Jeno es un poco mayor con una chaqueta de cuero negra, una mala reputación, hábitos insaciables y Renjun se hartó de ser un chico bueno.
O donde Renjun es un niño presumido que estudia en un colegio privado de millonarios y Jeno estudia en la otra c...
- Vamos a casa de Taeyong, vamos a casa de Taeyong -. Chenle canturreaba mientras buscaba algo que ponerse -. Voy a ver a Jisung, voy a ver a Jisung.
- Lo ves todos los días -. Renjun salió del baño poniéndose los aretes.
- No lo entenderías -. Chenle se levantó del suelo del armario -. Voy a vestirme.
- ¿Apenas?
- Pues sí -. El menor se encogió de hombros.
- Anda ya.
Cuando Chenle salió de su habitación que parecía más de él se sentó en el tocador para poder peinarse.
- Jun -. Jisoo entró tocando suavemente -. Oí que estás triste.
- No -. Frunció el ceño -. ¿Quién te dijo eso?
Jisoo se le acercó con una sonrisa y se le sentó al lado. Acomodó sus mechones rosa con suavidad antes de hablar.
- Nadie. Yo te conozco lo suficiente como para saber que algo no va bien -. Ella hizo una mueca, lo hizo recostarse en su hombro mientras le acariciaba el cabello -. Anda, dime que pasa.
- Está éste chico -. Jisoo hizo un sonido con la garganta -. Que me saca de quicio.
- ¿De qué manera?
- De todas las maneras -. Murmuró -. No sé qué me pasa con él, no soy yo.
- Siempre eres tú, cariño.
- No soy éste yo -. Se mordió el labio inferior molesto -. Soy el otro Renjun, a el que no le importaba lo que pasaría después.
- Escucha -. Ella lo agarró de las mejillas para verlo fijamente -. Deberías ser tú siempre. No debiste dejar nunca que Yuta te cambiara.
- Él no me cambió -. Bajó la mirada -. Yo me cansé.
- Ren, está bien -. Jisoo le besó la frente con una sonrisa -. No todos son Yuta, no todo saldrá mal después. Eres joven, disfruta, dejate llevar y deja de preocuparte por lo que pasará luego.
- Lo intentaré. Te lo prometo.
Antes de que pudiera decir otra cosa, Chenle entró sonriendo.
- Vámonos.
Chenle lo agarró de la mano para arrastrarlo hacia abajo. Al frente de la casa estaba estacionado el auto de Taeyong, antes de salir Sicheng salió corriendo hacia afuera, empujándolos en el camino.
— ¡Tae!
— ¡Winie binie!
Ambos corrieron hacia el otro hasta fundirse en un abrazo que tenia planes de durar todo el día de no ser porque Chenle los interrumpió.
— Muy bien, me encanta que se vean todas las semanas y siempre hagan lo mismo —. Chenle carraspeo —. Pero quiero irme.
— No nos vemos desde hace un mes —. Taeyong habló con dificultad debido a que tenía la mejilla aplastada contra la del contrario.
— Sí, mocoso. Dejanos ser.
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