Hinata POV
Empecé a recobrar la consciencia poco a poco, sintiéndome aturdida. Parpadeé muchas veces y miré a mi alrededor.
De inmediato me arrepentí.
Estaba en una habitación, encerrada. Tenía las manos y los pies atados y estaba sentada en una silla. Tenía toda mi ropa puesta, no me habían quitado nada. Me fijé más en la estancia, y vislumbré un sofá de tres plazas y una televisión. Estaba bastante oscuro, pero suponía que estaba en un salón de alguna casa. Había cuadros en las paredes, estanterías con libros y un sillón vacío.
Lo último que recuerdo es estar en el pasillo de los baños del pabellón, esperando a Kotaro. ¿Qué pasó después? Lo que sea que pase no puede ser bueno, o no me tendrían atada. Intenté liberar las manos, pero estaban atadas detrás de mi espalda y era imposible. No podía gritar, o quien quiera que me hubiese encerrado vendría. Todas las ventanas estaban cerradas y tapadas por las cortinas, pero parecía que era de noche.
Estuve un tiempo así, buscando formas de escapar, pero el miedo me venció y mi respiración se aceleró mucho. Escuchaba pasos detrás de la puerta, acercándose cual depredador al acecho. La puerta se abrió y, por la luz que había en el pasillo, no pude verle bien la cara a la persona que entraba. No obstante, vi la silueta de un hombre, y en la mano portaba un... ¿cuchillo? Parecía un objeto afilado, por lo que me puse más tensa. ¿Qué iba a hacer con eso?
Se acercó a mí y abrió la luz, cegándome por unos segundos. Cuando pude volver a ver desearía haberme vuelto ciega. Lo que sea menos verle a él.
La persona que decía ser mi padre se agachó frente a mí con una sonrisa tenebrosa. Ni las de Kageyama daban tanto miedo, creo que dejé de respirar.
- Ay, Shoyo... ¿Qué te dije de contar la verdad a los demás? Tendré que enseñarte otra vez cómo son las cosas.
Su voz era como volver al mismísimo infierno, ¡¿qué me iba a hacer?! N-No irá a m-matarme... ¿no? Estaba paralizada por el miedo. Él puso un dedo bajo mi barbilla, mirando mi mejilla derecha.
- Será mejor empezar ya, ¿no crees? – estaba sonriendo. Este hijo de puta estaba sonriendo y no podía hacer nada.
Levantó la mano derecha, en la que llevaba el cuchillo. Este relucía, brillaba, indicando que estaba muy afilado.
Es imposible que sobreviva a esto.
Puso la hija debajo de mi ojo derecho e hizo un pequeño corte. No le di el placer de oírme gritar, pero dolía bastante y al momento noté el líquido caliente caer por mi cara hasta el suelo.
- Este es por quitarte la camiseta delante de alguien.
Hizo un corte en mi otra mejilla.
- Este por dejarte el pelo largo.
Se sentó en el suelo y tomó mi pierna izquierda. Parecía que lloraba sangre, pero eran los cortes. Me forcé a no gritar ni llorar, solo aguantar.
- Este es por ser una puta – dijo mientras me hacía un corte en la espinilla, no muy profundo, pero sí largo. No me atrevía a mirarlo, era demasiado para mí. No quería oír su voz, no quería estar allí, preferiría morir a estar aquí más tiempo. Hizo otro corte, esta vez detrás de mi pierna, pero este fue profundo y muy doloroso.
- Y este por no volver, como alguien inútil como tú debería haber hecho. Me perteneces, soy tu padre y eso nadie puede cambiarlo. Además, nadie soportaría a una chica inútil, fea, gorda y torpe. Eres afortunada de tenerme como padre.
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Alas rotas
FanfictionHinata es jugador de voleibol en la preparatoria Karasuno, en la prefectura de Miyagi. Con sus amigos es un rayo de luz y energía, siempre contagiando su optimismo a los demás. Pero hay muchas cosas que la gente no sabe; por ejemplo, que es chica...