Hinata POV
Me desperté y lo primero que noté era que seguía siendo de noche. No tenía sueño, así que pensé que podría empezar a prepararme. Me levanté de la cama y me metí en el baño, llevando la ropa de entrenamiento conmigo. Me desperté completamente con el agua fría y al salir me envolví el cabello con una toalla. Me puse unos pantalones cortos negros, una camiseta de tirantes naranja con letras blancas y la chaqueta del Karasuno. Me quité la toalla del cabello y lo peiné como pude, quitando todos los enredos antes de secarlo un poco con el secador. Fui rápida para no hacer mucho ruido y despertar a Kotaro, espero no haberlo hecho. Al llegar al vestidor me puse unos calcetines y dejé doblada la camiseta que usé como pijama. Me até el pelo en una coleta, pero como lo hice rápidamente mi flequillo no quedó atado. Tampoco es que me importara mucho, no incomodaba.
Preparé la mochila y bajé al salón con ella después de comprobar que Kotaro seguía durmiendo. Seguía como un tronco, no parecía haberse despertado. Al entrar en la cocina para hacerme el desayuno tuve que encender la luz, pero no encontraba el interruptor. La única iluminación venía del reloj del horno...
Vaya, qué suerte la mía. Aún eran las cinco de la mañana.
Suspiré, y me planteé la idea de volver a la cama. Me encanta estar con Kotaro, pero ahora me apetece estar sola... hace meses que nadie me deja tiempo para mí misma, puedo salir a la calle y disfrutarlo. Cogí una manzana y saqué una hoja y un bolígrafo de mi mochila. Escribí una nota para que Kotaro la leyera cuando despertase y que no se preocupara.
Guardé dos barritas energéticas en el bolsillo pequeño de mi mochila y tomé una de las llaves de la entrada. Salí de casa y cerré la puerta con llave, pues Kotaro seguía dentro y no quería que pasara nada malo. Metí la llave en un bolsillo secreto de la mochila y empecé a caminar sin rumbo fijo, mirando las estrellas y comiendo la manzana que me había traído.
Estar a solas era agradable, no tenías que preocuparte de mantener una conversación con otra persona y podías hacer lo que quisieras sin que alguien te juzgara. A las cinco y media de la mañana no había gente por la calle, no se oía ni un coche pasar, era muy diferente a Kanto. Echaba de menos la calma y la tranquilidad de Miyagi...
Oh, mira, un parque. Si no recuerdo mal, el hospital está a unos minutos de aquí y la casa de los abuelos de Kotaro está a dos calles más abajo. Supongo que me quedaré aquí un rato.
Me senté en un banco, dejando mi mochila a mi lado. Tiré el corazón de la manzana en una papelera que había al lado del banco. Al final me quedé tumbada, mirando hacia las estrellas. Eran muy bonitas, y aunque no lo pareciera estaban muy muy lejos y eran tan grandes como el sol.
En mi mente se reprodujo lo que había visto al oír las palabras de Ozaki. Los flashbacks eran muy reales... Pero estaba en el gimnasio, no podía estar en el cementerio ni en mi antigua casa en ese momento. Por lo tanto, eso debió ser falso. Pero no por ello menos aterrador. A veces miro mi mano y la veo temblar, como aún tiemblo cuando no hay nadie alrededor. Ahora mismo no sé si tiemblo por miedo o por frío, pero prefiero pensar que no soy tan débil como para tener miedo ahora. No hay nadie, mi padre no vendr-
Ugh... padre, no, no estás ahí y yo estoy en el parque. Bien, se esfumó.
Los flashbacks... son extraños. Me hacen daño, no he podido superarlos del todo. Me hacen débil, no quiero depender de los demás así. Quiero ser fuerte, como le dije a mamá. Quiero estar bien, como le dije a papá.
Ahora estamos estudiando las diferentes enfermedades que pueden afectar al cuerpo humano, y el principio del tema me dejó algo impactada.
"La salud es el estado de completo bienestar físico, mental y social" decía el libro. O, al menos, lo recuerdo así. Si eso es verdad, yo estoy lejos de estar sana. Pero quiero estar bien otra vez...
Espera, ¿por qué digo otra vez? Nunca he estado sana. Desde el primer insulto que salió de la boca de ese hombre no lo he estado. Pero no quiero ir al psiquiatra... puedo superar esto solita, ya llevo tres meses evitando ir. ¿Qué es lo peor que puede pasar? Vale, tengo flashbacks de todos los momentos en los que he sentido un dolor insoportable en diferentes momentos del día, o de la persona que me lo causó.
¿Cuándo narices será el juicio? Deberíamos saberlo ya, pero mamá dice que no nos han avisado. Estos abogados... dicen que defienden a los demás, pero no hacen nada por adelantar el juicio y mandar a ese hombre a la cárcel.
Necesito verle entre rejas, sin posibilidad de escapar. Así, a lo mejor, podré superar lo que pasó. Pero hasta que no haya justicia no pienso olvidar ni perdonar lo que pasó. Tampoco pienso perdonarle después, la verdad.
Ahora siento tanta rabia y odio... ¡necesito desahogarme! Me levanté y me colgué la mochila en los hombros, estaba decidida a colarme en el gimnasio si era necesario. Con el sol empezando a salir por detrás de las montañas, puse rumbo a la preparatoria. Estaba desierta, como era de esperar.
Pero la puerta estaba abierta... seguramente algunos profesores estén aquí antes de tiempo. Ni siquiera sé qué hora es, pero si el sol está tan bajo todavía es que queda poco para entrenar. Fui al gimnasio directamente e intenté abrir la puerta, sin éxito.
Espera, ¿no había una llave de emergencia?
Miré debajo de la alfombra de la entrada y di con lo que buscaba; el duplicado de las llaves. ¡Podré entrar antes! Metí la llave en la cerradura y esta, con un poco de oposición, me permitió abrir la puerta y acceder al gimnasio. Me cambié los zapatos, me puse las protecciones y entré cerrando la puerta detrás de mí. Con la llave guardada en su sitio otra vez, no tenía por qué preocuparme.
Encendí las luces y preparé la red y los balones. Unos cuantos saques me ayudarían a sacar toda esta ira. Cuando lo tuve todo listo me acerqué a la línea y di varios pasos hacia atrás. Cogí un balón y respiré hondo, dejando todas estas emociones salir en forma de fuerza.
Lancé el balón y corrí, coordinando perfectamente el salto con el balón. Golpee el balón con todas mis fuerzas, sintiendo el tacto del cuero en la palma de mi mano, y justo después se oyó el impacto fortísimo del balón contra el suelo.
Necesitaba más. Veinte saques más, por lo menos.
Pero alguien tenía que arruinar la diversión.
De repente la puerta estaba abierta, y en ella estaba Ozaki.
¿Qué hacía Ozaki aquí?
Decidí ignorarlo y seguir con los saques, aún no podía sacarme esas imágenes de la cabeza. A lo mejor así se iría. Fui haciendo saques, debía mejorar un poco la puntería. Mi saque era como ese saque mortal de Oikawa, pero adaptado a mi manera. Cuando llevaba unos quince saques, Ozaki se acercó a mí.
- ¿Vas a prestarme atención o tengo que obligarte? – me tomó de la camiseta y me acercó a él bruscamente, el miedo volvió a correr por todo mi cuerpo -. Te he preguntado si tenías las llaves del cuarto, baka. ¡¿Dónde están?!
De repente dejé de ver lo que pasaba a mi alrededor.
Golpe.
Patada.
Sangre.
Y oscuridad.
ESTÁS LEYENDO
Alas rotas
FanficHinata es jugador de voleibol en la preparatoria Karasuno, en la prefectura de Miyagi. Con sus amigos es un rayo de luz y energía, siempre contagiando su optimismo a los demás. Pero hay muchas cosas que la gente no sabe; por ejemplo, que es chica...