Happier

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Esos momentos en los que debes pensar absolutamente acerca de todo lo que te rodea porque sabes que pronto acabaran no eran los favoritos de Renjun.

Estaba hundido en una esquina del sillón, llenando su estomago con cereal desde que había despertado. Sus hermanos lo veían preocupado y Ten decía que estaba bien, que se desahogara.

Dejó el plato en la mesa de enfrente mientras suspiraba. Debió imaginarse que algo iba mal, porque realmente su madre había estado muy seria días antes, analizándolo, haciendo preguntas e incluso lo olía cuando llegaba tarde.

No entendía como no sospechó de los planes de su mamá.

— Jun —. Chenle dijo bajito, lo suficiente como para que lo escuchara —. ¿Por qué no intentas hablar con ella?

Por supuesto, hablar con su mamá, meterse a la boca del lobo y arriesgarse a que lo comiera completito.

— Qué buena idea, lele, ¿cómo no lo pensé antes? —. Soltó sarcástico para después rodar los ojos —. Voy a idear algo, no sé qué, pero lo haré.

— Ten cuidado, por favor —. Sicheng le rodeó los hombros con un brazo mientras lo miraba preocupado —. Estoy aquí si ella enloquece.

— Intentaré hablar con ella, pero no para llegar a un acuerdo —. Sus hermanos y Ten lo miraron confundido —. Le voy a dejar las cosas en claro.

— ¿Y qué harás? —. Ten agarró sus manos mientras hacia una mueca —. Ren, ¿y si ella te obliga a dejar a Jeno y a irte?

Renjun tragó saliva pesadamente, el remolino de inseguridades que había empujado hasta el fondo de su mente de repente había vuelto, con lágrimas y todo. Por supuesto que había pensado en eso, sabia que su madre iría justo a su punto débil, a Jeno.

— Si eso lo mantendrá a salvo y feliz —. Mordió su labio inferior, conteniendo las lágrimas —. Entonces me iré.

— Jeno no estará feliz con eso.

— Pero sí estará a salvo.

Y es que de repente, sentía que todo se le estaba viniendo encima.

Se quedó despierto hasta tarde, mientras espera a su mamá con un nudo en la garganta y mordisqueando su labio inferior de los nervios

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Se quedó despierto hasta tarde, mientras espera a su mamá con un nudo en la garganta y mordisqueando su labio inferior de los nervios.

No sabe cuantas veces Jisoo le ha llevado tazas de té y galletas pero cuando va a ser media noche la manda a dormir.

Escucha las llaves, entonces la puerta se abre y el eco de los tacones contra la cerámica se escucha por toda la casa. Luego su mamá entra a la sala, elegante y sin expresión.

— ¿Renjun? —. Frunció el ceño cuando lo vio —. ¿Qué haces ahí? Anda a dormir, ya.

— No —. Se levantó del sofá con las piernas temblorosas, pensando en que si empieza a llorar frente a la mayor todo será peor.

My Oh My | NorenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora