Hinata POV
Ese día acabé in entrenar por la tarde, yéndome directa a casa por órdenes de mamá. Me dolía un poco la cabeza, pero por lo demás estaba bien. Kotaro y él se habían quedado todo el día conmigo, y me habían ayudado mucho.
Tenía pensado hablar con Ozaki cuando estuviese más calmado y no me dijese cosas feas, pero no encontré el momento. No paraba de meterse conmigo, y cada vez estaba más triste por ello...
A lo mejor tiene razón y no soy una mujer de verdad... es decir, he fingido no serlo durante gran parte de mi vida y no es que sea muy femenina... pero ¿por ello soy menos mujer? Sé que Kotaro es pansexual, y que le daría igual que fuese chico o chica, pero-
Calla, Shoyo, no tienes porqué compararte con los demás. Eres tú misma y ya está.
La semana pasó rápidamente, y a Ukai se le ocurrió la magnífica idea de ponernos a Ozaki y a mi entrenando juntos. "Así aprenderéis a llevaros mejor" decía, pero todo fue peor. Encontró otro modo de meterse conmigo; el voleibol.
El lunes, el día antes del juicio, estaba nerviosísima. Me levanté con un montón de mariposas revoloteando en mi estómago y el pulso acelerado, cosa que despertó a Kotaro.
- Buenos días, angelito – me besó en la frente y se tumbó encima mío, aplastándome.
- B-Buenos días, bebé gigante – sonreí y le acaricié la espalda. Pesaba bastante, pero aún podía respirar bien. Últimamente estaba cansado por los entrenamientos, en su nuevo equipo los presionan mucho con el físico, y vuelve con unas agujetas muy dolorosas. Estuve quieta unos minutos, dejando que él se despertara del todo poco a poco, y se me ocurrió que podría hacerle el desayuno.
Rodé para ponerme encima de él y me levanté, pero él intentaba retenerme con los brazos.
- ¿Dónde vas, Shoyo? – ¡kawaii! ¡Es muy kawaii cuando está en su modo emo!
- Eso es un secreto, bebé. Te gustará mucho la sorpresa, lo prometo.
- Bueno... ¿volverás aquí? – preguntó.
- Sí, volveré cuando acabe. Quédate descansando, lo necesitas – le di un rápido beso en la mejilla y bajé a la cocina.
Bien, ¿cómo se hacían huevos revueltos? El beicon parecía fácil, pero los huevos... Será mejor dejar las tostadas para el final, ¿no?
Empecé a sacar los ingredientes de la nevera, sin estar muy segura de cómo cocinar el desayuno. Había visto a Kotaro hacerlo algunas veces, y él hacía que pareciese fácil.
Vale, empezaré con el beicon.
¡Cómo quema!
Los huevos deberían ser más fáciles...
¡¿Dónde estaba el plato que dejé aquí?!
A ver, tostadas he hecho muchas veces, así que debería ser muy fácil.
Bueno, esta tostadora no hace lo que quiero. Al menos están doraditas, como me gustan.
Puse los huevos revueltos en un plato hondo, el beicon en un plato grande que en teoría es para pizzas y las tostadas en una cesta. Llené dos vasos de zumo y los coloqué en la mesa, puse dos tenedores al lado de los dos platos que había puesto para cada uno y suspiré.
Misión noquemarlacasamientrascocino completada.
Debería buscar otro nombre para la misión.
Subí a la habitación para buscar a Kotaro, pero este ya estaba de pie y completamente despierto.
- Veo que ya estás de pie – dije, apoyando la espalda en el marco de la puerta.
- Y yo huelo que has preparado el desayuno, ¿verdad? ¿Era esa la sorpresa?
- Respecto a eso... ¿quieres la buena noticia o la mala?
- No sé, primero la buena – respondió, acercándose a mí.
- Vale, la buena es que he hecho el desayuno sin quemar la cocina.
- Y la mala...
- Será mejor que la veas.
Le di la mano y volví abajo, dejando ver el desastre que era ahora la cocina. Si dijesen que había pasado un huracán por ahí, yo me lo creería.
Miré a Kotaro, quien se debatía entre reír y llorar.
- ¡T-Tranquilo, lo limpiaré yo todo antes de ir al entrenamiento!
- No, ya lo haré yo.
- No, yo.
- No, lo haré yo.
- ¡No, lo haré yo!
Y así acabamos recogiendo la cocina en tiempo récord antes incluso de desayunar. Nos sentamos y, por suerte, la comida seguía caliente. Desayunamos a toda prisa tostadas con huevos revueltos y beicon, y corrí a cambiarme para entrenar. Bajé las escaleras, saltando hasta el suelo desde el quinto escalón, y le deseé un buen día a Kotaro. Salí como una exhalación hacia el gimnasio, y como ya iba cambiada de casa solo debía ponerme las zapatillas y las protecciones.
- Oh, Hinata, llegas justo a tiempo – dijo el entrenador mientras me acercaba a ellos -. Como iba diciendo, mañana jugamos un partido de práctica contra el Seijoh, así que hoy practicaremos las recepciones y los saques. No haremos entrenamiento normal para no cansaros tanto. ¡A calentar!
- ¡Sí!
Mis compañeros fueron a calentar, pero yo me acerqué al entrenador Ukai y al profesor Takeda.
- Sobre mañana... mañana es el juicio, no creo poder ir al partido... - expliqué.
- Oh, no pasa nada – afirmó Ukai -. Es un partido para probar a los de primero en un partido real, no es uno oficial.
- Ah, de acuerdo. ¡Voy a calentar!
El entrenamiento fue bastante ligero, no me cansé mucho. Ahora podía recibir mucho mejor que antes, y Nishinoya me ayudó a mejorar más. En los saques perdí contra Kageyama, ¡seguro que gano a la próxima!
El entrenamiento acabó y me dirigí a la sala del club a cambiarme. Sin que nadie se diese cuenta, Ozaki puso su pie delante del mío e hizo que me tropezara. Hacía esto a menudo, pero no por ello era menos deprimente.
Todos entramos y nos cambiamos, y fuimos a clases. Kageyama me daba la mano, y eso ayudaba muchísimo a que dejase de temblar.
Las clases pasaron volando, y pronto fue hora de comer. Como siempre, Kageyama y yo salimos al patio con nuestros bentos y fuimos al gimnasio. Nos cruzamos con Nakagawa y Sakurai, y él me acompañó al baño mientras Kageyama se adelantó y se reunió con los de tercer año. Entré en el baño de chicas, era algo raro entrar en este. Me lavé las manos y salí, pero alguien se acercaba a mí con sus ojos clavados en mi persona.
- Vaya, vaya, si es la enana de segundo. ¿Puedes ir al baño de chicas o prefieres al de chicos? – dijo él.
- ¿Por qué no dejas a Hinata en paz? – Nakagawa intentó defenderme.
Pero ya había tenido más que suficiente. No quería volver a estar triste por culpa de alguien.
- ¡Cállate!
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Alas rotas
FanficHinata es jugador de voleibol en la preparatoria Karasuno, en la prefectura de Miyagi. Con sus amigos es un rayo de luz y energía, siempre contagiando su optimismo a los demás. Pero hay muchas cosas que la gente no sabe; por ejemplo, que es chica...