OMG

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Para Renjun, las fiestas eran aburridas en cierto punto. Tal vez tendrías diversión en algún momento pero luego todo se convertía en un desastre de alcohol, drogas y personas haciendo cosas sexuales a la vista de todos.

Así que no entendía porque Chenle y él estaban a punto de escaparse para ir, no valía la pena que sus padres los atraparan pero Sicheng los estaba apoyando.

— Vamos, jun —. Chenle hizo un puchero —. Hay que ponernos ropa a juego.

— Ya no tenemos cinco años —. Se cruzó de brazos y se arrojó a la cama.

— Por favor —. Chenle se le arrojó encima —. Anda, anda, anda.

Renjun suspiró tratando de ignorar al menor pero luego de unos minutos y de que Chenle empezara a sollozar, asintió.

— De acuerdo.

Chenle dejó de 'llorar' y se levantó corriendo hacia el armario del mayor.

— Voy a buscar ropa sexy —. Renjun lo volteó a ver —. A ver si te consigues un novio.

— No necesito ropa sexy porque ya yo lo soy.

El menor rodó los ojos mientras sacaba ropa del armario del mayor hasta que sus ojos brillaron y lo volteó a ver con una sonrisa.

— Ya sé.

Y Renjun sabe que fue una mala idea aceptar.

Al final, Chenle no había escogido nada malo, tenia una camisa dorada con mangas cortas y el primer botón estaba desabrochado, pantalones negros de tiro alto pegados que se pegaban a sus piernas y cintura junto a un cinturón gucci y botas negras

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Al final, Chenle no había escogido nada malo, tenia una camisa dorada con mangas cortas y el primer botón estaba desabrochado, pantalones negros de tiro alto pegados que se pegaban a sus piernas y cintura junto a un cinturón gucci y botas negras. Luego de pelear con Chenle decidió ponerse el chocker negro de Sicheng y el cabello con varios pasadores de un lado.

— Yo sí te doy.

— ¡Chenle, eres mi hermano! —. Se volteó con el ceño fruncido —. ¡Y estás pequeño!

— Callense, nos van a escuchar.

— Aunque yo también me doy.

Sicheng rodó los ojos mientras se asomaba por el balcón de la habitación de Renjun que daba hacia la calle. Luego de unos minutos, un auto se estacionó fuera, con las luces apagadas y una mano salió por la ventana haciendo señas.

— Ya se van —. Sicheng los empujó hacia la puerta.

Bajaron las escaleras en silencio a pesar de que sus padres no estaban y cuando llegaron a la entrada Sicheng los abrazó.

— Antes de las siete. Si no, les diré a mamá y papá.

Los dos rodaron los ojos y salieron de la casa, el auto negro de Kun, el hermano mayor de Yangyang, ahora estaba frente a la casa. Ambos entraron con una sonrisa.

— ¡Mucha gente! —. Kun gritó —. ¡No ensucien el auto, vale más que ustedes!

En el asiento del copiloto iba Yangyang, Renjun sentó a Chenle en sus piernas porque a los lados ya iban Minju, Jisung en las piernas de Hendery y Donghyuck.

My Oh My | NorenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora