo que quieras ir con falda – Suga sí que me entendía -. Te esperaremos fuera de casa, Dai te dirá qué ponerte.
- ¡Bien! Akira me haría ponerme otra falda, seguro.
Fui a mi habitación, bueno, la habitación que compartía con Kotaro, y Dai entró detrás de mí. Me tumbé en la cama, estaba tan blandita como la recordaba... Podría volver a dormirme, ¡pero quiero estar con mis amigos todo el tiempo posible!
- Shoyo, tenemos una sorpresa para ti. Los chicos tuvieron la idea, es muy buena, esperamos que te guste – me senté y vi que Dai sostenía una caja blanca, algo grande.
- No teníais porqué, ¿puedo abrirlo?
- Claro, ahora es tuyo.
Me dio la caja y la puse en la cama, a mi derecha. Quité la tapa con cuidado y vi lo que había en su interior.
- D-Dai... ¿e-es de verdad p-para mí? – no sabía qué decir, ¡era demasiado perfecto!
- Sip, puedes ponerte el que quieras, o mezclarlos, como tú prefieras. Yo iré fuera para dejar que te cambies.
- ¡No! E-Es d-decir, ¿p-podrías no dejarme... s-sola? Por favor... - estaba temblando, mirando al suelo. Me aterraba la idea de quedarme sola...
- Puedo quedarme, tranquila – parecía sorprendida por mi petición, no me extrañaba. Se dio la vuelta y yo volví a mirar la caja.
Dentro de esta había dos equipaciones femeninas, una del Fukurodani y otra del Karasuno. En la del Karasuno estaba el número 10, y en la del Fukurodani...
El número 4. Y con una raya debajo del 4.
Me quedé unos segundos mirándolas, alucinada. Eran femeninas, por lo que los pantalones eran ajustados, no como los de los chicos. Me puse los pantalones y la camiseta del Fukurodani, las rodilleras eran de color blanco para el Fukurodani y negro para el Karasuno. También había un par de zapatillas de voleibol negras, habían pensado en todo. Me puse la chaqueta del Karasuno y toqué el hombro de Dai.
- Ya estoy lista, Dai – ella se giró y ambas sonreímos.
- Te queda genial, pequeñaja.
- ¡¿Cómo me has llamado?!
- Lo siento, no pude resistirme – empezó a reír y pronto me uní a ella, ambas bajamos las escaleras y salimos de casa. Al salir, los chicos se giraron para mirarme. Creo que a Kotaro le salía sangre de la nariz, ¿está bien?
- Veo que sigues siendo tan lenta como de costumbre – dijo Tsukishima. Lo miraron mal, pero solo pude reír, feliz - ¿Por qué ríes? Creo que se le ha ido la cabeza del todo.
- ¿Estás bien, chibi-chan?
- Estoy perfectamente, es que... eché de menos los comentarios de Tsukishima – confesé -. Se siente bien volver a la rutina, aunque esta sea que se metan conmigo.
- Hinata, sabes que no dejaré que le hagan daño a mi hija, ¿verdad? – parece que mamá se tomará los comentarios de Tsukishima más en serio esta vez.
- Lo sé, mamá, y te lo agradezco de verdad – sonreí otra vez, pero noté las miradas confundidas de algunos chicos.
- ¿Ya os habláis abiertamente de mamá e hija? – preguntó Nishinoya. Normalmente Suga se molestaba cuando lo llamábamos mamá.
- Sí, ¿no lo sabíais? Ahora Daichi y Suga son mis padres adoptivos.
- ¡¿Qué?! – gritaron todos, sorprendidos.
- Es una larga historia, pero sí, somos familia legalmente hablando – dijo Daichi -. ¿Vamos ya? – habló con ese tono que daba miedo, todos temimos por nuestras vidas.
- Espera, me dejé el cu-
Me callé antes de acabar, dándome cuenta de que no necesitaría eso nunca más.
- No me dejo nada, ¡vamos! Espera, ¿dónde vamos?
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Alas rotas
FanfictionHinata es jugador de voleibol en la preparatoria Karasuno, en la prefectura de Miyagi. Con sus amigos es un rayo de luz y energía, siempre contagiando su optimismo a los demás. Pero hay muchas cosas que la gente no sabe; por ejemplo, que es chica...