Ten hyung

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— ¡Ya voy! —. Renjun corrió por las escalera con el ceño fruncido —. ¿A quién se le ocurre venir cuando el personal no está?

El timbre seguía sonando a lo que gruñó. Cuando llegó a la sala, Chenle estaba en el sofá viendo una película.

— ¿No escuchas el timbre?

— Sí, pero me da flojera.

Renjun suspiró y fue hacia la puerta, cuando la abrió alguien le saltó encima gritando.

— ¡Estás tan grande, mi pequeño jun!

— ¿Ten hyung? —. El mayor se separó dando saltitos —. ¡Ten hyung!

— ¡¿Ten hyung?! —. Chenle salió hasta la puerta.

— ¡Lele! —. Los tres se abrazaron con fuerza hasta que el mayor se separó para quitarse los lentes —. Dios, están tan grandes. No puede ser.

— Hyung, te ves increíble —. Ten rió.

— No más que ustedes —. Les dio un beso en la mejilla antes de jalar una maleta —. ¿Y su hermano?

— Sicheng está arriba, llorando mientras ve películas de disney —. Los tres rieron —. ¿Te vas a quedar?

— Vacaciones de un año, me quedaré un año en Corea —. Se detuvo para verlos —. Hay muchas cosas de qué hablar, no nos vemos desde hace tiempo.

Ten se había ido a Estados Unidos hace un año y medio, había escapado de Tailandia y eventualmente su familia lo encontró. Así que huyó hacia Nueva York para empezar con su carrera de modelo que le fue bastante bien.

Era bonito, delgado y con una estatura promedio. Sabia hablar varios idiomas y con veintitrés años había recorrido gran parte del mundo, casi siempre llamaba debido a que él y Doyoung se habían autoproclamado los padres de Renjun.

Dato importante que Ten omitía a donde fuera, él y Johnny habían tenido una relación que terminó de manera misteriosa.

— ¡¿Qué haces aquí, Leechayapornkul?!

— ¡Winwin!

Renjun y Chenle rodaron los ojos cuando ambos empezaron a llorar abrazándose.

— Prometeme que si me voy, no vas a llorar.

— Chenle, ¿qué te hace creer que te iras sin mí?

— Cada vez creo más en la maldición Huang —. Renjun lo pateó.

— Jeno, voy a casa de tu noviesito, ¿vienes? —

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— Jeno, voy a casa de tu noviesito, ¿vienes? —. Jeno dejó de hacer lo que hacia en su teléfono para ver a Johnny.

— No es mi novio —. Se levantó para estirarse y asintió —. Está bien, vamos.

Johnny lo agarró por los hombros después de gritarle a Mark que estaba a cargo. Ambos salieron riéndose de la indignación del peli negro.

— Vamos caminando, no es tan lejos.

My Oh My | NorenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora