Capítulo 15

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3º persona

Hinata se despertó a mitad de camino y miró a su alrededor. Bokuto la besó en la cabeza.

- Buenos días, ángel. ¿Cómo has dormido? – dijo Bokuto, lo cual hizo que Hinata se sonrojara.

- B-Bien, por qu-

Entonces escuchó una canción en la radio. ¡la favorita de Hinata! Empezó a cantarla, y pronto estuvieron Akira y Shoyo cantando todas las canciones y riendo mientras Kotaro las miraba sonriendo. Cuando llegaron a casa Akira salió primero del coche, y luego Shoyo salió con la ayuda de Kotaro. Los dos primos cogieron las maletas y subieron las escaleras para llegar a la puerta seguidos de Hinata.

La casa de Kotaro y Akira tenía unas escaleras con plantas a los lados que llevaban a la puerta principal. Cuando entraron había un recibidor con un armario dentro de la pared para paraguas y chaquetas, y más adelante se veía que estaba todo abierto, casi sin paredes. Había una cocina que daba al salón, donde había un sofá grande con varios cojines y un sillón. También había un mueble donde guardaban los DVD de sus películas favoritas y la tele. El baño de la planta baja estaba al lado del cuarto de la colada, y había dos puertas de cristal que daban a un pequeño jardín. En la planta de arriba había dos habitaciones, las de Kotaro y Akira, y un baño, que es el que usaban para ducharse y demás.

- Woah... esta casa es genial... - susurró Hinata, sonriendo. No era grande, pero sí acogedora y aprovechaba muy bien el espacio.

- Gracias. Aunque solo hay dos habitaciones... has pensado en eso, ¿no? – le preguntó Akira a Kotaro.

- ¡Claro! ¡Dormirá conmigo! – dijo Kotaro sonriendo.

Hinata se puso hecha un tomate. Tampoco podía quejarse, dormiría con el chico que le gusta.

"¿Debería pedirle que sea mi novio? Ya ha dicho que le gusto, pero no estoy segura... mejor espero un poco"

- ¿En qué piensas, Hinata? – preguntó Akira.

- E-En nada. ¿V-Vamos a dormir?

- Sí, mañana tenemos que hacer muchas cosas. Adiós a mi domingo de descanso y Netflix... - dijo Akira, y subió a su habitación cerrando la puerta.

Entonces Hinata notó que flotaba y miró a su alrededor. Bokuto la llevó en brazos hasta la habitación.

- ¿Quieres quedarte la sudadera para dormir? – preguntó Bokuto.

- S-Sí, por favor. Voy a cambiarme al baño – dijo Hinata, y fue al baño dejando a Bokuto preparando las cosas para irse a dormir.

Hinata volvió solo con ropa interior y la sudadera de Bokuto puesta, que le llegaba por encima de las rodillas, y el resto de la ropa en las manos. Dejó los tejanos en el escritorio y miró a la cama. Bokuto estaba tumbado de lado, mirando a Shoyo.

- ¿Dormimos ya?

- Vale. Ven aquí, angelito – Kotaro abrió los brazos para que Shoyo se tumbara a su lado.

Hinata se sonrojó otra vez y se tumbó al lado de Kotaro, de espaldas a él. Kotaro la abrazó y la acercó con cuidado, cerró los ojos y se durmió.

A Shoyo le costó más tiempo, y empezó a pensar en su equipo. Dejaba atrás a mucha gente... y les haría daño. Cuando pensaba en Suga y Daichi... en Kageyama... en Tanaka y Nishinoya, en todos...

No pudo contener las lágrimas, y éstas empezaron a deslizarse por sus mejillas silenciosamente. Subió las rodillas a la altura de su pecho y se abrazó, estando en posición fetal intentando no hacer ruido y despertar a Kotaro.

Ella sabía que era la única decisión posible, pero no por ello era menos difícil.

Entonces Kotaro se despertó y miró a Hinata. Al darse cuenta de que estaba llorando la giró para que lo mirara y le acarició la mejilla, limpiándole las lágrimas.

- Hey... ¿qué pasa? – dijo Kotaro con voz suave.

- E-Es que... v-voy a hacerles daño a todos, ¿no?

- Sí, pero es necesario para que estés a salvo. Y ¿quién sabe? A lo mejor puedes volver a verlos en el torneo nacional. Así que anímate, dormimos un rato y mañana será un nuevo día, ¿vale? – dijo Bokuto, sonriendo para animarla.

- V-Vale... gracias, Kotaro – Hinata sonrió un poco.

- N-No es nada – Bokuto se sonrojó y la abrazó un poco más fuerte.

Hinata escondió la cara en el pecho de Kotaro y lo abrazó, quedándose dormida rápidamente.

Bokuto se durmió algo después, y durmieron los dos abrazados hasta la mañana siguiente. 

Alas rotasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora