Monster

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Renjun era atrevido, se dio cuenta de eso cuando el chino jaló su mano para arrastrarlo a otro lugar. También era etéreo, estaba un poco sudado y se había arrimado el cabello de la frente debido al calor pero se veía incluso más hermoso que cuando llegó.

— ¿A dónde vamos? —. Preguntó cuando Renjun lo empezó a arrastrar hacía la puerta principal.

— Por ahí —. Renjun sonrió, con los ojos brillantes.

— He oído cosas de ti, espero que no me secuestres.

Renjun rió, tapándose la boca con la mano. Empujó la puerta y ambos salieron, el viento les pegó directo al rostro y el más bajito suspiró.

— Tú tienes más posibilidades de secuestrarme —. Dijo —. ¿Acaso me tienes miedo?

Jeno bufo, jaló de la mano al chico hasta pegarlo a él.

— Tú me deberías tener miedo.

— Yo no le tengo miedo a nada —. Renjun murmuró —. ¿Vamos a tu casa?

Se separó para seguir caminando pero Jeno lo detuvo.

— Eres rápido.

— No voy a fingir que quiero hablar contigo —. Rodó los ojos —. Aunque me das curiosidad.

— Mi casa —. Dijo y Renjun sonrió victorioso —. En mi motocicleta.

— De acuerdo, llevame.

Jeno lo jaló hacia su motocicleta, se giro hacia el chico y lo agarró de la cintura para subirlo. Sobre la moto, con la espalda recta y las piernas abiertas se veía endemoniada mente sexy.

Subió luego de ponerle el casco al menor y después ponérse uno él.

— Oye —. Renjun dijo cuando Jeno encendió la moto, luego rodeó su cintura con ambos brazos y apoyó la cabeza en su hombro —. Soy menor de edad.

— Lo sé —. Giró la cabeza —. Fingiré que no, solo por ésta noche.

— No es como si fuera pasar de nuevo —. Renjun lo apretó descaradamente.

— Niño lindo, no hagas nada que me distraiga mientras conduzco —. Dijo antes de arrancar.

— No puedo evitar ser tan hermoso.

Jeno suspiró, desearía que sí pudiera, que dejara de ser tan lindo o lo iba empujar ahí mismo y lo iba a follar.

Empujó a Renjun contra la puerta del departamento, la risita traviesa del chico resonaba por el pasillo desolado y desapareció cuando lo besó

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Empujó a Renjun contra la puerta del departamento, la risita traviesa del chico resonaba por el pasillo desolado y desapareció cuando lo besó. Sabía a refresco de uva y a algún lipstick que ya casi perdía el sabor. Deslizó sus manos por la cintura para pegarlo más a él antes de despegarse del beso con un chasquido.

— Estoy seguro de que no lo quieres hacer aquí —. Renjun murmuró, pasando su pierna sobre la cadera del más alto y mordiéndose el labio inferior.

My Oh My | NorenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora